Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Procés. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Procés. Mostrar tots els missatges

dissabte, 13 de novembre del 2021

Reseña: A Roberto L.Blanco Valdés no le gustan los indultos a los independentistas

 He leído con interés el artículo de Roberto L.Blanco Valdés, Indulto a la secesión, insulto a la inteligencia, que aparece en la Revista Claves de Razón Práctica, nº 279 noviembre/ diciembre 2021.

Después de leer el artículo, parece que vaya destinado a los posibles padrinos para acceder al TC. Su despliegue “jurídico”, se compadece mal con su combatividad indisimulada y la deshumanización de los sentenciados.


Primera obviedad: En ningún momento, pone en cuestión que todo el juicio del procés fue un desaguisado jurídico. La utilización del aparato jurídico contra los independentistas catalanes fue esperpéntico. Colocar en el mismo saco a las más altas instancias representativas de Cataluña, no tiene el detalle de aclararlo, junto a dos activistas de la sociedad civil, juzgados no por el juez que le correspondía, sino por el TS, saltándose todos los procedimientos, y una Fiscalía que más parecía un tribunal inquisidor, y donde el calificativo de rebelión se utilizó hasta la saciedad, a pesar que muchos especialistas en derecho rechazaron que se estuviera delante de semejante delito. Aquí tampoco se hace eco de sus colegas.

Segunda obviedad: Según el articulista, el indulto clama al cielo, por dos razones: 1)  Afirmará en un juego de palabras lo siguiente: “(...) el indulto es un instrumento del Gobierno, pero no es un instrumento de gobierno” (pág.70). Según él está distinción le parece fundamental. Al final tiene que admitir que “estamos inequívocamente en presencia de una prerrogativa del poder ejecutivo” (pág.71). Pero no contento con esa prerrogativa, pretende deslegitimarla en base a la ley de 18 de junio de 1870, parcialmente reformada por la ley 1/1988, de 14 de enero. Según su parecer, el gobierno no se atiene a los criterios que limitan el ejercicio de gracia. 2) La segunda tesis que se defiende es si ha habido indulto individual o general. Según nuestro airado articulista considera que la aprobación de reales decretos  por los que se concedían a los nueve sentenciados el indulto, sitúa al gobierno en “un posible fraude de ley”. Tampoco dice nada de los tres años de prisión que han pasado desde el juicio y que tanto la Fiscalía inquisidora como el Tribunal Sentenciador, han hecho lo imposible para que no se aplicará las medidas a los que son beneficiarios las personas privadas de libertad, por ejemplo, la aplicación del tercer grado. Saltándose otra vez la legislación, en este caso, penitenciaria. Se pretendía pasar a los representantes del Govern de la Generalitat –ámbito político-, a meros delincuentes –ámbito social-. Así, puede decir, “(ninguno de los cuales merecían el indulto ni de lejos”) (pág.75). 

Por último, como el autor considera que el gobierno de Pedro Sánchez, ha cometido un delito, si hubiese sido el PP, seguramente, también, estaría blandiendo las tablas de la ley, pero eso es sólo hipotético. Indultar para seguir en el poder, ese es el diagnóstico del autor. Por ello, como no puede salirse con la suya, deja entrever un posible delito, “la desviación de poder”. El poder judicial ha entablado su lucha particular contra el poder ejecutivo. Por eso, la fiscalía puede decir lo siguiente con relación al indulto: “(ni es) un instrumento que esté diseñado para alterar a modo de última instancia judicial el sentido o signo de una resolución judicial”, ni “una medida prevista para satisfacer intereses políticos coyunturales”(pág.75). ¿Acaso el poder judicial quiere monitorizar al poder ejecutivo? ¿Dónde digo monitorizar, que es una palabra aséptica, no será mejor decir, tutelar? El gobierno de PP, con Mariano Rajoy, a la cabeza, se desentendió de la política y traslado todo los contenciosos políticos al plano jurídico, dónde casualmente, las cúpulas del TC, y el TS le son afines. 

