Viatges, Llibres, Reflexions, Imatges, Musica, Filosofia, Literatura, Política, Miscel·lània, Blog de Viatges
dijous, 19 de gener del 2023
Reseña: El naufragio de las civilizaciones (VII)
dilluns, 16 de gener del 2023
Reseña: El apagón de luces (X)
Nadie es de una pieza (ni siquiera los malos)*
Hannah Arendt y su desconcertante y provocadora afirmación, “según la cual el padre de familia es el gran criminal del siglo XX”, (…) sino que constituye la aplicación del mencionado principio general acerca de la complejidad de los sujetos (lo que, a fin de cuentas, no deja de ser otra forma de reiterar que nadie es de una pieza)” (pág.161)
Manuel Cruz, constata la “obviedad” que nadie nace ni como víctima ni verdugo (pág.161). Ni que ser alguien que ha sido maltratado, puede el mismo ser un maltratador. La complejidad de la vida humana, de los individuos, hace que nadie sea bueno de una pieza hasta su muerte o al contrario, nadie que sea malo lo sea hasta el final. La inversión moral que vivimos en la actualidad, hace que se personalice –el agente del mal- y la víctima de ese agente. Cruz habla de las “figuras de la maldad –el pederasta, el terrorista, el violador, el fanático religioso,… serían algunas de esas figuras, que habrían sustituido a las ya caducas, como serían la del loco, el comunista, el ateo, entre otros, cuya antigua capacidad de generar espanto es la sociedad de hoy apenas nos merecen una displicente sonrisa.” (pág.156)
La novedad consiste no tanto en la acción, en el hecho punible, sino en el agente que lleva a cabo dichos actos. Convirtiéndolo en un signo del mal, para siempre. Dependiendo de las circunstancias políticas, sociales, mediáticas, las nuevas figuras del mal son recicladas para establecer una brecha insalvable entre ellos y nosotros los buenos ciudadanos.
Para el autor, subversión de los valores, consiste en que “han caducado los viejos buenos (los que defendían una específica idea del bien y, en nombre, llevaban a cabo actos buenos): ahora resulta que los nuevos buenos son, sencillamente, los damnificados por la maldad.” (pág.163)
La nueva categoría de bueno se halla en la víctima, o “casi-víctima” (“estuve a punto de que me ocurriera lo mismo”) (pág.163). La nueva aureola de la víctima convierte a cualquiera en héroe o cuasi-héroe. ¿Qué está pasando aquí?
Cuasi-víctima fuimos todos los ciudadanos que vivimos el terrorismo de ETA, pero eso, no nos daba ni nos da, una plus de heroísmo, ni respetabilidad automática, ni nos da superioridad moral sin más, ni voces de infalibilidad. Las víctimas de ETA no fueron héroes, más allá de excepciones, ni luchadores por la libertad ni toda esa retórica que se decía en los funerales. Los actos terroristas, eran crímenes, como lo son los feminicidios que en la actualidad, superan ya los asesinatos de ETA. ¿Han tenido la misma repercusión, el mismo rechazo, el compromiso social y público que se requiere?
¿Qué clase de descargo llevan a cabo las figuras de maldad para sus acciones? La idea de responsabilidad queda descartada, pues, nadie reconoce hacer el mal. El mecanismo de defensa consiste a su vez en convertirse en víctima. En el modelo de feminicidios, los “presuntos” homicidas, prefieren la muerte que asumir sus responsabilidades en un juicio público. Pero no todos realizan ese gesto, sino que demasiados prefieren culpar a la víctima, victimizándose a sí misma.
Las figuras del mal, achacan la responsabilidad no a ellos, sino directamente a la propia realidad, y solo subsidiariamente, a ellos mismos, como padres putativos. La primera figura de esa realidad es por supuesto, la sociedad y su desorden –capitalismo-. Porque como dice Cruz, estos “partidarios de la realidad certifican lo que venimos diciendo: ‘esto es lo que hay’, ‘son las reglas de juego’, ‘no he inventado yo el sistema’, ‘si no lo hago yo, lo hará otro’, ‘ya me gustaría, ya, pero las cosas son así’ etcétera.”(pág.165). Desde esta perspectiva, las figuras del mal solo son cómplices de la realidad (pág.166).
Como subraya Manuel Cruz, “el malo de veras preocupante (…) no es el sádico patológico que disfruta infligiendo daño, sin duda existente pero minoritario, sino el desalmado que considera una contingencia o una fatalidad el sufrimiento ajeno, pero en ningún caso algo que se le pueda imputar, por más que sea él quien efectivamente lo ha provocado. Quién debería generarnos mayor temor es el cínico que vive convencido de que el bien se hace, pero el mal, sencillamente, tiene lugar.” (pág.166)
En esta deriva moral de nuestra sociedad, la figura del mal –la manada- hace pasar como algo querido por la víctima, y un coro mediático se hace eco de los pormenores escabrosos que ha tenido que soportar dicha víctima y su familia. La responsabilidad individual queda difuminada y sólo se focaliza a la víctima como un obscuro poder que ha convocado a los agresores.
diumenge, 15 de gener del 2023
dissabte, 14 de gener del 2023
divendres, 13 de gener del 2023
dijous, 12 de gener del 2023
Reseña: El naufragio de las civilizaciones (VI)
“Cuando, en la década de 1960, abrí los ojos para mirar el mundo que me rodeaba, Beirut había empezado a suplantar a El Cairo como capital intelectual del Oriente árabe. (…) Por ello, -el poder absoluto de Nasser había silenciado las voces disidentes en Egipto-, el “ágora” de los debates árabes se había desplazado a un terreno neutral donde no causaba estragos ninguna autoridad represora”. (pág.57)
“Pocos recuerdan la época en que ese país –Siria- contaba aún con prensa independiente, elecciones libres y un amplio abanico de partidos políticos”. Pero, en 1949, “tuvo lugar en Damasco el primer golpe de Estado”. (…) Pero en agosto lo derrocó otro golpe de Estado y lo ejecutaron sumarísimamente. Luego, en diciembre, derrocaron también a su derrocador y murió asesinado a continuación, pocos meses después…” (pág.58)
“Tras 1949, el año de los tres golpes de Estado, la democracia no volvió nunca a imponerse en Siria. El país no ha tenido ya más que una triste y frustrante alternancia de períodos de inestabilidad y períodos de dictadura. Y, con cada convulsión, los perdedores iban a desterrarse al Líbano (…).” (pág.58)
“Hubo durante décadas entre Damasco y Beirut un flujo continuo de refugiados, algunos de los cuales, que pertenecían de entrada a la elite siria, pudieron integrarse sin dificultad en la elite del país de acogida. A nadie escandalizaba enterarse de que tal poeta, tal actriz, tal compositor, tal ministro o tal presidente libanés había nacido en Damasco, en Alepo o en Latakia y no en Beirut o en Tiro”. (pág.59)
“(…) El Líbano desempeñó durante mucho tiempo el papel de tierra de asilo para los “malqueridos” de oriente Próximo. De forma parecida, hasta cierto punto, a lo que hizo Egipto hasta la década de 1940.” (pág.59)
“El cosmopolitismo a lo egipcio tenía que ver con la larga tradición de las “escalas”, esos emporios donde los súbditos europeos gozaban de la protección de los cónsules de las potencias en virtud de tratados desiguales que se le habían impuesto antaño al “hombre enfermo” otomano”. Explica el caso del asesinato de Salomon Cicurel en 1927.
“El caso tuvo gran repercusión. Algunos intelectuales egipcios conocidos tomaron la pluma para denunciar una situación aberrante que situaba a los súbditos extranjeros por encima de las leyes y les daba a todos y cada uno algo así como una inmunidad diplomática, por no decir una garantía de impunidad.” (pág.60) En el caso comentado, de los cuatro acusados, dos eran italiano y otro griego, fueron entregados a las autoridades italianas y griegas, el cuarto, un “tal Dario Jacoel a quien los documentos de la época señalan como “judío apátrida”, lo juzgaron y lo condenaron -a la horca-“ (pág.60).
De esta práctica “colonialista”, tuvo efectos en Irán. “La ruptura entre el ayatolá Jomeini y el régimen del shah se consumó el día en que el monarca aceptó, en 1964, a petición de Washington, que a los militares estadounidenses que estaban en Irán no pudiesen juzgarlos nunca los tribunales locales. (…) pero la rabia por la extraterritorialidad de que gozaban los occidentales fue, indudablemente, un factor determinante. No fue, por lo demás, una casualidad que una de las primeras cosas que hicieron los militantes revolucionarios iraníes fuera hacer caso omiso de la inmunidad de la embajada estadounidense y convertir a los diplomáticos en rehenes” (pág.61).
Dice Maalouf, “se trataba ante todo de un acto de rebeldía con un ‘orden mundial’ que llevaba siglos imponiéndose y que instauraba de forma a veces explícita y a veces implícita una jerarquía entre los pueblos y entre las culturas, con los occidentales entronizados en el peldaño más alto” (pág.61).
“El destino del Egipto de mi familia materna era venirse abajo. No era ya sino una supervivencia, el testigo agonizante de una época ya concluida. Nasser le disparó el tiro de gracia y no volvió a levantarse.” (pág.62).
Maalouf, explica el caso del Líbano. Dice: “El objetivo de los fundadores del país fue organizar la convivencia y mantener el equilibrio entre las comunidades religiosas locales: maronitas, drusos, sunitas, chiitas, griegos ortodoxos o griegos católicos; y también armenios, sirios, judíos, alauitas o ismailíes” (pág.63).
Uno de los males del Líbano y que acabaría costándole caro fue la costumbre de “buscarse protectores fuera del país para reforzar su posición interior” (pág.63). Así, “los maronitas se vincularon a Francia, y sus rivales, los drusos, entraron en contacto con Inglaterra. Los sunitas contaban con los turcos; los ortodoxos con los rusos; y así sucesivamente” (pág.64).
“Cuando, recién terminada la Primera Guerra Mundial empezó a desintegrarse el impero de los sultanes, los dirigentes de la Iglesia maronita hicieron cuanto pudieron para que la potencia mandataria en su territorio fuera Francia y para que trazase las fronteras de un nuevo Estado donde pudieran sentirse en casa. Así nació el Líbano con sus actuales límites” (pág.64).
dimecres, 11 de gener del 2023
Ferrater Mora més enllà del Diccionari
Entre la guerra a Ucraïna i el degoteig continuo de feminicidis d'aquest inici del 2023, val la pena recordar les paraules que Montserrat Roig, va escriure en el seu article Cher maître (1/2/1991) i que es va recollir al llibre, Un pensament...
"(...) prefereixo quedar-me amb el darrer paràgraf de l’últim article que en Ferrater Mora ha enviat a El País (31/1/1991): “La mentalidad de guerra se halla estrechamente asociada al machismo. La paz, íntimamente ligada a feminismo. La cuestión, pues, es: ante varios sistemas de valores, ¿cuál se prefiere? En mi caso, uno que esté más bien cerca del feminismo. En cualquier caso, uno diametralmente opuesto al machismo. Definitivamente*”. "(pàg.200).