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diumenge, 1 d’abril del 2018
dissabte, 31 de març del 2018
El conflicto catalán según Enrique Gomáriz Moraga ( y IV)
En cuanto al primer apartado,
nos dice lo siguiente: "el constitucionalismo apostó por la posibilidad de
que la aplicación del artículo 155 relajara la insoportable tensión sociopolítica
existente, hasta tal punto de que el voto constitucionalista saliera a
manifestarse". ¿De dónde saca semejante afirmación? Utilizar el verbo "relajar", después
de lo sucedido el 1-O, parece una burla. Probablemente, Gomáriz no se informo
del todo sobre lo sucedido el 1-O. Esos dos millones de votantes los sitúa en
el bando del "victimismo y al numantinismo político". Calificativos
que pretenden estigmatizar a esos votantes que fueron objeto de agresiones
desproporcionadas y salvajes por parte de la policía. Habla del poco tiempo en la aplicación del
artículo 155 para que tuviera el efecto "relajante del regreso a la
normalidad". ¿No sé da cuenta Gomáriz que la aplicación del 155 supone todo
menos normalidad? Destitución del Gobierno de la Generalitat, destitución de la
Presidenta del Parlament, prisión para los representantes de la ANC y Omnium
Cultural, exilio forzoso. Nada de todo esto nos dice Gomáriz. No debe parecerle
anormal.
Los medios. Aquí echa mano de
uno de los tópicos de estos últimos tiempos. TV3, Catalunya Radio y "el
uso de las TICS han sido claves en la campaña del independentismo".Al
parecer Gomáriz se olvida de mencionar todas las televisiones, públicas y
privadas que se pueden ver en Cataluña. ¿Por qué es más eficaz TV3 y no TVE?
Ambas están a un clic del mando a distancia. Se da por determinado que TV3
tiene un poder maléfico que no tiene ninguna de las cadenas de ámbito estatal.
El mantra de la derecha es que TV3 es literalmente el mal que hay que
erradicar. Los telespectadores son literalmente abducidos por sus programas
para asimilar los mensajes del independentismo. Parece claro que Gomáriz no ve
Tv3 y sólo de oídas habla. Si no hablara
TV3 del independentismo ¿quién iba a hablar?
Gomáriz siguiendo el libro de
estilo de la derecha se permite hacer una analogía entre los medios catalanes y
como el nazismo y el fascismo también lo utilizaron. Es una indecencia hacer
comparaciones entre una sociedad como la catalana con todas las imperfecciones
que tiene, y los nombres de personajes infames en la historia universal. Esta
comparación desacredita a quien la propaga.
Como esa ciudadanía activa no es de fiar,
sobre todo la ciudadanía independentista, tiene que echar mano de un elemento
emotivo. De esta manera vuelve a desacreditar
al 47% del electorado. Debo suponer que desde el bloque del 155, nadie actúo
por motivos emocionales, sino puramente racionales.
Para echar más cal al voto de
la ciudadanía activa -independentista-, se le califica de voto duro, frente al
voto blando. Afirma que la mayoría silenciosa no acabo saliendo, a pesar de que
la participación estuvo cercana al 80%. Gomáriz debería afirmar que la
ciudadanía formal es ese 20% que se quedo en casa. El resto si salió, incluidos
los del bloque constitucionalista.
Hacía el final del artículo
aparece la figura de Inés Arrimadas que ha sabido utilizar "la idea del
voto útil y firme contra el nacionalismo". ¿Es ella y todos aquellos que
la votaron, esa ciudadanía sustantiva con la que sueña Gomáriz?
divendres, 30 de març del 2018
El conflicto catalán según Enrique Gomáriz Moraga (III)
Nada dice de la intervención de
la Generalitat mediante la aplicación del art.155, novedad inédita que los
propios padres de la Constitución no supieron como implementarla y que el PP se
ha permitido hacer su propia reforma constitucional. Nada dice de la violencia
ejercida por "fuerzas
expedicionarias" para reprimir la participación ciudadana. Cerca de
dos millones de ciudadanos, fueron ninguneados y apaleados y su delito era
participar en un acto que desde el
Gobierno Central, se califico de delito. Gomáriz no es capaz de entender que
esa represión ha sido un punto de inflexión de estos dos millones de
ciudadanos, a los que nos sitúa en esa ciudadanía activa. Gomáriz no ha visto
que el objetivo de todos estos movimientos, muchos de ellos demasiado
precipitados, era saber la opinión de la ciudadanía, de todo ella. Sin embargo,
el Gobierno Central se ha obstinado en rechazar semejante consulta. La
Constitución permite la celebración de dichas consultas. Nada de esto nos dice
Gomáriz.
