En la editorial del País de este mismo día, que se titula “Juegos oscuros”, podemos leer las siguientes afirmaciones:
"Éste no ha dudado en cerrar el Parlament cuando le ha convenido, suspender una Constitución democrática en una votación de rutina y bajo una presión de la calle que él mismo alienta, utilizar las fuerzas y cuerpos de Seguridad a su mando con fines partidistas o mantenerse pasivo ante el hostigamiento a los no nacionalistas en las poblaciones del interior de Cataluña, incluidos los niños en las escuelas. Y todo esto bajo la mirada indiferente de un president que jalea a los autoproclamados comités de defensa encargados de estas acciones y que se declara a sí mismo títere de un fugado de la justicia sin representación institucional alguna."
Cuando leo estas sentencias, no logro entender desde qué universo paralelo se está contemplando Cataluña. Toda la editorial destila veneno tóxico. Seguramente, para muchos lectores, será como beber elixir de la vida, pues, sus prejuicios deben ser bien alimentados, pero hacen un flaco servicio a la verdad. Habla de “hostigamiento a los no nacionalistas”, haciendo suyo las mentiras de Cs. Las descalificaciones y el ninguneo de los representantes de la sociedad catalana son un fiel reflejo de lo que no quieren ni ver ni entender. Con lecturas como estas –a propósito de la “internacionalización del Procés”-, El País, es indistinguible de la prensa extrema de Madrid.