Esto es nuevo. La Segunda Guerra Mundial introdujo como objetivo estratégico en la guerra: la población civil. Había más posibilidades de sobrevivir siendo soldado que civil. Después han venido otras guerras -demasiadas-. La población civil ha sido el primer objetivo militar.
Ahora Israel introduce una nueva deriva: los muertos son niños. Pero estos niños no son como los niños israelíes. Aquellos pueden y deben morir. Al fin y al cabo son niños palestinos. Israel quiere destruir el futuro de los palestinos. Los estrategas del ejército israelí habrán pensado que así matan dos pájaros de un tiro: destruyen el futuro de las familias y elimina a los terroristas de Hamás.
Porque los 830 muertos todos y cada uno de ellos eran terroristas de Hamás. Las bombas inteligentes no se equivocan. Así que tranquilos, podemos irnos a la cama con la conciencia tranquila. No eran personas, sino terroristas.
Cohete de Hamás, su objetivo es causar destrucción, pero resulta ridículo comparado con el armamento desplegado por la aviación israelí. Las comparaciones son odiosas.
Sólo existe dolor en Israel que sufren con el bombardeo cruel y desmedido de los cohetes que
envía Hamás, que destruye hospitales, colegios, viviendas, edificios gubernamentales de Israel. Por eso es por lo que Israel ha emprendido esa justa causa. Amén.
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