Este año
a modo de balance he descubierto que correr me da satisfacciones primarias. El
inicio fue de los más prosaico. En los controles médicos habituales me salieron altos
niveles de colesterol y los triglicéridos en sangre. Así que, manos a la obra
por gracia de las piernas. Correr. Además he descubierto que correr y escuchar
música aún puedo compaginarlo. ¡No es genial! El iPod nano que teníamos por
casa se ha convertido en un aliado indispensable. Me dice en una de sus
aplicaciones Fitness, casi todo lo que se puede necesitar para satisfacer mi
propio ego. ¡No soy perfecto!
Desde
hace cerca de seis meses he recorrido un largo camino. ¡Y no es una metáfora!
El proceso ha sido el propio en estos casos. Poco a poco. El primer circuito
–es una manera de hablar- tardaba casi cuarenta minutos para hacer cerca de
cinco kilómetros. Acababa cansado. Ahora, ya me parece poca cosa. He tenido la
oportunidad de ir a un encuentro con otros que tienen la misma afición. La
distancia era de 10 kilómetros. Si me llegan a decir que podría correr esa
distancia no lo hubiera creído, pero ahora, esa distancia es la que procuro
hacer en cada entreno.
El
próximo objetivo es la media maratón. ¡Si la media maratón! El reto es
relativamente asequible, pues, ya he recorrido la distancia de 18 km. Una parte
del recorrido lo hice en medio de una paisaje devastado por el viento dejando
un rastro de destrucción de cientos de árboles. El recorrido era como estar en
un parque temático de la destrucción.
Si puedo
correr 18 km, entonces, puede llegar a los 21 km de la media maratón. Estoy
persuadido para ir a correr el próximo 18 de enero en Terrassa la media
maratón. Veremos.