El posible delito de “desviación de poder” hay que encontrarlo en el ámbito contencioso-administrativo (Ley 29/1998, de 13 de julio). En su artículo 70.2, dice a propósito de él lo siguiente: “se entiende por desviación de poder el ejercicio de potestades administrativas para fines distintos de los fijados por el ordenamiento jurídico” (pág.76). El autor siguiendo dicha senda remacha con el art.48.1 (ley 39/2015, de 1 de octubre, del procedimiento administrativo común) cuando dice: “son anulables los actos de la Administración que incurran en cualquier infracción del ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder”( pág.76). Así, pues, nuestro Robin Hood jurídico, parece que tiene acorralado al gobierno, con minúsculas, y ya debe esperar la hora en que los Tribunales acaben dando la razón a los amantes del derecho y de la Sagrada Constitución.


PD: El autor del artículo, empieza con la declaración enfática de Pedro Sánchez, afirmando a quien quisiera oírlo que no indultaría a los sentenciados del procés. Seguramente, el autor debe ser muy ingenuo para creerse a los políticos de turno. Seguramente, lo que le molesta de la mentira fuese este tema concreto. Al fin y al cabo, se cuestionaba la Unidad de España.



dilluns, 24 de juny del 2019

La gran traición

Leer el artículo de Javier Cercas, también resulta doloroso. Es cierto que los políticos “separatistas” no parecen darse cuenta que no representan a todos los ciudadanos de Cataluña. Sin embargo, a mi tampoco me representan aquellos que ni tan siquiera consideran que sea legítimo plantearse la secesión. Los “separatistas” se utiliza el término –peyorativo- como una etiqueta estigmatizadora, lo único que han planteado es la posibilidad de un referéndum pactado con el Estado para saber qué opina la ciudadanía. ¡Nada menos que eso! ¿Eso es ilegal?



El Estado no quiere saber nada de esa posibilidad. No habrá ni negociación ni nada de nada. Ni terceras vías ni federalismo ni nada que se le parezca. ¡Eso sí,  habrá diálogo dentro de la Constitución! 

Cercas se siente traicionado, yo también me siento traicionado por la Transición y el modelo actual. Cada uno es hijo de sus propios fantasmas. Su sentimiento de traición es legítimo, sí así lo vive, y no voy a ser yo quien ponga ningún pero, por la misma razón, muchos catalanes, también nos sentimos traicionados por el Estado y sus continuos desplantes y humillaciones contra una parte catalanes que queremos la independencia. 


dissabte, 18 de maig del 2019

Los miedos de El País


En la editorial del País de este mismo día, que se titula “Juegos oscuros”, podemos leer las siguientes afirmaciones:

"Éste no ha dudado en cerrar el Parlament cuando le ha convenido, suspender una Constitución democrática en una votación de rutina y bajo una presión de la calle que él mismo alienta, utilizar las fuerzas y cuerpos de Seguridad a su mando con fines partidistas o mantenerse pasivo ante el hostigamiento a los no nacionalistas en las poblaciones del interior de Cataluña, incluidos los niños en las escuelas. Y todo esto bajo la mirada indiferente de un president que jalea a los autoproclamados comités de defensa encargados de estas acciones y que se declara a sí mismo títere de un fugado de la justicia sin representación institucional alguna."

Cuando leo estas sentencias, no logro entender desde qué universo paralelo se está contemplando Cataluña. Toda la editorial destila veneno tóxico. Seguramente, para muchos lectores, será como beber elixir de la vida, pues, sus  prejuicios deben ser bien alimentados, pero hacen un flaco servicio a la verdad. Habla de “hostigamiento a los no nacionalistas”, haciendo suyo las mentiras de Cs. Las descalificaciones y el ninguneo de los representantes de la sociedad catalana son un fiel reflejo de lo que no quieren ni ver ni entender. Con lecturas como estas –a propósito de la “internacionalización del Procés”-, El País, es indistinguible de la prensa extrema de Madrid.


dissabte, 16 de febrer del 2019

Reseña: Jordi Gracia, Contra la izquierda (I)


Reseña:

Jordi Gracia, Contra la izquierda. Para seguir siendo de izquierdas en el siglo XXI. Nuevos Cuadernos Anagrama, Editorial Anagrama, Barcelona, 2018.



El librito –el texto tiene 81 páginas- de Jordi Gracia es un ejercicio de autocrítica y mirada al frente sobre las dificultades de ser de izquierdas en pleno siglo XXI. Establece un cuadro de lo que no es de izquierdas.

