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dimarts, 30 de juliol del 2013

Reseña: Las costuras de María Dueñas


He leído el libro de María Dueñas, “El tiempo entre costuras”. También he leído de la misma autora “Misión Olvido”. Los dos libros parecen escritos por dos autoras diferentes, aunque tengan el mismo nombre. “El tiempo entre costuras” se deja leer con interés; mientras que “Misión Olvido” es una novela que parece hecha por encargo, y su resultado es muy insatisfactorio.

La historia de “El tiempo entre costuras” transcurre, en el inicio de la Guerra Civil. La protagonista Sira Quiroga se verá en vuelta en un torbellino de acontecimientos que la llevarán de Madrid a Tánger de allí a Tetuán, para posteriormente volver a Madrid, Lisboa..

Ella misma narra su peripecia personal: (...) Candidata apenas incipiente a funcionaria, beneficiaria del patrimonio de un gran industrial, amante trotamundos de un sinvergüenza, ilusa aspirante a directiva de un negocio argentino, madre frustrada de un hijo nonato, sospechosa de estafa y robo cargada de deudas hasta las cejas y ocasional traficante de armas camuflada bajo la apariencia de una inocente nativa. En menos tiempo aún debería hacerme con una nueva personalidad porque ninguna de las anteriores me servía” (pág.150)

La novela entretiene, la Guerra Civil no es más que el telón de fondo de una realidad que apenas se ve. Personajes históricos y literarios se dan la mano para ilustrar una historia entre otras muchas historias entrecruzadas.

Hablemos claro: se trata de una novela de espías, de fidelidades e infidelidades en una España rota. Desde su “atelier” de alta costura, Sira o Arish entretejerá sus habiliades de costurera al servicio del espionaje inglés. La novela entretiene, lo que no es poco, da pinceladas de unos entresijos que se desconocían, por ejemplo, Juan Luis Beigbeder, primer ministro de Asuntos Exteriores de la España de Franco, o bien, el personaje de Rosalinda Fox, amiga de Sira que en virtud de la imaginación puede convertirse en amante de Beigbeder. Así, como el Alan Hillgarth, que dirigía la red de espionaje en España.
Personas entrañables nos los encontramos con Candelaria, la matutera, Ignacio Montes el novio formal que será arrinconado por  culpa de una máquina Hispano-Olivetti, el novio volverá aparecer en la novela habiéndose convertido en otro, como todo el mundo después de la Guerra Civil; Félix Aranda, su amigo y confidente en Tetuán, otros personajes tienen un carácter menos amable, especialmente, Ramiro Arribas. Sira quedó hipnotizada por su labia y don de gentes. Lo dejó todo por él. Y acabó perdiéndolo todo gracias a él. No hay mal que por bien no venga, y la novela reconstruye como Sira se rehace. El amor, la intriga, las medias verdades y mentiras, se construyen para que Sira salga de todos los entuertos. Con Marcus Logan el amor volverá a la vida de Sira. Lo encuentra en Tetuán, pero Sira no quiere cometer los mismos errores que con Ramiro, lo deja ir. Sin embargo, el destino los vuelve a enlazar en Lisboa. Sira jugará para que se le vuelva a escapar.
No cuento más para no estropear la novela. Con la cantidad de títulos en las librerias este merece que se le lea. En cambio desaconsejo encarecidamente que no malgaste el dinero en el otro libro: Misión Olvido. Es prescindible y además es olvidable.

dilluns, 5 de març del 2012

Siria (II)


Siria sigue deparándonos malas noticias. La “Comunidad internacional” entelequia que aparece y desaparece según intereses particularísimos de las grandes potencias, ha dejado en manos de un tirano –hay demasiados- la suerte de los sirios. Muerte y destrucción en la ciudad de Homs.

