diumenge, 24 d’abril del 2011

Semana de pasión

Se acaba la “semana santa” en una sociedad aconfesional. Las costumbres son las costumbres. El negocio montado alrededor de expresiones religioso-festivas son muy importantes. Intereses y devoción se dan la mano. Además siempre nos queda el fútbol para evadirnos de una realidad poco amable.

La guerra PP y PSOE sigue su curso. Cualquier excusa es buena. Y la excusa la da el desaguisado que la propia Audiencia Nacional ha dado en el caso de Troitiño. Su excarcelación ha servido para un ajuste de cuentas –uno más- entre los partidos mayoritarios. Los portavoces son dignos de mención. Mayor Oreja y Trillo por parte del PP. Mayor Oreja tiene el papel de hooligan oficial. Se puede decir cualquier barbaridad y no pasa nunca nada. De ahí que los voceros mediáticos deben pensar y con razón que ellos también pueden hacer ese papel. Trillo da lecciones de virtud. Como dijo en su día Montesquieu, incluso la virtud debe tener límites.



Mientras Rajoy deja hacer. Empieza a ser una seña de identidad del aspirante a las próximas elecciones generales. Según las encuestas será el próximo presidente. En democracia nunca se sabe. No dice nada inconveniente, pero deja hacer a los demás el trabajo de desgaste de las instituciones. Todo lo que tenga que ver con el terrorismo es motivo suficiente para desacreditar al gobierno en beneficio exclusivo del PP y de ETA. ¡Quién puede dar más por menos!


¡Vale, felicito al Madrid por su victoria agónica contra el Barcelona! No jugaron demasiado bien, pero metieron el gol. Después me enteré del pequeño desastre de la copa triturada por el autocar victorioso. Espero con impaciencia el gag de Crakovia del próximo lunes en TV3. El Barça está desfondado. No está fresco y le pesan las piernas y el barullo mediático de Mourinho. Así que la semifinal de Champions está en el aire. Espero que al final gane el fútbol, es decir, el Barça. ¡Nadie es perfecto!
 

divendres, 15 d’abril del 2011

¡Sálvense los de siempre!

En España y Cataluña las cosas lejos de mejorar parece que empeoran. Las recetas para reajustarnos siguen viento en popa. El Roto ofrecía una viñeta devastadora que deja poco margen para la retórica, o mejor dicho, las instituciones que deberían velar por los intereses de los ciudadanos están desaparecidas ante la avalancha de las cifras macroeconómicas, y ante esta situación nos mandan prietas las filas y apretar los dientes y el cinturón.


Desde el balneario (VIII)

Desde este balneario que empieza a resquebrajarse observo con resignación como el “nuevo (des) orden” sigue su marcha triunfal. Japón ya no es noticia, al parecer la Agencia Internacional para la Energía Atómica (IAEA) no parece muy preocupada sobre lo que sucede en la central de Fukushima. O tal vez ¿hubo alguna vez emisiones de partículas radiactivas? ¿Se echaron toneladas de aguas contaminadas al mar? ¿Cuántas personas padecerán los efectos de ese desastre?. Pero al parecer eso no parece muy preocupante.




Libia. La guerra sigue adelante. Gadafi y los suyos siguen peleando para mantenerse en el poder y así salvar vidas y haciendas. Tiene su lógica. Mientras las fuerzas opositoras/rebeldes siguen en la brecha. Y mientras la sociedad está desaparecida. Cuando las ametralladoras abren fuego las palabras no son un escudo suficiente. La “Comunidad internacional” sigue en lo suyo, maniobrando para sacar ventajas de una Libia postgadafi. La OTAN sigue siendo una nulidad que nos cuesta una fortuna para participar en conflictos de dudosos resultados. El objetivo es salvar las vidas de los ciudadanos civiles, pero ¿se está consiguiendo ese objetivo? Por las noticias que trascienden, la respuesta es negativa.



China sigue creciendo al 9,7%. PIB musculoso y una redistribución de la riqueza dudosa. Inflación en el horizonte del crecimiento. ¿Qué pasará cuando China pague también su burbuja del crecimiento? Nada dura eternamente. ¿Podrá nuestro sistema económico-financiero soportar ese colapso que representa el gigante asiático? Se podrá argumentar que este escenario está aún en un lejano horizonte. Nadie lo sabe, pero sí es seguro que sucederá. ¿Qué haremos entonces? No hay cura para esa dolencia. Habría que empezar a pensar en la política y no la economía, habría que rediseñar nuestro sistema económico para que este no nos devore en los altares de un PIB desconocido.

diumenge, 3 d’abril del 2011

Adiós forzado.....

Hay un coro mediático y sociológico que se siente profundamente aliviado que ZP abandone la presidencia del gobierno. Razones no faltan. Pero tal deberíamos vernos a nosotros mismos como síntoma de las razones que le llevan a ZP para no presentarse en las próximas elecciones. ZP era como uno cualquiera de nosotros. No venía de familia de cuádruples apellidos, ni aura intelectual, era una persona normal. Y como cualquiera de nosotros se encontró con la presidencia de gobierno como consecuencia de las mentiras del PP en el contexto del peor atentado sufrido en España el 11-M (2004). La “secta mediática” no perdona a los españoles que se pasarán al bando socialista. Pretendía “prietas las filas” en el peor espectáculo jamás presenciado desde el etapa de la transición. Quien abanderó la mentira –una más-, fue el anterior presidente del gobierno José Mª Aznar. Muy cercano a él, estaba Mariano Rajoy que ahora se presentará a las próximas elecciones. Las encuestas auguran un triunfo de su partido.


He dicho que Rodríguez Zapatero ejemplifica lo sucedido en España en estos últimos ocho años. Una etapa de crecimiento sin precedentes debido a factores que el propio gobierno no controlaba y una burbuja inmobiliaria que añadida a unos tipos de interés bajísimos propicio una demanda especulativa. Eso supuso una falsa ilusión de enriquecimiento que propicio políticas que pretendían extender a toda la sociedad los beneficios de ese crecimiento sin precedentes. No hubo criterio para repartir un superávit histórico y se dio a manos llenas sin establecer límites. Desde el último inmigrante hasta la nobleza pudieron cobrar ayudas. Ese fue uno de los motivos por el que el anterior ministro de economía y hacienda, Pedro Solbes dimitirá. ZP disfrutaba de popularidad. Además podía desarrollar políticas sociales como la Ley de la Dependencia que desgraciadamente no se ha llevado a cabo tal como hubiera debido implementarse. A partir del 2008 el horizonte de crisis en EE.UU y por extensión a Europa empezaba de forma imparable. No era una crisis económica al uso. Era la primera crisis de ámbito global. La burbuja inmobiliaria americana –subprime-, amén de los tejemanejes fraudulentos en el sistema financiero internacional hicieron que los bancos y entidades de crédito se vinieran abajo. En EE.UU tuvo que recurrir a nacionalizaciones para frenar el derrumbe de su sistema financiero. Mientras en España el BC y el resto de entidades y cajas anunciaban a cualquier oído que quisieran oír que aquí estábamos a salvo de todo ese barullo que acontecía fuera de nuestras fronteras.

 
El gobierno de Rodríguez Zapatero actúo sin reflejos. Nuestra sociedad también. Nuestras instituciones financieras se habían endeudado para financiar el sector inmobiliario y empezaron a recibir mensajes de alerta. El gobierno socialista seguía como si aquí esa crisis global no pudiera afectarnos. Pero finalmente llegó. Ya lo creo que llegó. Se materializó en un plan de ajuste que venía de Europa –Alemania-. Reducción del déficit público. Aumento de la edad de jubilación (72 años). Recorte en el estado del bienestar. Y en esto estamos ahora. Desde Europa nos dicen que vamos por el buen camino. ¿Qué hubiera hecho cualquier otro? Sinceramente creo que hubiera hecho lo que hizo el presidente. Por eso cuando ha dicho que no volvería a presentarse –las circunstancias mandan-, es una forma de decirnos que también hemos fracasado. Afortunadamente, en las sociedades democráticas, con uno que anuncie que no volverá a presentarse nos deja manos libres para poder buscar recambios. El presidente el gobierno ha anunciado que seguirá hasta agotar la legislatura. Y el PP le ha entrado un frenesí que su “coro mediático” podrá explotar hasta la náusea.



dissabte, 2 d’abril del 2011

De faisanes y otras piezas de caza

La contienda política se desarrolla en medio de un ambiente crispado con motivo de la legitimidad de unas “actas de ETA”. Me imagino un papel en el que Thierrry apuntó lo que le vino en gana. De esta manera siempre podrá aducir que se dijo lo que se dijo. Claro que ¿quién puede dar crédito a lo que dicen? Respuesta: el PP. No deja de ser paradójico que el partido de la oposición haga el papel de abogado de ETA en todo este asunto. La palabra “acta” no deja de ser una palabra cargada de simbolismo. Se le pretende dar un valor absoluto. Sólo la mala fe del PP y sus fieles vocingleros puede mantener viva un debate que solo da oxigeno a ETA y desprestigia a las instituciones.



