He leído con interés a John Le Carré, y su “Un traidor como los nuestros”, ed.Círculo de Lectores. La novela no defrauda. He seguido la trayectoria de Le Carré. Una trayectoria vital que coincide con los cambios extraordinarios de estos tiempos. La Guerra Fría y la lucha por otros medios que eran los servicios secretos. Pero incluso la Guerra Fría se enfrió para dar paso a un mundo sin norte. Los espías también han sentido que les querían quitar de sus sillas de privilegio. Afortunadamente desde el 11-S de 2001 el terrorismo es el nuevo negocio de los espías. El terrorismo como excusa y pretexto para seguir en sus sillas. Desgraciadamente, el terrorismo ha creado toda una paranoia que ha sido utilizada de forma poco escrupulosa por los gobiernos democráticos. Pero ahora estamos en otro escenario, no es que la Guerra contra el Terror haya acabado, pero nuevos actores entran en liza. Y aquí es donde la novela se centra.
¿Qué pasaría si pudiéramos tener información de primera mano de un experto (delincuente) que mueve los hilos del blanqueo de dinero de todos los negocios sucios que se mueven en el mundo (global)? Esta es la inquietante pregunta que plantea la novela. La historia es sencilla. Perry y Gail son una pareja que está de vacaciones en Antigua (isla caribeña) y conocen “casualmente” a Dima un excéntrico millonario ruso. Dima pide a esa pareja inglesa que contacte con su servicio secreto para que a cambio de su seguridad y de su familia, pueda divulgar con todo lujo de detalles –cuentas cifradas, nombres, lugares, empresas, etc.,- los movimientos de capital de las sociedades que emplean los servicios de Dima para el blanqueo de capitales. Descubriremos como en cualquier otro trabajo las zancadillas dentro del servicio secreto. Matlock y Hector son los que tratan cada uno a su manera de mantenerse en sus parcelas de poder. Incluso el servicio secreto se ve –ver para creer- inmersos en los recortes presupuestarios y de plantilla . París y Berna son lugares donde se va fraguando la historia. Una historia que desgrana con soltura maestra Le Carré. Finalmente, la operación sigue adelante y Luke es el agente de Hector que dirigirá sobre el terreno la deserción de Dima y su posterior traslado a Londres. A medida que la novela se desarrolla se ve claro que hay reticencias, dudas y sospechas sobre la operación. Antiguos cargos del servicio secreto salen a relucir en el caso Dima. Dima sabe que si no logra convencer a los británicos es hombre muerto así como su familia. Mientras los dos buenos samaritanos juegan un papel del que no saben nada. Naturalmente no explico como acaba la historia porque es digna de reflexión.