Aulas vacías. Aunque la huelga en el sector de
la enseñanza haya podido parecer un fracaso, lo cierto es que no lo ha sido. En
Cataluña el Departament establece unos servicios mínimos –emulando sectores que
tienen poco que ver con la educación- que exigen a las direcciones de los
centros que al menos uno de ellos este presente. Uno puede pensar en una situación
estrambótica donde los padres envían a sus hijos a la escuela o instituto y
sólo este el director/ra. ¿Qué se supone que tendría que hacer? El peligro es
obvio, pues, una sola persona que además, es responsable de la seguridad de los
alumnos en los centros, tendría la tarea imposible de vigilar a un montón de
alumnos. Afortunadamente, los padres que tienen más “seny” o sentido común que
nuestros dirigentes, los días que hay convocadas huelgas, no envían a sus hijos
a la escuela o instituto.
De ahí que las cifras de paro de los docentes
tenga un efecto multiplicador –lenguaje economicista- en las familias que no
envían a sus hijos a la escuela. Lo que es trágico es que desde la crisis en
Cataluña, el sueldo de los docentes se ha recortado en un 27%. Además, cada nuevo
gobierno se cree en la obligación de cambiar el sistema educativo. ¿Cómo es
posible el cambio continuo? Estos cambios tienen que ver con la ideología, se
pretende configurar imaginariamente los deseos de nuestros gobernantes. Se
introduce un estilo de “management” en las direcciones, la escuela es la
antesala de la empresa, y por ello, el modelo de empresa debe imponerse.
Profesores
|
Alumnos
|
Presupuesto
|
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Curso 2007-2008
|
83,5
|
902
|
100%
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Curso 2012-2013
|
70,5
|
973
|
??????
|
La crisis está logrando el milagro de los panes
y los peces (Mc. 6. 31-44 Lc. 9. 10-17
Jn. 6. 1-13)
es el lema del President de la Generalitat Artur Mas: más por menos. Tiene
cierta gracia que el President tenga como apellido uno de sus lemas favoritos.
Lo trágico es que el profesorado se vea desbordado por el aumento de las
ratios, por la sensación que su sueldo sea moneda corriente para salvar los
presupuestos anuales y como campo de batalla de los partidos políticos y sus
insensatos cambios educativos. Se les llena la boca de la importancia de la
educación, pero a la hora de la verdad no son capaces de consensuar una ley que
tenga el compromiso de estabilidad. Vivimos en “tiempos líquidos” (Z.Bauman),
la escuela y los institutos tienen la difícil tarea de educar a los ciudadanos
del futuro en medio de la incerteza. ¿Qué valores podemos dar en estas
condiciones?
Llama la atención el mantenimiento de la
religión como materia a estudiar ¿no es una cuestión de fe?, mientras se lamina
a la nada a la Historia de la filosofía. La nueva Ley tiene en su Exposición de
motivos la siguiente afirmación : “(...) debe ir dirigido a formar
personas autónomas, criticas, con pensamiento propio”. Supongo que se
refieran a aquellos que hagan religión, porque el pensamiento crítico desaparece
alegremente entre otras materias con la Historia de la filosofía.