dimecres, 12 d’octubre del 2011

PER (dóname)


Las declaraciones de Durán Lleida han levantado una gran polvareda fruto de la precampaña electoral. Todos los políticos de todos los colores han dicho frases memorables. Unas son mentiras arriesgadas, otras fruto de la ignorancia y otras con ánimo de dar razones a su electorado. En estas últimas habría que colocar la frase sobre el PER: “No hay derecho. Nuestro payés no puede recoger la fruta porque no hay dinero, mientras que en otros sitios de España, con lo que hacemos nosotros, reciben el PER para pasar toda la jornada en el bar de su pueblo”.



Desde el inicio de la democracia, las CC.AA más deprimidas de España, han utilizado mecanismos para resolver un problema estructural del campo español. La utilización de trabajadores del campo que no que son propietarios en zonas latifundistas hace que la creación de empleo sea siempre precaria y además temporal. Así se creó mecanismos como el PER. Andalucía, Extremadura han establecido dicho mecanismo. Desde el PP se dijeron barbaridades que, ahora, deben resultarles incomodas.

La cuestión es de fondo, ¿qué ha pasado en Andalucía y Extremadura en estos últimos treinta años? La respuesta es que si bien ambas Comunidades han aumentado su riqueza y bienestar siguen en conjunto a la cola de las CCAA. La pregunta que se plantea Durán Lleida es ¿por qué trabajando 35 jornadas se cobra el subsidio durante seis meses? En Cataluña como en el resto de Comunidades un trabajador del sector servicios con 35 días trabajados no cobra paro. En tiempos de crisis, cuando desde Cataluña se hacen recortes en Sanidad y Educación, como en las demás CC.AA, cuando se plantean estas cuestiones resulta que muchos trabajadores del sector industrial o de servicios piensan que es un agravio comparativo que unos reciban el PER y los otros nada.




Los problemas de solidaridad han sido hasta ahora mecánicos, el Estado establecía mecanismos más o menos afortunados, que redistribuían la riqueza. Ahora, con la crisis, la solidaridad se hace visible los costes que suponen sufragarlas. Un mecanismo redistributivo sería la Renta Básica. Cuando se habla de inyectar miles de millones de euros, los gobiernos y los mercados parecen que están de acuerdo, pero si alguien plantea la RB se le tilda de utópico como un auténtico insulto. Si seguimos navegando en la crisis los problemas de solidaridad se harán cada vez más agudos y valdría la pena pensar en cómo establecer mecanismos para que todos los ciudadanos puedan estar a cubierto de los desmanes de la economía.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada