En España y Cataluña las cosas lejos de mejorar parece que empeoran. Las recetas para reajustarnos siguen viento en popa. El Roto ofrecía una viñeta devastadora que deja poco margen para la retórica, o mejor dicho, las instituciones que deberían velar por los intereses de los ciudadanos están desaparecidas ante la avalancha de las cifras macroeconómicas, y ante esta situación nos mandan prietas las filas y apretar los dientes y el cinturón.
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