El asunto viene de lejos. Nada menos que el 20 de junio de 2006 cuando la policía francesa y española desarticuló al aparato de extorsión de ETA. Doce personas fueron detenidas en esta operación. Sin embargo, la operación estuvo a punto de desbaratarse por una filtración, que se ha datado el 4 de mayo y en el que un policía informó al propietario del bar “Faisán” Elosua, uno de los implicados en esta trama. Quien informó se encontraba al otro lado de un teléfono que fue entregado por otro policía. ¿Quién dio el chivatazo? Esta es la cuestión que ahora se debate. Esto hubiera pasado desapercibido, sino fuera por las “actas” que simultáneamente han aparecido para enredar en toda esta trama de despropósitos. Los del PP ya saben quién fue el responsable del chivatazo. Según el PP fue el actual ministro del interior Pérez Rubalcaba. De momento, no aparece su nombre para ir a declarar al juez que lleva el caso, pero si al entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo; el ex jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés; y el inspector de la Brigada de Información de Vitoria José María Ballesteros. Los de ETA deben estar extasiados ante el espectáculo. ¡Siguen teniendo crédito! Hay que recordar que la banda extorsionadora fue detenida y puesta a disposición judicial. Además, hay que recordar que ETA había anunciado por enésima vez un alto el fuego. Y en ese contexto que situar la oportunidad de las detenciones que si hubo.

Lamentablemente, que se ponga en duda la presunción de inocencia de nada menos que del director general de la policía, y jefes de policía como cómplices de ETA es simplemente un desatino. Y en todo caso, la justicia ya resolverá. El problema es que la propia justicia tiene problemas de credibilidad cuando el propio TS no hay unanimidad ante la ilegalización de Sortu. Es decir, que miembros del TS discrepan de la resolución tomada por sus compañeros (9-7). Es decir, la diferencia es mínima y no ven en la suspensión razones jurídicas. Luego, las razones son de otra índole, a saber, políticas. Habrá recurso de Sortu al Constitucional. Veremos como acaba.


Por fin Zapatero ha desvelado su futuro, no se presentará a las próximas elecciones. No son buenas noticias para el PP. Especialmente si su sustituto es Pérez Rubalcaba. Por esta razón el PP ha ido a recabar el aval del actuario “Thierrry”, es decir, Francisco Javier López Peña, para desacreditarlo y de paso desacreditar a las instituciones. Uno de los avalistas de Thierry es el diputado por el PP F.Trillo. ¡La mala fe no tiene límites! Tiempo habrá para hablar de Zapatero.

divendres, 1 d’abril del 2011

Dinero sucio

He leído con interés a John Le Carré, y su “Un traidor como los nuestros”, ed.Círculo de Lectores. La novela no defrauda. He seguido la trayectoria de Le Carré. Una trayectoria vital que coincide con los cambios extraordinarios de estos tiempos. La Guerra Fría y la lucha por otros medios que eran los servicios secretos. Pero incluso la Guerra Fría se enfrió para dar paso a un mundo sin norte. Los espías también han sentido que les querían quitar de sus sillas de privilegio. Afortunadamente desde el 11-S de 2001 el terrorismo es el nuevo negocio de los espías. El terrorismo como excusa y pretexto para seguir en sus sillas. Desgraciadamente, el terrorismo ha creado toda una paranoia que ha sido utilizada de forma poco escrupulosa por los gobiernos democráticos. Pero ahora estamos en otro escenario, no es que la Guerra contra el Terror haya acabado, pero nuevos actores entran en liza. Y aquí es donde la novela se centra.



