En el plano internacional sigue el festival de reemplazar unas caras por otras. Grecia, Italia. Los que sustituyen a los anteriores mandatarios tienen en su currículo haber estado en puesto de responsabilidad en esta crisis. Lo que hace sospechoso estos recambios. Los mercados quieren cambios en los gobiernos. Primero Papandreu después Bercuscoli. Y en su lugar y sin respaldo democrático directo son sustituidos por Papademos exvicepresidente del BCE. ¿Dónde estaba el BCE en todo el “affaire griego”? ¿Cómo pueden colocar a un controlador que no controlaba? Hablan de un técnico para llevar a cabo lo que desde su puesto del BCE no hizo. Tal vez tenga cierta ironía que ahora sí tenga que encargarse de lo que hizo cuando pudo. Su legitimidad es limitada, pues, los ciudadanos griegos no ha podido elegir. Se les ha escamoteado por partida doble: adiós al referéndum y también en una elecciones anticipadas.
Italia corre la misma suerte, a pesar que la economía italiana es mucho más potente que la griega. Berlusconi se va y en su lugar tienen a su sustituto, Mario Monti un tecnócrata curtido en las instituciones de Bruselas ha sido comisario de Mercado Interior, en un primer mandato, y de Competencia en el segundo. Pasará por alto al electorado italiano. Los mercados no son democráticos. Exigen toda clase de prebendas, son ventajistas. Se habla de competencia, pero es siempre para los demás. España ha tenido que adelantar elecciones para poder respirar. Las encuestas nos dicen que el PP ganará las elecciones del 20-N. Una fecha de mal gusto, pero que para mucha gente joven es simplemente un domingo más. Tal vez mejor así, pero...
Se habla de bonos europeos como solución a muchos problemas. Siguen sin afrontar el problema de base. Los Estados no pueden exponerse a ser mercancías. Los Estados deberían estar fuera de los movimientos especulativos. Los Estados deben financiarse pero no acosta de empobrecerse ni endeudarse para que los mercados puedan sacar rendimientos exorbitantes. Si estamos en la zona euro, las subastas –la palabra ya lo dice todo- del Tesoro –nacional- debería ser fijo. Si el precio del dinero es de 1,25% que es el que fija el BCE, los bonos del Estado –zona euro- deberían ser idénticos. Los bancos que han sido respaldados por los Estados se están beneficiando de unos bonos que superan las expectativas de las bolsas. Se sangra a los Estados y después se propala la idea que esos Estados no podrán pagar esas deudas, con lo que inmediatamente vuelven a subir –lo llama tensiones-, la prima de riesgo, es decir, hay que volver a subir el interés para que los mercados que no creen en estos Estados inviertan. El resultado es un declive del Estado del bienestar y la ciudadanía que se ve sometido a un doble chantaje: la de los mercados que exigen recortes en el bienestar y por otro, los propios gobiernos nacionales, que presionados desde el exterior y representando una tragicomedia trasladan los intereses externos en clave interna. ¿Entonces a quien votamos? Buscaré en las papeletas si hay los partidos políticos Standars & Poor’s, Moody’s, Fitch o Dagong, o Merckel.
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