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divendres, 18 de desembre del 2020

Resenya: John le Carré (I)

 Rsenya:

John le Carré. Volar en cercles. Trad. Marc Rubió Rondon. El balancí 761, edicions 62, Barcelona, 2016.




Aquest és un llibre singular. És una mena de testament literari i personal sobre el fet d’escriure. Hi ha la gènesis de molts llibres que el lector pot gaudir, ara què le Carré ha mort (13/12/2020).

He llegit bona part dels seus llibres. Això gràcies a la col·lecció Bruguera. Libro amigo que va publicar tots els seus llibres. Potser el “honorable colegial” és un del seus llibres què més en va agradar. Hi ha un, potser era inevitable, un tall, en l’escriptura de le Carré. Hi una un abans i un desprès, de la fallida de la Unió soviètica, expressada amb el mur de Berlín, així, “El espía que surgió del frío”. La guerra bruta, de la Guerra Freda, va ser el moment dels espies, una guerra que era expressió de la raó d’estat, per altres mitjans. El seu llibre “La gente de Smiley” permet fer-se una idea d’aquesta guerra.

La segona etapa en l’escriptura de le Carré, es torna més crítica i mordaç envers el tripijocs dels serveis secrets. Sense la Guerra Freda, ara toca altres assumptes. Sempre es tracta d’un joc, en el que sempre perden els mateixos. Un element fonamental per mantenir aquests serveis, ha sigut el terrorisme. Ha sigut manà caigut del cel per totes les agencies de espionatge. La seguretat és el nou mantra oficial. John le Carré ha radiografiat aquests nous temps, amb ofici i economia de mitjans. Un minimalisme narratiu per dibuixar els nous espais on és juga en la vida de les persones i es porten al límit, a les societats democràtiques.

En aquestes memòries, des de els seus inicis, de la seva afició a escriure, del seu pare, un capítol imprescindible, per la seva franquesa i un punt irònic què es tenir un pare tan fatxenda.

Al inici del seu llibre diu això: “Reconec que va ser gràcies al meu èxit que vaig treure la millor versió de mi mateix, i en línies generals, tant si aquesta versió era bona com, si no, això és el que vaig fer” (pàg.19). Això si és una confessió i un motor per fer el que ha fet. Copsar el pols de la nostre societat. 


dimarts, 3 de juliol del 2018

Reseñas: John le Carré

Reseña:

John le Carré, El llegat dels espies [El legado de los espías], el balancí 783, edicions 62, Barcelona, 2018.

Le Carré, reafirma su maestría en una novela crepuscular donde sus antihéroes vuelven del pasado para una radiografía de nuestro presente. El presente quiere reinterpretar el pasado, un pasado glorificado, pero que en realidad era una lucha sorda por el control del relato sobre buenos y malos. El presente llama a capítulo al pasado, se buscan responsabilidades, y quien mejor que Peter Guillam, ayudante del todopoderoso George Smiley, hacedor de vidas y muertes en el Circus –Servicio Secreto británico-, para pagar los platos rotos.

John le Carré


Expedientes que nos llevan a los años 60, en plena ebullición de la Guerra Fría. Una operación Windfall, que aparentemente se saldó con daños colaterales, y que misteriosamente, vuelven a salir a la luz en un presente, en el que las relaciones internacionales son evanescentes y oblicuas.

Espías, joes –activos en el lenguaje del espionaje- que son fácilmente desechables cuando las circunstancias así lo aconsejan. Por eso podrán decir: “(…) de quant sentiment humà podem prescindir en nom de la llibertat, diries tu, abans de deixar de sentir-nos o humans o lliures?” [(…) de cuanto sentimiento humano podemos prescindir en nombre de la libertad, dirías tú, antes de dejar de sentirnos o humanos o libres] (pàg.308)



Detrás de Windfall, se esconde uno de los personajes que han acompañado a le Carré  a lo largo de su dilatada trayectoria. George Smiley. En un momento determinado, Smiley le dice a Peter Guillam “(…). Un vell espia a la tercera edat busca la veritat eterna”  [Un viejo espía a la tercera edad busca la verdad eterna] (pàg.309). Una frase que en boca de Smiley parece una provocación. La verdad sólo es eso si nos conviene que sea así. Los espías no han contado una verdad en sus vidas, pero Smiley parece que se ve obligado a mentirle descaradamente a Guillam. 