¿Qué pasaría si pudiéramos tener información de primera mano de un experto (delincuente) que mueve los hilos del blanqueo de dinero de todos los negocios sucios que se mueven en el mundo (global)? Esta es la inquietante pregunta que plantea la novela. La historia es sencilla. Perry y Gail son una pareja que está de vacaciones en Antigua (isla caribeña) y conocen “casualmente” a Dima un excéntrico millonario ruso. Dima pide a esa pareja inglesa que contacte con su servicio secreto para que a cambio de su seguridad y de su familia, pueda divulgar con todo lujo de detalles –cuentas cifradas, nombres, lugares, empresas, etc.,- los movimientos de capital de las sociedades que emplean los servicios de Dima para el blanqueo de capitales. Descubriremos como en cualquier otro trabajo las zancadillas dentro del servicio secreto. Matlock y Hector son los que tratan cada uno a su manera de mantenerse en sus parcelas de poder. Incluso el servicio secreto se ve –ver para creer- inmersos en los recortes  presupuestarios y de plantilla . París y Berna son lugares donde se va fraguando la historia. Una historia que desgrana con soltura maestra Le Carré. Finalmente, la operación sigue adelante y Luke es el agente de Hector que dirigirá sobre el terreno la deserción de Dima y su posterior traslado a Londres. A medida que la novela se desarrolla se ve claro que hay reticencias, dudas y sospechas sobre la operación. Antiguos cargos del servicio secreto salen a relucir en el caso Dima. Dima sabe que si no logra convencer a los británicos es hombre muerto así como su familia. Mientras los dos buenos samaritanos juegan un papel del que no saben nada. Naturalmente no explico como acaba la historia porque es digna de reflexión.

dissabte, 26 de març del 2011

¿La última trinchera: Pedralbes?

La crisis económica sigue desplegando sus largas alas para dar cabida a todos. En Cataluña se escenifica hoy, una reunión para consensuar –si eso es posible- medidas anticrisis. Adiós al estado del bienestar. Adiós al parlamentarismo. Ahora los debates políticos se alejan del parlamento. No deja de ser una metáfora que el escenario para debatir la crisis sea en Pedralbes. Allí la crisis debe ser devastadora. La crisis sistémica –globalización- que padecemos nos manda la no muy atractiva idea que hay que desmantelar lo que desde la postguerra se denomino el estado de bienestar. Los gobiernos se esfuerzan sin decirnos el porqué de ese desmantelamiento. ¿Acaso no hay otras alternativas a la nueva ola neoliberal? Se afirma que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Que han aparecido nuevos agentes en el ámbito internacional: China, India, Brasil, etc., quieren participar de los recursos que anteriormente disfrutábamos en los países occidentales. Ahora toca redistribuir, nos dicen. El nivel de consumo en EE.UU es tan extraordinario que si todos los habitantes del planeta tuvieran ese nivel, necesitaría siete planetas Tierra para poder ofrecer dicho nivel, y eso obviamente es imposible. Pero ¿quién parece estar al margen de todo esto? Los mercados financieros han recibido unas transferencias astronómicas desde los Estados que hacen ahora, que estos mismos Estados se vean con serias dificultades para sostener su equilibrio financiero que pone en peligro los servicios básicos como sanidad, educación, etc.,.


La redistribución en un orden global supone retos sin precedentes. La idea que Occidente ha tenido es que el orden del mundo tenía como consecuencia el milagroso resultado de beneficiar a las economías occidentales. La pobreza generalizada en los países subdesarrollados era la condición para el bienestar de las sociedades democráticas occidentales. Juego de suma cero, si yo gano tu pierdes. La globalización parece indicar que ese status quo está finalizando. Nuevos jugadores aparecen en el escenario y repartir supone tener menos. ¿Cómo conciliar el mantenimiento de los niveles de bienestar nuestros y los que aspiran a incrementarlos?


He vivido en la España de los sesenta donde la precariedad en todos los órdenes de la vida era muy grande. He visto aumentar lentamente el bienestar de nuestra sociedad hasta convertirnos en nuevos ricos. En ese pasado reciente tuve familia que emigro a Europa. Y hoy somos nosotros receptores de emigración. Mi propia familia vino de Andalucía para buscar oportunidades en Cataluña a finales de la década de los cincuenta. Sé por experiencia lo que es apretarse el cinturón.