(Millo justifica la acción policial:
Nos obligan hacer lo que queríamos hacer)
Por último, ¿cómo evaluar el
papel de los diferentes tipos de ciudadanía en relación al 21-D? De su análisis
afirma "el incremento de la polarización en el cuadro electoral".
¿Había polarización cuando las opciones eran PP y PSOE? En contiendas
electorales siempre hay polarización, pero el autor quiere sugerir otras
realidades. No explica él porque del 21-D. No dice nada del desmantelamiento de
la autonomía catalana en virtud del 155. ¿Cómo no iba haber polarización?
Gomáriz, nos explica las
claves, según su parecer, de las elecciones del 21-D en base a tres aspectos
importantes que se dan en cualquier consulta electoral: la primera es la estrategia, la segunda, los
medios de comunicación y en tercer lugar, la respuesta de la ciudadanía.
dijous, 29 de març del 2018
El conflicto catalán según Enrique Gomáriz Moraga (II)
Al parecer de Gomáriz, esa
ciudadanía formal, se dejo seducir por las soluciones fáciles y
"extremas". El resultado de este proceso, ha sido "el
debilitamiento de la defensa de ese elemento crucial [la soberanía popular] que
caracteriza el contrato sociopolítico recogido en la Constitución
española". El autor no retrata todo el cuadro: la corrupción de la clase
política de todos los partidos con responsabilidad ejecutivas, sean el PSOE,
PP, CiU. Nadie escapo a esa lacra que todos sabían pero que eran incapaces de
hacer frente. Además del deterioro de la institución monárquica, de la mano de
Juan Carlos I, que finalmente tuvo que abdicar para salvar la institución que
es el legado personal de Franco al futuro.
Según Gomáriz, "el
independentismo catalán subraya que representa la mejor expresión de una
ciudadanía democrática". Gomámiz, pone en solfa a dicha ciudadanía. Utiliza
las palabras de Marta Rovira de ERC como quintaesencial de "una forma
superior de actuación democrática". Califica esa idea como
"supremacismo" frente a las opciones
del bloque constitucional.
Habla de drama catalán. No sé,
si esa es la palabra. El drama es ante todo de los representantes del
independentismo que por obra y desgracia del artículo 155, ha puesto en la
picota a los mencionados representantes, empezando por el propia President de
la Generalitat, Carles Puigdemont. Y todos los que en virtud de una
interpretación surrealista del Magistrado del TS, Pablo LLarena, ha instalado a
todos ellos, y por extensión a la mitad de la población que opta por partidos
independentistas. Las resoluciones del Magistrado, rayan directamente en la prevaricación, negando por
ejemplo, el derecho de los detenidos a presentarse en el Parlament. Llarena, se
ha erigido en portavoz del Parlament de Cataluña. Nada de todo esto se menciona
en el artículo de Gomáriz.
Según él, en el drama catalán
existen dos componentes: por un lado un "empate sociopolítico" entre
independentistas y quienes lo rechazan. El hecho de que en el Parlament exista
mayoría independentista, le permite hacer una extraña pirueta al afirmar que
eso es así por "sus características orgánicas y territoriales".
Habría que decir que la ley electoral, es exactamente igual a la que le permite
gobernar al PP o al PSOE. En esos casos, nadir dice nada sobre esas
"características". Uno de los problemas es precisamente una ley
electoral que sea más permeable a la diversidad. Los partidos hegemónicos nunca
han estado interesados en cambiarlos.
El otro componente del
"drama" es el distinto papel de la ciudadanía. Gomáriz construye su
relato para afirmar, que la existencia de una sociedad formal, pasiva y
desinteresada y por otra, una ciudadanía activa que identifica sin más al
nacionalismo, tendría que especificar a qué tipo de nacionalismo se refiere,
pero es obvio que para el artículista, solo hay un nacionalismo que es el
independentista. Esa ciudadanía activa lo es según él, porque es
"espoleada por los líderes políticos independentistas". Estos que
precisamente están encarcelados. Buscando una vía virtuosa saca a colación a
esa ciudadanía sustantiva, que se ve sometida por los dos extremos, según nos
cuenta Gomáriz.