¿Para qué servía ese juego de espías entre “inteligencias” británica y rusa, por poner un ejemplo? He ahí una respuesta: “(…). No hi haurà guerres, però en la lluita per la pau no quedarà ni una pedra dreta, que solien dir els nostres amics rusos” [No habrá guerras, pero en la lucha por la paz no quedará piedra sobre piedra, que solían decir nuestros amigos rusos] (pàg.313). ¿Es verdad eso que están diciendo? Resulta consolador pensar que esos espías nos salvaron del desastre, pero resulta demasiado bueno y demasiado conveniente para que sea verdad. 

¿A qué se dedican ahora los espías? La respuesta es la de siempre. Se buscan ventajas con respecto a los demás. Los bandos se han difuminado, la emergencia del terrorismo, parece borrosa, ¿a qué enemigo dedicar esos esfuerzos? Cualquier respuesta puede ser válida. 

Resumiendo, esta última entrega de John le Carré deja a la novela de espías en un callejón sin salida. El pasado puede volver, pero no como tragedia sino como comedia. Le Carré nos demuestra a través de su escritura un dominio de todos los recursos que a lo largo de estas últimas décadas nos ha regalado con su don para emprender su lectura. Imprescindible.

divendres, 1 d’abril del 2011

Dinero sucio

He leído con interés a John Le Carré, y su “Un traidor como los nuestros”, ed.Círculo de Lectores. La novela no defrauda. He seguido la trayectoria de Le Carré. Una trayectoria vital que coincide con los cambios extraordinarios de estos tiempos. La Guerra Fría y la lucha por otros medios que eran los servicios secretos. Pero incluso la Guerra Fría se enfrió para dar paso a un mundo sin norte. Los espías también han sentido que les querían quitar de sus sillas de privilegio. Afortunadamente desde el 11-S de 2001 el terrorismo es el nuevo negocio de los espías. El terrorismo como excusa y pretexto para seguir en sus sillas. Desgraciadamente, el terrorismo ha creado toda una paranoia que ha sido utilizada de forma poco escrupulosa por los gobiernos democráticos. Pero ahora estamos en otro escenario, no es que la Guerra contra el Terror haya acabado, pero nuevos actores entran en liza. Y aquí es donde la novela se centra.



¿Qué pasaría si pudiéramos tener información de primera mano de un experto (delincuente) que mueve los hilos del blanqueo de dinero de todos los negocios sucios que se mueven en el mundo (global)? Esta es la inquietante pregunta que plantea la novela. La historia es sencilla. Perry y Gail son una pareja que está de vacaciones en Antigua (isla caribeña) y conocen “casualmente” a Dima un excéntrico millonario ruso. Dima pide a esa pareja inglesa que contacte con su servicio secreto para que a cambio de su seguridad y de su familia, pueda divulgar con todo lujo de detalles –cuentas cifradas, nombres, lugares, empresas, etc.,- los movimientos de capital de las sociedades que emplean los servicios de Dima para el blanqueo de capitales. Descubriremos como en cualquier otro trabajo las zancadillas dentro del servicio secreto. Matlock y Hector son los que tratan cada uno a su manera de mantenerse en sus parcelas de poder. Incluso el servicio secreto se ve –ver para creer- inmersos en los recortes  presupuestarios y de plantilla . París y Berna son lugares donde se va fraguando la historia. Una historia que desgrana con soltura maestra Le Carré. Finalmente, la operación sigue adelante y Luke es el agente de Hector que dirigirá sobre el terreno la deserción de Dima y su posterior traslado a Londres. A medida que la novela se desarrolla se ve claro que hay reticencias, dudas y sospechas sobre la operación. Antiguos cargos del servicio secreto salen a relucir en el caso Dima. Dima sabe que si no logra convencer a los británicos es hombre muerto así como su familia. Mientras los dos buenos samaritanos juegan un papel del que no saben nada. Naturalmente no explico como acaba la historia porque es digna de reflexión.