Palestina quiere ser Estado. Vivimos tiempos convulsos en una región que durante décadas ha sido el paraíso de sátrapas y dictaduras con la aquiescencia occidental. Las revueltas en el norte de África han supuesto un cambio en las relaciones de fuerza de la región. Israel siempre ha señalado –con razón- que vivía asediada por países antidemocráticos. Ahora, las cosas están cambiando, pero Israel no sabe acompasar lo sucedido en Egipto, aliado fiel desde 1973. Siria ha sido una sus bestias negras, pero mientras que el régimen hereditario se dedica a destruir a la población civil, Israel guarda un clamoroso silencio. Argelia y Libia quedaba más lejos, pero el mutismo es idéntico.
No sé sabe a ciencia cierta lo que deparará a estos países en la senda democrática. Todo está por hacer, aunque el primer paso haya sido hecho y no con pocos esfuerzos y muertos por parte de la población. Israel ha visto estas revueltas y habrá mirado a los “territorios ocupados”. Su empleo de la violencia a escala militar es una constante en su historia. Cualquier otro país hubiera sufrido graves consecuencias, pero Israel tiene patente de corso en esa región. Los palestinos son rehenes del Estado de Israel y las luchas intestinas de los diferentes movimientos palestinos.
La Autoridad Palestina ha presentado su candidatura en la ONU para integrarse de pleno derecho a ser Estado. Israel ha puesto el grito no en los cielos sino en las cancillerías de todo el mundo. Sin embargo, Palestina necesita ser Estado. Las diferencias y sobre todo la historia no ayudan para otra solución. Antes se invocaba que Israel era la única democracia en la región, pero eso está cambiando. No se puede hacer esperar cuarenta años más al pueblo palestino. Uno de los negociadores palestinos Nabil Shaath, ha declarado: “Los sondeos indican que entre el 60% y el 80% de los palestinos respaldan el recurso a la ONU, contamos con el apoyo de 127 países y tenemos, creo, la razón". Veremos cómo es de justa la comunidad internacional.