¿Qué deben pesar los ciudadano sirios de las potencias europeas y norteamericanas que ayudaron en Libia? He leído un interesante artículo de Bernard-Henry Lévy sobre Siria con el título: “Hay que intervenir en Siria ya” (El País, 5/3/2012). En su análisis de las similitudes en la intervención en Libia y su falta absoluta de intervención en Siria, no aparece Israel. En otro artículo de Juan Garrigues titulado “Siria a la luz de Libia”, artículo muy razonado, tampoco aparece el vecino israelí. ¿Acaso podemos imaginar que la posible intervención militar en Siria no tendría que contar con el visto bueno de Israel? ¡Vale, no soy analista político. Y es posible que todas estas elucubraciones son disparates de un “amateur” en funciones de geoestratega de “pacotilla”, pero, a mí, me resulta demasiado llamativo. No voy a repetirme sobre los dicho en la entrada Siria (I). Pero resulta significativo la ausencia de un actor tan importante en la zona.



Ban Ki-moon, por su parte, afirmó tras su reunión con Annan que la situación en Siria es "cada vez más desesperada". Según el secretario general de la ONU, "no hay mayor urgencia para la comunidad internacional que poner fin de inmediato a los asesinatos y que el Gobierno detenga el uso de la fuerza contra los civiles".(El País, 1-3-2012). La ONU está demostrando sus límites. Son los estados quienes disponen y la ONU es el escenario de la representación y legitimación de las acciones de los Estados. La comunidad internacional reaccionó en Libia a través de Francia e Inglaterra añadiéndose después EE.UU. Se firmó una declaración y un mandato de la ONU. Ahora, la población siria es masacrada en Homs y la comunidad se lo mira con mucha tranquilidad. ¿Hemos aprendido de Libia? La respuesta es que hay otros actores en juego, lo de menos es la población civil, en Libia era una justificación, pero en Siria no lo es. Se habla de cerca de 7500 personas muertes en este combate desigual entre la población y el ejército de Bachard el Asad. ¿Cuántas muertes serán necesarias para que se actué?

dissabte, 25 de febrer del 2012

Siria (1)


En el ámbito internacional, lo que sucede en Siria es un ejemplo de geometría variable internacional. En Libia hubo intervención internacional para salvaguardar a la población civil. En cambio, en Siria, las cosas ya no son lo que sucedió en Libia. Libia no es Siria. Hay diferencias significativas. En el primer caso, no había ejército, mientras que en Siria el ejército soporta el régimen de el Asad. Diferencias en la población, en los recursos estratégicos, petróleo, gas,etc. Siria no posee nada de esto. Pero Siria tiene fronteras con Israel. La diferencia entre ambos es Israel. Desde los altos del Golan, el ejército israelí, controla una vasta área de territorios que ocupó en la Guerra de los Seis Días (1967) y posteriormente en la Guerra del Yom Kipur (1973).


Israel no quiere saber nada de la “primavera árabe”. Quiere que las cosas sigan así “in eternum”. Las protestas de la población de Siria de mayor libertad suenan en los oídos israelíes como amenazas para su status quo. Por ello no habla de diálogo en la zona. Siria es para Israel un escudo protector. Por ello no quiere cambios. Prefieren al sátrapa actual que le permite saber que nada ocurrirá, a otro régimen que los sirios pudiesen elegir democráticamente. El baño de sangre que tiene lugar en Siria es producto de la combinación entre el actual gobernante Bachard el Asad, el ejército, Israel que no quiere a nadie en territorio adyacente y las reticencias de las dos cumbres en salvaguarda de los derechos humanos como son China y Rusia.

Todo esto podría cambiar si se dieran las “felices” circunstancias de que Israel atacase Irán. El gobierno israelí debe tener las operaciones de ataque listas para ser ejecutadas. Sólo les falta una excusa. La opinión pública está sensibilizada para dicho ataque. Irán se ha convertido, por obra y gracia de sus “ayatolas”, en una teocracia que busca respetabilidad a través de la bomba atómica. El club de países que disponen de ella les hace intocables. De ahí que Irán busque desesperadamente la posibilidad de obtenerla. Rusia ha jugado un papel importante en esta búsqueda. No sé si está en posesión de la tecnología necesaria. Israel pose la bomba, al menos, esto es lo que parece. Ninguna Agencia internacional ha verificado si está o no en posesión de dicha arma. A nadie se le ocurre –Occidente- que una delegación de la ONU visite las instalaciones israelíes para comprobar que si tienen armas de destrucción masivas (ADM).


