divendres, 10 de gener del 2020

Orson Scott Card y su homofobia






¿Podemos boicotear un acto porque nos sentimos incómodos con uno de los invitados? Es posible que si hay un invitado incómodo, el resto no lo sea. ¿Me puedo privar de asistir a un acto porque uno de los asistentes te resulta insufrible?

¿Qué Orson Scott Card es homófono? Nadie es perfecto. Se puede ser de la derecha radical cristiana –incondicional de D.Trump- y ser un excelente escritor como es él. No todos los escritores, o intelectuales, creadores en general, aciertan en sus opiniones, también están en su derecho de discrepar y errar. Eso no los hace irracionales, otra cosa es como justifican sus opiniones, estas si pueden ser irracionales. Afirmaciones como estas: “que l'homosexualitat "és una malaltia mental" i que actuaria "per destruir aquest govern [que va canviar la llei de matrimoni] i acabar amb ell". “ [es una enfermedad mental "y que actuaría" para destruir este gobierno [que cambió la ley de matrimonio] y acabar con él "]. Scott Card no está muy inspirado en sus afirmaciones y sí paranoico. Lo único que se puede hacer es rebatirlas. Supongo que no es necesario hacerse una selfie con él, si no estás de acuerdo con su pensamiento político. Es evidente que se puede ser un formidable escritor de SF y ser un ciudadano del siglo XIX. 

dimarts, 31 de desembre del 2019

Birmania-Singapur: Epílogo

Epílogo

¡He viajado a Júpiter y no he encontrado a nadie!

He viajado y he visto, pero ¿el viaje ha cambiado mi vida? Sería presuntuoso afirmar que un viaje cambia mi vida. No dudo que los inmigrantes que huyen de la guerra, la miseria, su viaje en patera, pueda cambiarles la vida. Demasiados muertos guarda el Mediterráneo, pero los que son capaces de llegar y tienen la suerte de poder quedarse, a estos es posible que les cambie la vida.








¿En qué ayuda un viaje a configurar nuestra experiencia de lo que somos?  Cada uno debería responder a esta pregunta. Mirar a la gente de otro país, con una biografía distinta a la tuya, con una experiencia diferente a la tuya, con una historia diferente, cuando cruzas la mirada, lo que ves en general, es lo mismo que aspiramos todos, un anhelo de vivir con dignidad. En Birmania he visto esas miradas que aspiran a lo que todos aspiramos, una vida mejor. Sus caras expresivas, sus sonrisas, ante un extranjero que visita su país, hacen que se abran futuros. Una niña que es capaz de decir con naturalidad que “vende bueno, bonito y barato” en castellano, es muestra de una inteligencia emocional formidable.  No debería estar vendiendo baratijas, sino en la escuela. Diversidad de estilos de vida, campo y ciudad, y nosotros los turistas paseándonos por medio país en busca de experiencias, midiendo las distancias entre ellos y nosotros.





Viajar es agotador, en clave turista, no hay tiempo para haraganear. Demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. No hemos podido entrar en la cotidianidad de esas personas con la que nos hemos cruzado. El idioma es un obstáculo. Es evidente que hay diferencias abismales entre el campo y la ciudad. Diferencias que las podemos entender desde nuestra perspectiva occidental. Hemos entrado en pagodas y templos, hemos contemplado a cientos de Budas. Hemos visto la devoción de la gente ¡Claro que hace pensar!

Hemos visto “el progreso” pero también la tradición. Fascina esa tradición que en occidente estamos perdiendo a marchas forzadas. El progreso se nota en las ciudades, muy parecidas a las nuestras, tráfico intenso, aglomeraciones. Todas las ciudades se parecen. La globalización equipara Yangon (Rangún) o Singapur o Barcelona. Cada una tiene su propia personalidad, pero la lógica de la globalización es que desaparezcan estas diferencias. 



