Cada día se publican
libros. La industria editorial no puede dejar de producir, es la lógica del
mercado, pero hay títulos olvidables al cabo de muy poco tiempo. Dentro de unos
años, esos libros tendrán como destino el reciclaje. De hecho todo acaba en el
reciclaje, pero eso es otra historia.
Esta disquisición,
también olvidable, me sirve para comentar el libro de Andreu Martín, Cabaret
Pompeya, col.El balancí 660, ed.62. Barcelona, 2011.
La novela es un prodigio
de situaciones y personajes, Andreu Martín, exhibe u maestría en su obra más
acabada y más ambiciosa. Una Barcelona que reconocía por lo que me decía mi
padre. Unas historias que la Guerra Civil marcarán de forma atroz. Miquel es
una de los personajes centrales, es el infiltrado, juega siempre a caballo
ganador, traición es para él, una palabra. Víctor, su pasión por la vida, el
amor, los amigos, sus ideales, acaban pasándole factura, y por último Fernando,
que vivirá el dolor de la guerra y sus consecuencias.
Un momento crucial de
esta historia, los bombardeos de la aviación italiana contra Barcelona es la
narra Andreu Martí de la siguiente manera:
“ (...). La Teresa va pensar que no podien estar
bombardejant allà, estar-la bombardejant a ella, perquè allà no hi havia cap
objectiu militar i se suposava que a les guerres els militars es mateven entre
ells, i encara que li havien dit que els feixistes no ho feien així, que Franco
i els alemanys i els italians eren partidaris de la guerra d’extermii i havien
deixant anar bombes sobre col·legis i hospitals, no s’ho podía creure, no s’ho podía
creure.
Deu metres més endavant,
d’una portería va sortir un home gran alarmat, va agafar l’Elena de la màniga i
la va estirar cap a dins.
-Fiqui’s aquí, per Deu,
que la matera!
Tant el vell com l’Elena
com el Tomasín es van girar cap a la Teresa i, en veure l’enormitat del que la perseguía,
van obrir tant els ulls i la boca (...) i va veure sobre la Gran Via els sis
bombarders Savoia S.79, els “Falchi delle Baleari”, i l’explosió en ple bulevard
que va destrosar la façana de la Mútua General d’Assegurances (...) Que la casa
ja no hi era. La casa on s’havien amagat l’Elena i el Tomasín, i l’home gran
que pretenia salvar-los la vida, el número 451 de l’avinguda de les Corts
Catalanes, ja no hi era. Al seu lloc hi havia una muntanya de runa, maons,
bigues i mobles destrossats. I l’Elena i el Tomasín ja no hi eran. Ja no hi
eren. (...)” (pág.359-360)
Andreu Martín, se ha
convertido en un escritor sólido que alcanza en esta novela una maestría enorme.
Vivencia de personajes que viven al límite porque límite se convirtió en lo
cotidiano en la Guerra Civil, y su posterior secuela. Martín utiliza una
intermediario para explicarnos esas historia. El hijo de uno de los personajes
del Cabaret Pompeya. Si atroz fue la guerra, la postguerra no fue precisamente,
una etapa de reconciliación. La novela desarrolla las vidas y sus esfuerzos
para salir de esas situaciones que los personajes han entretejido a través de
Miquel.
La novela está a la par
de otra obra esencial La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina. Son un complemento
perfecto para saborear literatura de primera en una realidad que parece de
segunda.