Las agencias de noticias nos dicen que a las 18h había un 3% menos de votantes que en los últimos comicios del 2008, un 57,65%. Es seguro que los militantes de la derecha como los partidos herederos de HB habrán ido a votar como exige el guión. En Cataluña, EQUO no tenía representación. Es curioso que en buena parte de Comunidades Autónomas haya representación. Catalonia is diferent.
Mañana será otro día. Algunos perderán el trabajo de político profesional. Es seguro que buena parte de todos ellos se colocarán de forma decente. Algunos se reincorporarán a sus antiguos puestos de trabajo y otros buscarán acomodo en otros ámbitos. En cambio, otros adquirirán la condición de Diputados y Senadores. Los mercados tal vez dejen un guiño a la derecha si gana de forma abrumadora. Si su victoria fuera pírrica mañana mismo habría “tensiones”. La incertidumbre es total es todo caso. Claro que ésta es sobre todo porque los mercados quieren mayores intereses. Los Estados se han colocado de manera insensato en el disparadero de los mercados. La deuda del Estado ha entrado a formar parte de otra mercancía más.
Los intereses de la deuda que se eleva de manera artificial, supone hundir más aún a las economías que luchan por su credibilidad, cuando fue el sistema financiero que, a causa de las desregulaciones, acabaron en la espiral que nos ha llevado a las economías occidentales a esta situación. Ahora el sistema financiero quiere cobrarse “sus” intereses. Y lo peor es que los gobiernos de la UE se han puesto manos a la obra para conseguirlo. Mientras se siga en esta senda autodestructiva poca cosa parece que podamos hacer los ciudadanos. Los intereses que hay que pagar por la deuda son los servicios que disminuyen del Estado del bienestar.
Sólo unos políticos pusilánimes –la UE- nos están llevando a la bancarrota del Estado. Es como si el tiempo de Margaret Thatcher se hubiese detenido para devorarnos a todos y su “no hay alternativa” se hubiese convertido en el axioma de los mercados y por ende de la política.