¿A qué se dedica esa persona que cruza la calle? No lo podemos saber, no le hemos preguntado. El turismo crea trabajo, pero no necesariamente riqueza. La riqueza del país, está siempre en la gente. Singapur es rica, mientras que Birmania es pobre. ¿A qué se debe semejante desajuste? Birmania posee materias primas de las que carece Singapur. Prosperidad no supone distribución de la riqueza. El abismo entre ambas sociedades no se debe a la religión, ni al clima, ni a las materias primeras. El abismo se halla en la cultura política y económica. Es cierto que Singapur es una ciudad-estado, su capital principal es la gente. El capital humano. Si Birmania quiere prosperar deberá invertir en educación, sanidad, infraestructuras. Al lado del capital social, se requiere de una economía capaz de redistribuir la riqueza, no a unas élites –el ejército-, sino a toda la población. Combinar intervencionismo y economía de mercado, siendo el objetivo, algo que parecen haber olvidado nuestro gobernantes, el bienestar de los ciudadanos.

dilluns, 30 de desembre del 2019

Birmania-Singapur: XI (y II)

Día 13 

Singapur/ Barcelona

¡Esperamos contar con vosotros en vuestro próximo viaje!

Me he despertado sobre las 6.30h. Preparar las maletas para dejarlas en consigna –en el propio hotel-, y después cambiar ropa de verano por ropa de invierno. Ver la ropa en la cama para ordenarla, supone contemplar lo que podías haber dejado en casa. Ducha y desayuno.









Como no había guía, el primer problema del día, pues, nos recogen a las 20h para ir al aeropuerto, es ¿qué vamos hacer? Había varias opciones, moverse cerca del hotel, había multitud de centros comerciales, otra opción era el bus turístico –había cierto consenso que era una buena opción, sin embargo, se ha desvanecido al saber el precio de 47$ de Singapur y la duración de sólo una hora. Se ha improvisado, otra opción. Nosotros hemos optado por ir  caminando hasta el barrio musulmán, al final nos han acompañado otros compañeros.




El trayecto desde la Avd. Orchard (huerto), nos ha permitido ir conociendo paso a paso –nunca mejor dicho- las calles y avenidas que hemos ido pasando, además de contemplar a la gente que pasaba  a nuestro alrededor. El calor era bochornoso y se ha ido intensificando a medida que nos íbamos desplazando. Hemos tenido en el edificio colosal del Hospital Raffles nuestro faro de dirección. Hemos pasado al lado de la Galeria Nacional y nos hemos ido por Bencoolen St., y Waterloo St., donde había un mercadillo justo al lado de dos templos el primero hindú, el   Sri Krishnan Temple  y el segundo chino Kwan Im Thong Hood Cho Temple. Llama la atención el templo hindú, un conjunto de imágenes que parecen que luchan por ganarse el espacio donde están, los colores son estridentes y llamativos. Acostumbrados a las figuras del catolicismo, el contraste el enorme. No hemos entrado en ninguno de los dos templos. En el mercadillo se vendían productos para ofrecerlos a los templos, fuese incienso o flores. También había lectoras de manos. No hemos utilizado sus servicios. Como el calor seguía arreciando, hemos entrado en un “centro comercial”, muy discreto, donde había aire acondicionado que nos ha permitido recuperarnos de los sudores. Entre las galerías, todos de origen chino, uno de nuestros compañeros ha comprado una figura mineral, nosotros hemos comprado un par de baratijas. 










Nos ha llamado la atención una tienda, llena  de productos de toda clase, para la cocina, donde había pescado seco, pulpo y otros productos  desconocidos para nosotros. Olía bien y todo estaba en su sitio. Hay imágenes del lugar, lleno de gente y comprando.








Hemos salido a la calle y el bochorno no había aflojado. Hemos ido por Rochor Rd., hemos cruzado por Queen St y Vctoria St., hasta el barrio musulmán. Los edificios coloristas están lleno de restaurantes y tiendas. Hemos entrado en un restaurante, no hemos pensado mucho donde entrabamos, hemos preguntado si servían bebidas alcohólicas, cerveza, no han dicho que no, pero finalmente, nos han dicho que no servían la cerveza dichosa. Nos hemos levantado dignamente del local y hemos salido a la calle. Otros comerciantes, han visto la oportunidad de hacer negocio. Hemos entrado en otro restaurante de “estilo turco”, había aire acondicionado, eso valía su peso en otro. Si había posibilidad de tomar cerveza fresca. Nos han traído la cerveza en lata, a saber de dónde. La comida era olvidable. Había más restaurantes, y seguramente, no hemos escogido bien. Después de salir del local, estrecho como una pecera grande, la calle desembocaba en una mezquita. No hemos entrado. Era hora de volver a desandar el camino. El objetivo era tomar café. Sin embargo, no hemos podido cumplir nuestro objetivo. Los locales estaban llenos y no había espacio para el grupo. Hemos entrado en una especie de burbuja del frío, donde hemos encontrado un local, dentro de unas galerías comerciales. Hemos tomados refrescos, porque café no había rastro ni posibilidad de ello. 







