Reseña: Antonio Muñoz Molina, Tus pasos en la escalera.
Una novela con elementos collage y pinceladas de Esperando a Godot. Lisboa vuelve a ocupar el escenario de esta novela. Se espera a la protagonista ausente, Cecilia. El narrador, explica con todo lujo de detalles, el traslado desde Nueva York, a Lisboa. Cambio de ciudad después de los atentados del 11-S. El fin del mundo, en horario de prime time!
La novela recrea la espera de la esperada. Su ausencia, a medida que transcurre la novela, empieza a ser inquietante. Lo mejor viene al final. No lo desvelaré. Pero, en el mientras tanto, el protagonista, Bruno, intenta por todos los medios a su alcance, reproducir fielmente la casa de Nueva York, en su nuevo hogar de Lisboa.
Sus peripecias, obsesivas, son observadas con atención y en otras ocasiones con desdén, por Luria. Es el nombre del perro, fiel acompañante de Bruno. Luria, es un guiño a uno de los investigadores más sobresalientes del siglo XX, en el campo de la neuropsicología soviética. Cecilia, es el nombre que más se repite a lo largo de la novela. Ella es investigadora, su campo es el cerebro, y sus sujetos, son sobre todo ratas y sus laberintos. Investiga las funciones de la memoria y todas las variantes de desajustes que conlleva la pérdida de memoria. “Las ratas sí que sueñan, dice, como todos nosotros, y como la conozco ya sé que con ese plural se refiere a los mamíferos, como sueña Luria, o a esos gatos a los que han vuelto sonámbulos manipulándoles el cerebelo y cazan y se pelean dormidos.”. Dormir y soñar como mecanismo de asentamiento de los recuerdos.
El arranque del libro es sin duda espectacular: “ Me he instalado en esta ciudad para esperar en ella el fin del mundo”. El miedo provocado por los atentados del 11-S en Nueva York, marca la decisión de huir a otro lugar más seguro. La novela es una cartografía precisa de los pasos que se dan, para poner en marcha una vivienda. Desde poner en su sitio todo aquello que nos traemos de la anterior vivienda, hasta las adquisiciones de todo tipo para hacer de la vivienda eso que llamamos hogar. En todo hogar hay un momento de némesis, las obras. Alexis, es quien lidera esa función con aplomo y profesionalidad. Una multitud de personas pueblan la estancia, y Bruno se siente literalmente, un extraño en el trajín de las obras.
Las disquisiciones de todo orden, aparecen a lo largo de la novela, sea hablando de Antony Beevor –historiador-, los “cincuenta mil subsaharianos en el norte de Marruecos”, esperando saltar al paraíso. Dice Beevor al hilo de los flujos de inmigrantes: . «Los europeos votarán cada vez más a partidos racistas y preferirán la demagogia de la seguridad y las fronteras al espejismo desacreditado de la democracia».
Un capítulo interesante y extravagante, nos lo ofrece a una visita a un castillo de un antiguo cantante pop. Su invitación causal, le permite conocer a Ana Paula. La descripción del castillo, sus extravagantes invitados, el ex cantante pop, y la charla amena para el selecto público que da el ex cantante, son un momento brillante y paródico. Ana Paula, se parece a Cecilia, en general, para Bruno, todas las mujeres se parecen en algún aspecto a Cecilia. Bruno sólo quiere a Cecilia. La espera se larga, cuenta las horas para el reencuentro. Situado cerca del balcón, puede observar con atención y discreción la llegada de los taxis o cualquier otro vehículo, dado el poco tránsito que atraviesa su calle. He dicho que no hablaré del final. Si alguien quiere saber como acaba esta historia nada mejor que leer la novela. Un lenguaje aparentemente sencillo, pero de una precisión implacable, nos revela, la capacidad de crear historias, llenas de emociones, pasiones, intrigas y reflexiones de todo orden, todo ello, medido con mano maestra.
Antonio Muñoz Molina, Tus pasos en la escalera, Seix Barral, Barcelona, 2019.