Gomáriz se permite descalificar
por poco democrático a esa ciudadanía activa identificada exclusivamente por
los independentistas, sólo el 47% de la población. ¿Se ha preguntado Gomáriz
porque está desafección del 47%? Gomáriz descalifica las acciones que se
llevaron a cabo para poder participar en el referéndum de 1-O. Todos los que
fuimos a votar somos descalificados sin más. Nos somos esa ciudadanía
sustantiva. El problema de Gomáriz, es que la invención de esa ciudadanía le
permite destilar la idea que existe una amplia mayoría silenciosa que aún no ha
dicho la última palabra.
dimecres, 28 de març del 2018
El conflicto catalán según Enrique Gomáriz Moraga (I)
Quisiera comentar el artículo de Enrique Gomáriz
Moraga, aparecido en la revista Claves de razón práctica nº257, de marzo/abril 2018, titulado "La crisis
catalana como déficit de ciudadanía democrática (pág.58-67)
El texto se presenta como un
estudio desapasionado, pues, el articulista, "reside en América
latina", y trata de comprender lo que está sucediendo en el conflicto
España vs Cataluña. El resultado no es neutro.
El objeto del análisis se centra
en el papel de la "cultura política o el comportamiento de la
ciudadanía". Da por supuesto que
existe un desgarro en la convivencia catalana. Esa convivencia según nuestro
articulista se fundamentaba en la Constitución.
Los partidos políticos que
aspiran a la independencia o "secesionistas" como él los califica
habrían impugnado ese consenso que se
fundaba en la Constitución. Así, por ejemplo, se trocearía la soberanía del
pueblo español, en beneficio de la ciudadanía catalana.
Gomáriz se pregunta por qué
" la ciudadanía del resto de España no ha expresado y defendido
directamente su derecho a decidir conjuntamente sobre los asuntos claves del
sistema democrático, incluyendo el conjunto del territorio español".
¿Quién defiende la democracia,
si la ciudadanía no parece hacerlo? Como el mismo dice "emerge la duda
acerca de la calidad de la ciudadanía, tanto en Cataluña como en el resto de
España".
Gomáriz utiliza una distinción
para medir esa calidad de la ciudadanía al
establecer tres tipos (tipología)
de ciudadanía. La ciudadanía formal aquellos que "no se asumen como
sujetos de derechos, que no siguen ni les interesa la política". La
ciudadanía activa "aquella que participa regularmente en la cosa pública,
con frecuencia como minorías activas". En tercer lugar, aparece la
ciudadanía sustantiva -parece que al articulista es la clase de ciudadanía
ideal-, aquella "que se siente sujeto de derechos, entiende y respeta las
reglas del juego democrático, pero no participa activamente en política, a
menos que exista una situación grave que lo exija".
Con relación a la primera, el
articulista se queja que una parte importante de la sociedad española actúa
como ciudadanía formal.
Establece antecedentes para
explicar esta cuestión -la baja calidad democrática de la ciudadanía-, en la
órbita del problema de Cataluña: lo que él llama "la concesión al
soberanismo en torno a la reforma del Estatuto de autonomía de 2006 y la crisis
social que provocó la profunda depresión económica iniciada en 2008 y que puso
en cuestión parcialmente el contrato social consignado en la transición treinta
años antes".
El autor olvida que la reforma
fue ampliamente consensuada por las fuerzas políticas del Congreso, ratificado
por un referéndum, del pueblo de Cataluña. Al PP le sirvo su ataque para
desacreditar al PSOE y de paso ampliar su imagen de guardián de las esencias
patrias. La crisis que tenía causa
externa, el PP de manera frívola e irresponsable, la califico de crisis de "Zapatero". Esta crisis económica sin precedentes hizo aflorar un movimiento
de protesta como el 11-M y Podemos, mientras que las formaciones clásicas,
seguían ancladas en mantener el statu quo . Quienes impugnaban el modelo se les
califico de "populistas".
diumenge, 25 de març del 2018
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