 






Llamaba la atención, en medio de gente joven trabajando, a dos señoras muy mayores, trajinando carros y recogiendo platos y vasos. Era un espectáculo deprimente. Transcribo lo que ya dije sobre este asunto: “El sistema de prestaciones se basa en “el Fondo Central de Previsión de Singapur (CPF) entrega la posibilidad de que los ahorros logrados puedan dividirse en aportes para gastos médicos, de vivienda y bienestar. Pese a que la edad de jubilación en la ciudad Estado es a los 64 años, se permite que después de los 55 se pueda comenzar a hacer uso de los fondos habitacionales”. “Este modelo se basa en los principios de la libre prestación y autosuficiencia, es decir que la responsabilidad de tener una buena jubilación recae en el propio individuo a través de cuentas individualizadas y un plan de aporte claramente definido, tanto para los trabajadores como para sus empleadores.”. El Estado a través del trabajo subsidiadio WorkPro y Special Employment Credit, recoloca a estas personas de reempleo. No tienen opción de renunciar, si no quieren perder los subsidios. 










Después, hemos salido otra vez al asfalto, el calor ha ido remitiendo y unas nubes empezaban aparecer amenazadoras en el horizonte, haciendo presagiar tormenta. Hemos hecho algunas fotos del grupo para inmortalizar el paseo por la ciudad. En la Avenida Orchard, hay centros comerciales enormes, que colman todas las expectativas de cualquier “consumidor solvente” (K.Marx). A la altura del centro comercial Orchard Shopping Centre, ha empezado a caer un diluvio que ha empapado rápidamente las calles. Nos hemos guarecido dentro del Shopping, para hacer tiempo, mientras amainaba la tormenta. Hemos paseado por las tiendas, todas con precios prohibitivos. El 13% de la población es millonaria, así que este grupo si puede permitirse comprar lo que le venga en gana. Para hacer tiempo, nos hemos parado a tomar un refresco. En el mismo centro comercial nos hemos ido encontrando con otros compañeros de viaje.








A la salida del centro y muy cerca de nuestro hotel, un griterío descomunal inundaba la Avenida llena de luces preparándose –prematuramente- para la navidad. Hemos alcanzado el hotel sobre las 19.15h Nos hemos cambiado la ropa veraniega por otra más acorde con lo que nos espera en Barcelona. Las maletas dormían en recepción (planta 1). 






A la hora prevista nuestra guía hacía acto de aparición. Hemos subido al autocar hasta llegar al aeropuerto, terminal 2. Hacer cola, una cola que se ha ido haciendo caótica, y que ha dado lugar a escenas un poco surrealistas. El rifi-rafe era protagonizado entre dos grupos de turistas de la misma nacionalidad, española.  Detrás de mí, un señor de aspecto japonés, que no entendía porque había el desorden en la cola. Dos grupos que quieren facturar las maletas en el mismo instante y en el mismo espacio, que en ese momento había pocos efectivos para esas tareas, posteriormente, se fue aumentando dichos efectivos. Después de 15 o 20’ hemos podido facturar las maletas.





Estamos en la puerta B9 a la espera del embarque. El viaje está a punto de iniciar la última etapa. Subir a bordo y acceder al iglú flotante. Hacía un frío siberiano que necesitaba el concurso de una manta urgentemente. Mucha gente tosiendo, y los microbios paseándose por toda la aeronave. He intentado dormir pero mucho éxito. Después de 13h hemos aterrizado en Milán. No se ha acabado de llenar el avión, y hemos podido salir más pronto hacia Barcelona. Después de 1h llegábamos al aeropuerto de Barcelona.

Esperar las maletas que ha tardado una eternidad. Los del grupo de antagonistas también esperaban las maletas. He podido contemplar como dos pilotos de Air Singapur han esperado pacientemente recoger sus maletas. No sé si es lo habitual.

Control de pasaportes, un policía joven ha dado el visto bueno para acceder a la salida. Hemos salido en busca del autocar que nos ha de llevar a  casa. En la espera, hacía un frío intenso. Hacía aire y además no tocaba el sol. Nos hemos quedado casi congelados, el autocar se retrasaba.

Hemos subido al autocar, después de colocar las maletas por orden de salida. Abríamos la puerta de casa sobre las 12h. El viaje había finalizado.