La idea de una sociedad más justa y equitativa pasó a ser en el discurso político –democrático- un objetivo en la agenda colectiva. La sociedad española aspiraba a los niveles de vida de los países de nuestro entorno. La entrada en la UE fue el paso decisivo para entrar en ella y ser europeos. Vivimos décadas prodigiosas. Pero nuestros políticos no supieron crear un tejido sólido en el ámbito económico, cultural y social . Nos deslizamos hacia el sector servicios. Hemos derrochado y malgastado. Todos nos hemos beneficiado del dinero fácil del acceso a un consumismo desaforado. Los bancos han jugado un papel crucial en todo este proceso. La propaganda oficial y privada nos habían dicho hasta la saciedad que nuestras entidades financieras eran solventes. Pero en los últimos tiempos parece que esa solvencia se ha puesto en entredicho. Un síntoma es la unificación de Cajas de Ahorro. El boom inmobiliario cogió a todas las entidades a contrapié. Nadie ha tomado la decisión de poner en los balances la pérdida de valor de esos activos que se han convertido en tóxicos. De momento, los bancos maquillan resultados porque el parque inmobiliario lo mantienen artificialmente. No ha habido una bajada significativa en el precio de la vivienda. Ha habido una bajada del orden del 15 al 25% del precio anterior al boom. Nadie ha asumido responsabilidades. Pero a falta de éstas, lo que sí ha habido es trasladar la factura a la sociedad, y en especial, a las rentas del trabajo.


Los gobiernos español y ahora el catalán, quieren que nos apretemos el cinturón. Medidas antisociales como elevar las pensiones, ¿tiene sentido pasar de 15 años de cotización a 35 años sin solución de continuidad? En una sociedad donde el paro castiga a los jóvenes y a los mayores de 47, ¿cómo se puede explicar el aumento en la edad de jubilación? Recortes en educación, distribuidos de forma muy aleatoria, hay centros de enseñanza pública –Cataluña- que el recorte va de un 9% a un 29%. Medidas drásticas en sanidad, lo que obligará a ralentizar las listas de espera y el retraso de nuevas inversiones. Y todo ello fuera del espacio político, es decir, en sede parlamentaria. ¿No están nuestros políticos para hacer política? ¿O es por qué no pueden hacer nada, o bien la economía ha colonizado la política y con ella la responsabilidad, trasladando las responsabilidades a esferas irresponsables como el mercado?. Se nos dice que estas mesas de negociación pretenden que sea la sociedad civil –sea eso lo que se quiera entender-, quienes tomen conciencia de las dificultades y que busquen soluciones. ¿Pero entonces qué sentido tienen nuestros representantes políticos? ¿Son acaso los políticos meros administradores de los intereses del mercado?


Transcribo un fragmento que por su interés no me puedo estar en reproducirlo:

“ Durante cada crisis comercial, se destruyen sistemáticamente, no sólo una parte considerable de productos elaborados, sino incluso que las mismas fuerzas productivas ya creadas. Y todo eso, ¿ por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya al desarrollo de la civilización burguesa y de las relaciones de propiedad burguesas; por el contrario, resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence esta crisis la burguesía?. De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace entonces?. Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas." (K.Marx)

El texto presenta quien quiera leerlo sin prejuicios como un excelente ejercicio de prognosis del sistema capitalista. El último párrafo, parece un diagnóstico acertado sobre lo que sucede actualmente. Es cierto que no todos los países sufren por igual esta crisis. Sin embargo,  es llamativo que sea Europa quien se está llevando una parte importante de esta crisis. ¿Quiere decir que está surgiendo una nueva clase social? A través de esta crisis se nos está diciendo que es imprescindible un nuevo sistema productivo. Se ha destruido tejido productivo. Como nos dice en el texto, la aparición de nuevos mercados es condición imprescindible para salir de la crisis. China y la India son dos mercados gigantescos. ¿Podemos suponer que estos mercados, a su vez, entren en crisis? ¿Qué consecuencias tendrían para el resto de mercados? Quedan por explotar nuevos yacimientos. África es la gran reserva a largo plazo. América latina es ya un mercado en vías de explotación. Productos globales, políticas económicas a escala global y beneficios privados que aparecen en cualquier rincón del planeta, gracias a los mecanismos de las instituciones financieras. ¿Qué nos queda a los ciudadanos? No podemos seguir con la idea del ciudadano libre de su destino, porque eso es simplemente falso. Se requiere que ese ciudadano se una a otros para obligar a aquellos que nos representan a realizar otra política que sirva a los ciudadanos y no a esos mercados que son anónimos y que buscan exclusivamente su propio beneficio a expensas de los demás.