La orgía de sangre en Siria debería hacernos escépticos acerca de la bondad de las intenciones de los países occidentales para extender la democracia. Hay retóricas que hablando de democracia, lo único que consiguen, es el sufrimiento de la población civil. También nosotros somos cómplices del régimen sirio.

dimecres, 8 de febrer del 2012

Historia de infamias (1)

No sé si las denuncias de la oposición son verdaderas. No hay de momento confirmación independiente y eso no dice mucho de la oposición. En todo caso, si fuera acierto lo que se denuncia, habríamos alcanzado cotas insuperables de barbarie y odio difíciles de superar. ¡Cómo se puede dejar que Siria se encamine hacia la autodestrucción!





Portavoces de la oposición han denunciado también la muerte de 18 bebés prematuros, que fallecieron porque los cortes al suministro eléctrico impidieron alimentar las incubadoras. Estas informaciones no han podido ser confirmadas por fuentes independientes. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad sirio ha negado esas versiones y asegurado que los hospitales de Homs funcionan con normalidad y no hay escasez de material sanitario, según la agencia oficial de noticias Sana.

dimecres, 27 de juliol del 2011

El hambre en el siglo XXI


En este verano atípico –al menos en Cataluña- donde las temperaturas no acaban de estar a la altura que el gremio hostelero suspira, en la TV aparecen imágenes que parecen provenir de otras épocas. En el lejano 1967-1970 aparecieron en la “pequeña pantalla” imágenes de niños moribundos, con los vientres hinchados, en medio de una guerra en el tablero de la “guerra fría”. Esas imágenes quedaron grabadas en la retina para siempre. De este conflicto nació la ONG Médicos Sin Fronteras.



Ahora, en pleno siglo XXI, las TVs vuelven aparecer imágenes que nos retrotraen al pasado. El escenario ya no es Nigeria, ahora es Somalia, un país que no existe y que se debate en guerras particulares. Las noticias hablaban de retrasos técnicos para hacer llegar la ayuda. Supongo que esos retrasos se deben, probablemente, al mercadeo entre los señores de la guerra que querrán su parte de este botín y todas los problemas logísticos y políticos que Europa conlleva. No hay fatalidad, ni naturaleza hostil, simplemente, cuando los estados no existen y cuando no hay instituciones democráticas que velen por sus ciudadanos, cualquier causa puede llegar a generar desastres humanitarios. ¡No es para indignarse!

dissabte, 5 de març del 2011

Desde el balneario...

Lo que sucede en Libia es una página trágica sobre la condición humana. Un dictador y sus huestes del terror que pretenden mantenerse a toda costa. Una sociedad que lucha por su libertad y que están pagando carísimo, en vidas, este deseo. Y una comunidad internacional que está enfrentada a sus propios intereses. España, por supuesto, no pinta nada en todo lo acontecido. Antaño éramos los amigos de los pueblos árabes, eso es lo que se decía, ahora no somos más que comparsas. Cierto, en Libia hay intereses de empresas como Repsol y Gas Natural que nos hacen la vida a todos más fácil sí he de creer en su propaganda interesada. Petróleo y gas a cambio de armamento y silencios cómplices. Nada de lo que otros países europeos no hagan.


El régimen sigue enrocado hay cientos de muertes entre los civiles en un escenario de guerra civil encubierta. Desplazados que huyen hacia Túnez –trabajadores de otros países-. Mientras la “comunidad internacional” trata de decir algo, pero no se sabe qué. El factor tiempo juega a favor de Gadafi y su camarilla. Los  mercados ha dictaminado que el precio del petróleo suba de forma imparable. Nuestro presidente se va a los Emiratos árabes en busca de financiación y en su gira aterriza en Túnez para hablar de transición y promesas que no puede cumplir ni liderar. España que es dependiente en un 80% del petróleo ha puesto en marcha un plan para reducir en un ilusorio 5% su dependencia. Parece muy poca cosa. No nos hemos plateado un plan más ambicioso y de larga duración. Siendo un país de sol y con una orografía propicia para los vientos, se ha avanzado muy lentamente en fuentes energéticas limpias –energía solar y eólica-. Las nucleares pudieran ser una opción, pero se requiere una financiación que las empresas eléctricas no están dispuestas a financiar, acostumbradas como están a subvenciones eternas. Seguramente, la propia dinámica de las cosas, empujará a realizar medidas más audaces e impopulares.

dissabte, 23 d’octubre del 2010

Tiempos difíciles: La novela de la Guerra Civil

“La noche de los tiempos” es la última novela de Antonio Muñoz Molina. La novela es muchas cosas, para empezar, una novela soberbia. Una historia intensa y extensa. Unos personajes que se muestran como son a lo largo de la historia. Una historia que nos refleja como españoles. El inicio de la guerra civil. Es la historia de un adulterio, pero también una historia de amor y desamor, de odios y mezquindades, de actos generosos y heroicos.