Llama la atención la afirmación siguiente: (…) “me temo que tampoco es de izquierdas ser independentista. El procés ha llevado a la izquierda al colapso porque ha respondido a las movilizaciones populares sumándose acríticamente a ellas. A la izquierda le ha sobrado inercia revoltosa y le ha faltado coraje para oponerse a un discurso de fondo insolidario y antiguo; (…). La nueva izquierda (…). Ha sido el síntoma más flagrante en Cataluña de su debilidad argumental y de la pobreza de su idea de solidaridad y cohesión social, de su olvido de las clases trabajadoras inmigradas a lo largo de todo el siglo, y no ha sido de izquierdas tampoco su adopción de un relato ajeno y tácticamente supremacista” (pág.18-9).

La descripción que hace del procés permite advertir que también el autor está en modo cliché con respecto a sus afirmaciones. Habla de insolidario, pero ¿qué significa esto?, lanza una airada mirada sobre la inmigración que es fundamentalmente una de las características de Cataluña. Poca zonas de España hay tanta diversidad como aquí. Es verdad que la nueva inmigración, debido a los procesos de globalización y la facilidad de movimientos, hace que la idea de permanencia no sea la que se originaba en otras épocas, entre otras razones, porque es una inmigración transitoria. ¿Cómo se quiere aprender el idioma, si no se  tiene voluntad de permanencia en el territorio?

El procés, es un fenómeno complejo que trata de dar respuesta a una percepción, hay datos objetivos, para la reivindicación de un espacio propio. Desde el Estatuto de Cataluña y su revisión por el TC, desde la entrevista de Artur Mas con Rajoy para hablar de la posibilidad de un “Concierto económico”, desde las multitudinarias manifestaciones del 11-S, desde el referéndum del 1-O, hasta la declaración unilateral de independencia, inmediatamente puesta entre paréntesis, y su deriva de la aplicación del art.155 de la CE, hasta el juicio que se inicia hoy, todos estos elementos, suponen un problema político que no se resolverá por la vía penal. España actúa como si Cataluña fuese independiente. Se siente amenazada de su propia historia, de sus propios fantasmas. ¿Se pide un referéndum para determinar la voluntad de la ciudadanía catalana! No sé cuál sería el resultado. Lo que es seguro es que una porción significativa de catalanes vería bien esa consulta. La coletilla de supremacista es una cantinela de recurso desesperado. ¡Cierto, los catalanes tienen defectos, como todos, uno de ellos y probablemente el más letal es la soberbia* y, también hay otras virtudes para compensar**.


Jordi Gracia, no hace caso de sus propias recomendaciones cuando afirma con relación a la solución o encauzamiento del problema catalán lo siguiente: “El endiablado encadenamiento de acción/reacción ha copado la esfera pública y ha retirado de la primera línea informativa y política la opción que mejor encaja con la naturaleza mestiza de Cataluña y la culminación federal del Estado autonómico [la cursiva es mía]” (pág.20).

 Notas:

*Josep Ferrater Mora, Les formes de la vida catalana. Club de literatura selecta. Editorial Selecta, Barcelona, 3ed.1960.

** (Idem). “Les meves experiències de la vida catalana (…), pot reduir-se a quatre fonamentals maneres d’ésser que he designat, no sé si molt encertadament, amb els noms de continuïtat, seny, mesura i ironia (pàg.24). [Mis experiencias de la vida catalana (…), pueden reducirse a cuatro fundamentales maneras de ser que he designado, no sé si con mucho acierto, con los nombres de continuidad, entendimiento, medida e ironía]

dijous, 19 de juliol del 2018

En busca de la República perdida (I)

I

En otros tiempos (años 60,70), el día 18 de julio era el día en que se iniciaban las vacaciones. Quince días era el pago por la complicidad de la sociedad española a la dictadura. Estamos en 2018, y aún no hemos superado, el franquismo.

El franquismo hizo de la necesidad virtud. La continuidad del régimen estaba en manos de Carrero Blanco. Su asesinato a manos de ETA, hizo cambiar la estrategia. Se esperaba que la Monarquía fuese continuadora del régimen. Hay que recordar que se juraron Principios del Movimiento, del antiguo régimen, para acceder a la Monarquía. La muerte del dictador en la cama, después de una agonía innecesaria, llevó a lo inevitable. No podía seguir el régimen tal como se imaginaban sus representantes más autorizados y cerriles. Desde el propio régimen se trató de llevar un cambio. El resultado fue la Transición.



