Reseñas
Cámara
Gesell, Guillermo Saccomanno. (Seix Barral) Ed. Círculo de Lectores, Barcelona
2013.
La obra
podríamos resumirla con las palabras de J.L.Borges cuando dice: “Es una obra
abarrotada de destinos humanos, casi todos trágicos¨ (pág.783)” (Miscelánea,
ed. Debolsillo, Barcelona, 2011). El comentario de Borges es tan exacto y
certero, que ahora mismo, debería dejar de seguir escribiendo. Sin embargo, la
obra de Saccomanno es una historia entrecruzada de vidas humanas cuyo eje conductor
es Dante que es la Voz de la ciudad, una voz que querría ser más libre pero que
como todos está mediatizada por fuerzas que escapan al control de nuestros
deseos.
Cámara
Gesell, es un experimento, donde la sociedad argentina y por extensión cualquier
sociedad se expresa como son y somos en la órbita de una pequeña ciudad. Micro-macro-cosmos.
Poder y corrupción son el lubricante que hace que la ciudad balneario funcione.
Deseos y pasiones se entremezclan sin solución de continuidad. Violencia, sexo,
racismo, caza de brujas, tráfico de influencias, corrupción política,
infidelidades, sueños, realidades amargas, y un sin fin de peripecias a medio
camino del reportaje periodístico y la novela negra.
“Guarda, no te pasés de moralista: no somos gente
jodida. Somos humanos. Y como todos, tenemos nuestros defectos. No se puede
estar el día entero pensando en los ortitos sangrantes de los nenes, las tripas
colgando de los acuchillados, la sangre manando de los baleados, los fetos
húmedos tirados en los pastizales, los moretones de las mujeres golpeadas, el
espanto y la humillación de las violadas, el asesinato a martillazos de los
jubilados robados, los cuerpos en llamas de los pobres cabezas en el incendio
de una tapera. Si te das manija, estás frito. Para vivir hay que saber olvidar”
(pág.577).
Hay un
elemento a tener en cuenta. El castellano se transforma en una eclosión “castiza” de expresiones
argentinas que no siempre es fácil seguir. A pesar del desconcierto inicial la
novela se deja leer con interés creciente.
La novela
deja traslucir toda una serie de reflexiones que dan que pensar. Transcribo
algunas de ellas:
“ Un país
que ha tenido campos de concentración está podrido hasta el tuétano. Somo todos
gusanos” (pág.166)
Hace unos
días que frente a nuestra costa empezó a
incendiarse un barco pesquero. (...), de noche impresionaban esas llamas
surgiendo del mar. Como si se pudiera hacer una fogata en la superficie del
océano.” (pag.180)
“Todos
queremos entrar al paraíso, somos capaces de todo con tal de entrar. De joder a
los que están adelante, en la fila. Y después, cuando estamos frente a la
puerta, si está cerrada, timbreando o a las patadas, vamos a intentarlo. Hasta
que nos damos cuenta de que la puerta se abre hacia fuera. Y ya es tarde.”
(pág.249)
“Aprendé
del silencio que siempre está escuchándote.” (pág.281)
“Más que una Villa esto parece una reserva africana donde
las hienas son una especie protegida.
Todos somos fieras carroñeras. Y encima nos reímos.”(pág.281/2)
“El cielo es el soborno de Dios.”( pág.338)
“Cuando
perdemos a los padres se nos llama huérfanos. Cuando perdemos al cónyuge se nos
llama viudos o viudas. Pero cuando perdemos a un hijo no tiene nombre.”
(pág.380)
“Según el
National Geographic, (...), la yerba mate es una infusión amarga que fascina y
estimula a los habitantes del Cono Sur. Lo que explicaría mucho de lo que nos
pasa. Demasiado estímulo.” (pág.387)
“Todavía
sigue con ese chiste el viejo Nazar: Soy tan dulce que Dios me castigó
haciéndome diabético.” (pág.398)
“Pero
cuando el ser querido ha muerto, qué sentido tiene quedarse. Si uno quiere
acompañarlo, lo único que puede hacer es quitarse la vida” (pág.551)
“Si todos
nos creíamos el caso de los abusaditos, es porque muchos albergan entonces una
fantasía proyectiva que los vuelve todavía más mierdas.” (pág.565)
“De
pronto le vienen unas súbitas ganas de cagar. Y cuando se tiene que limpiar el
orto agarras el diario. Ése, con suerte, será el destino de todo lo que hicimos
y hacemos, nuestras canalladas espontáneas y nuestras redenciones tardías, la
memoria de nuestra presunta grandeza y la culpa enterrada en cada conciencia,
lo que quedará de nuestros desgarramientos en nombre de la pureza violada.”
(pág.566)
Acabo, la
obra es potente, seduce y conmueve por
la trama de humanidad que atraviesa la novela. Los hilos de las historias se
entremezclan, a través de uno de los hallazgos de la novela. Los Kennedy. Así
llamados porque son los que cortan los hilos de la Villa. Nada ni nadie se
mueve sin el visto bueno o malo de ellos. Ellos y ellas mandan. Cada uno
tiene como todos su propio infierno,
pero como dice en el texto:
“En alguna parte leí que la estrategia de sobrevivencia
en el infierno consiste en elegir a quien es menos infierno. Estrategia
oportunista, digo. Si hay que arder, que arda todo. Como decía aquel que citaba
a un poeta mientras incendiaba una ciudad: Dejemos hablar al viento. Que silbe
fuerte hasta convertir este lugar en una quema. Achicharrados, oliendo a
basura. Acaso merecemos un destino mejor, eh”. (pág.579)
Novela
negra, negrísima para describir en crudo una sociedad humana donde lo inhumano
se hace cotidianidad, y donde la virtud solo puede ser vista por el
microscopio.
“Lo que todos sabemos de todos, como es previsible,
siempre es más de lo que sabemos de nosotros mismos. (...) Yo no soy el que te
pensás. Yo no soy el que denunció al vecino a la Municipalidad por esa pared
ilegal. Yo no soy quien le dejó esa marca en la cara a la nena. Yo no soy el
que se mueve a tu cuñada. Yo no soy el que te envenenó al perro. (...) Yo no
soy el que se cojió a mi sobrinito. Yo no soy. Y nosotros sabemos que no somos
nosotros porque no sabemos nada de nosotros”. (pág.520)