La intensidad del lenguaje impresiona. Cada palabra parece que está buscada para ser esa palabra y no otra la que tiene que estar ahí. Los personajes y sus circunstancias marcan sus destinos. La novela no es un panfleto político. Hay descripciones de los protagonistas históricos, especialmente, la figura de Juan Negrín que murió en el exilio.



La historia es simple, no como está estructurada y escrita, el protagonista de la historia es Ignacio Abel arquitecto, se enamora de Judith Biely, norteamericana que lo conoce en una charla sobre arquitectura popular en la Residencia de Estudiantes. La mujer de Ignacio Abel es Adela una mujer que cumple con el papel asignado a una condición subalterna, propia de la época. Adela descubrirá la infidelidad. Adela e Ignacio Abel tienen dos hijos, Lita y Miguel.

El proyecto de Ignacio Abel se llama “Ciudad Universitaria”, la aparición de Judith trastorna completamente la vida de Ignacio Abel. Éste había huido a Alemania para ampliar estudios, dejando a Adela al cuidado de su hijo pequeño. Allí tuvo una aventura. No esperaba volver a encontrar el amor y el deseo a estas alturas de su vida acomodada a la rutina.



Las circunstancias van creando las condiciones que acabarán por imponerse a todos. La guerra se va imponiendo lentamente, casi filtrándose en las vidas de todos los ciudadanos de Madrid. Ignacio Abel ajeno a los acontecimientos que tiene delante sólo piensa en su amor ciego y culpable.

Hay un recuerdo que aparece a lo largo de la novela una frase que taladra la memoria de Ignacio Abel: “ Ignacio, por lo que más quieras, ábreme, no dejes que me maten”. La trama de esa frase y el porque de lo que sucede es uno de los cabo bien atados de la novela.

Abel habla con Negrín sobre la situación y éste le dice: “bastarán dos generaciones para mejorar la raza, y nada de eugenesia, ni de planes quinquenales. Reforma agraria y alimentación saludable. Leche fresca, pan blanco, naranjas, agua corriente, ropa interior limpia; si nos dejaran tiempo, los otros y los nuestros...”(pág.585). He aquí sin duda un plan auténticamente revolucionario.

Negrín insiste: “ [hablando de los políticos]. Y para poner en práctica su delirio particular cada partido y cada sindicato lo primero que ha hecho ha sido inventarse su propia policía, sus propias cárceles y sus propios verdugos. Pero me niego a creer que todo esté perdido” (pág.704). Abel no es que se haya rendido es que simplemente aún no sabe lo que está pasando. El destino le tiene preparada una carta. La posibilidad de ir a EE.UU para construir un edificio en una universidad americana. Negrín se quedará, mientras que Ignacio Abel deja a su familia en la Sierra, no sabe si está en zona republicano o ha caído en el otro bando. No lo sabe, y no quiere saberlo, porque lo único que busca desesperadamente es a Judith. Finalmente, Abel llega a su destino....

Tengo la secreta convicción que una segunda parte de la novela no sería nada descabellado. El arte literario que derrocha Muñoz Molina es impresionante. Pocas novelas provocan el sentimiento de estar delante de una obra total. No es una novela de historia, pero retrata perfiles grises de una época que aspiraba a otra cosa de lo que acabo sucediendo. Ese legado envenenado del que aún cuesta desprenderse. Esta novela no es moralistas, no marca quienes son buenos y malos, los muestra como son, y al hacerlo, los deja sin coartadas de ningún tipo. Somos los lectores quienes podemos redimirlos o condenarlos, pero eso ya no es asunto del escritor.