Después del desierto del franquismo, la Transición era la nueva tierra prometida. La eclosión de los partidos políticos, unos recién estrenados, UCD y otros como el PCE que había luchado en la clandestinidad, con un altísimo coste personal, o el PSOE, crearon nuevas ilusiones. 

La Transición fue un pacto, los partidos de izquierdas entraban en el juego político, mientras que el franquismo sociológico y sus estructuras se mantenían incólumes. Cuando el PSOE alcanzó el poder en 1982, la ilusión del cambio de régimen parecía inminente. Sin embargo, el respaldo electoral que fue inmenso, tuvo consecuencias en las estructuras básicas del estado de poco calado. Sí hubo cambios, pero los límites estaban presentes: Patria, Rey y Capital se convirtieron en los pilares inamovibles de la nueva Constitución. 


El “problema catalán” ha puesto en cuestión esa tríada sagrada. “El procés” catalán, ha exacerbado a los defensores de esa tríada. Cataluña, desde la Transición fue gobernada por CiU, un partido catalanista, y de centro derecha, cuyo líder, Jordi Pujol ha sido la figura indiscutible durante más de veinticinco años. CiU dio apoyos en Madrid al PSOE y al PP. Eran los “buenos tiempos”, como se decía con un tono despectivo, el “oasis catalán”. CiU aspiraba legítimamente ha recibir una parte del pastel. Tenía la impresión que cuando se repartía la porción que le dejaban -el Estado- era inferior a lo que se esperaba. Una visión que en tiempo de bonanza económica podía disimularse. El “peix al cove” [sinónimo de la expresión vale más pájaro en mano que ciento volado] era la expresión política que se acuño para explicar la relación con el Estado. Cuando los gobiernos centrales tenían mayorías absolutas, CiU era denostado y ridiculizado. Sin embargo, CiU sabía que siempre necesitarían un aliado. La estructura electoral hacía imposible salirse del bipartidismo en España, mientras que el PNB en el País Vasco y CiU en Cataluña eran los avaladores interesados.





diumenge, 31 de desembre del 2017

El final del 2017

Final de año, un año histórico, lleno de complejidades y dificultades. El Procés, ha tenido la virtualidad de eliminar las falsas apariencias. El Procés, ha sido el esfuerzo por el que la ciudadanía pudiese votar en un referéndum sobre lo que quieren los catalanes. Todos los catalanes. El gobierno central (PP), ha mirado con desdén y prepotencia esas aspiraciones que venían de la periferia. 

La legalidad ha sido la coartada perfecta para el inmovilismo. La Constitución ha sido utilizada como losa que enterraba cualquier posibilidad de cambio. Así que, entre aquellos que defendían el Procés y el bloque gubernamental, no ha habido espacio para las medias tintas.

La fecha clave de este año ha sido el 1-O, el referéndum que según el gobierno central no se iba a celebrar acabo realizándose en medio de una represión contra la ciudadanía sin precedentes en la era democrática.

Fuerzas expedicionaria venidas de diferentes partes de España, tenían como objetivo, impedir el 1-O, el fracaso de su acción fue inversamente proporcional a la violencia utilizada. Los vídeos están ahí, y las personas que lo vivieron así lo pueden atestiguar.

En el Procés, han aparecido los servicios auxiliares de los medios de comunicación para servir a la voz de su amo. Manipulación y propaganda sin precedentes contra los dirigentes del Procés. La prensa y los medios televisivos al servicio de la mentira. Por supuesto, según ellos sólo había una mentira que desenmascarar y es la de aquellos medios que no seguían las consignas del gobierno central, especialmente TV3, ha sido el objeto de sus ataques.

Los atentados de Barcelona y Cambrils, del 17 de agosto, que constaron la vida a 15 personas más de cien heridos, fue resuelto por los Mossos d’Esquadra, y provoco recelos y rencillas entre diferentes cuerpos de seguridad. Remarcar la importante participación de la policía municipal de Barcelona. Unos de los aspectos más tenebrosos es que el líder del grupo terrorista,  el imán de Ripoll Abdelbaki es Satty, era confidente de la policía y supuesto colaborador del CNI. Una investigación debería aclarar todas las dudas sobre es Satty y el papel jugado por la policía nacional, la guardia civil y el CNI. Los Mossos d’Esquadra no estaban al tanto de dicha conexión. Se oculto información.

Los atentados, su resolución, y el papel secundario del gobierno central, aumentaron la tensión entre el gobierno central y la Generalitat. Literalmente, Rajoy desapareció de escena. La convocatoria del 1-O y la proclamación de la República catalana el 27-O y su anulación por el TC el 31-O marco una espiral en las que aún estamos inmersos.



El gobierno respondió con la aplicación del Art.155 de la CE. El mismo 27-O se aplica dicho artículo en el que de facto se suspendía la Autonomía, se disolvían las instituciones –votadas por la ciudadanía- y se ponía en marcha la Fiscalía General del Estado para acusar al Govern y la mesa del Parlament de los delitos de rebelión, malversación, sedición. 

A pocas horas de finalizar el año, hay cuatro personas en prisión, el Vicepresident Oriol Junqueras, y el Conseller Joaquim Forn, así como los presidentes de las dos entidades que más han dinamizado el movimiento independentista, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart. Llevan 75 días en prisión preventiva y sin fianza, por ser  los causantes de la “explosión de violencia latente”, en las manifestaciones del 20 de septiembre.


La Fiscalía, la AN y el TS, aceptan alegremente las tesis de la Fiscalía, sobre la presunta violencia de todos los actos de los independentistas, ya sea a través de la “explosión de violencia latente” o las que se inventen. 

Unas de las consecuencias más frustrantes es la absoluta soledad de las sociedad catalana, sector independentista, con relación a la sociedad española. Nadie ha dicho nada, o bien han aplaudido las acciones del gobierno, incluido el despliegue de brutalidad del 1-O. La intelectualidad se ha transformado en escuderos del gobierno. Hay momentos que uno piensa que ¿tan equivocados podemos estar? Las veces que he asistido a manifestaciones, todas ellas, reivindicativas y festivas, contrastan con el silencio cómplice de los que ahora no dicen nada sobre la represión contra el independentismo. En el artículo de hoy de David Fernández en el Ara, Carta a Jordi Cuixart: 'El mocador de la Txell',  afirma lo siguiente: “l’August Gil Matamala ja avisava de la distopia: “Acabaran per inventar-se la figura del terrorista pacífic” [Augusto Gil Matamala ya avisaba (2009) de la distopia: Acabaran por inventarse la figura del terrorista pacífico]. 

La figura del “terrorista pacífico” es la que se está aplicando a los Jordis. Nadie dice nada, fuera de la órbita independentista. La aplicación de dicha figura, es digna de la neo-lengua de Orwell. Un oxímoron imposible. Y sin embargo, la justicia española la aplica con descaro e impunidad. El mantenimiento en prisión no es más que prevaricación. Hay una revisión de la situación penal de los encausados para principios de enero. El Magistrado del TS que lleva la causa deberá volver a pronunciarse. 

Mientras tanto en Bruselas, el President Puigdemont y su Consellers, Comín, Ponsatí, Serret y Puig, siguen en ese limbo judicial. La famosa orden de detención europea, quedo en nada a tenor de la legislación belga. El President sabe que si vuelve será detenido y encarcelado, así como los restantes Consellers. Después de las elecciones anormales del 21-D, la situación legal es complicada para volver a ser investido President por el Parlament, a pesar de la mayoría parlamentaria que ostenta el bloque independentista.

Los resultados del 21-D siguen escociendo al sector unionista. La victoria de C’s, no sirve para contrarrestar la mayoría independentista de JXCat y ERC más la CUP. C’s proclama que debe presidir el Parlament. Es un brindis al sol. La aritmética parlamentaria y la coherencia en la distribución de escaños hacen del todo contraproducente que C’s pretende la presidencia. Hay que recordarles que el art.155, dejo fuera de la ley a Carme Forcadell, Presidenta del Parlament. No hemos oído nada amable de los parlamentarios del art.155 sobre las causas procesales de los encausado –independentistas-. C's merece seguir en la oposición.

Faltan menos de dos horas para acabar este 2017. Espero que el 2018 sea más amable con todos nosotros, incluidos los que están en prisión y los que están en Bruselas.