dijous, 28 de gener del 2021

La ley del embudo sigue su curso: Villajero-1- Pablo Hasél -0







 

Anuncios piratas

 



Vivimos tiempos donde todo tiene cabida. La instantánea recoge un anuncio de venta de piso, el cartel invita a la sonrisa, pues, una cara conocida, al menos, para quien tenga una cierta edad, nos invita a seguir el consejo del Sr. Jordi y llamar a un número de teléfono. Se puede intuir que el Sr. Jordi, es un avispado vendedor que quiere triunfar en el mundo inmobiliario. Además, nos dice que GARANTIZADO, y eso nos debería calmar. Pero, ¿lo garantiza el Sr. Jordi ?, que nos pone la cara de alguien que cantaba alegremente aquella canción que dice: 

Y es que yo (na-na-ra, na)
Amo a la vida y amo el amor (na-na-ra, na)
Soy un truhan, soy un señor

Así que si quiere hacer negocios con un señor, lo mejor es hacer caso de este simpático anuncio y llamar al Sr. Jordi para solucionar la venta de tu piso, el problema es que si sale truhan, entonces podrás cantar:

Pero he de confesar que otras también me hirieron
Pero de cada momento que yo he vivido
Saqué sin perjudicar el mejor partido


dimecres, 27 de gener del 2021

Estadísticas en el país de mediocristán

 Leyendo el libro de Nassim Nicholas Taleb, Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable, te das cuenta de lo inadecuado que son las estadísticas. Habla de dos territorios Mediocristán y Extremistán. Al primero, le gusta la campana de Gauss, donde todo aparece en el lugar que le corresponde. Mientras que Extremistán, es el mundo de lo improbable, que se hace realidad, en forma de crisis económica, como el 2008 o bien la actual pandemia. Sucesos que no tenían que ocurrir, según Mediocristán, pero que están aquí. Es evidente que con Mediocristán, no podremos hacerle frente. Sin embargo, la tendencia “natural” es mirarlo todo desde la perspectiva cómoda de Mediocristán.



Ejemplo del desaguisado de la estadística. Sean dos personas, A y B ambos tienen 100.000€. Según la distribución de Gauss, ambos poseemos 50.000€. La cuestión es, ¿es cierta esa distribución? La realidad, más bien podría decirnos que A posee 20.000 y B 80.000. Así, ¿por qué se empeñan en hacer distribuciones tan “platónicas”, tan ideales como irreales? Una de las características de la economía es que sigue jugando a la campana de Gauss. La estadística lo encubre todo.


Bisbes, polítics i militars, els primers a posar-se les vacunes

 Hem vist últimament com les Autoritats, saltar-se el protocols per les vacunes. Allò què es dieu, primer el petits i desprès les dones, s’ha anat al cubell de les escombraries. Ara, amb la pandèmia, hi ha uns protocols  que fan referència a la vulnerabilitat –una paraula que és fa servir per qualsevol cosa-, en primer lloc, les persones més grans què son qui més a patit la mortalitat d’aquest virus.




Què militars, polítics de tota mena, bisbes i vés a saber qui més, han passat per davant de la gent què més ho necessita, siguin a les residència d’avis, i les persones de més de 70 anys. És lògic què els sanitaris siguin els primers, el ser la primera barrera, per evitar què és col•lapsi el sistema sanitari. El nostres polítics, experts a dir paraules grandiloqüents, buscant sempre un titular, van dir què la prioritat era la gent gran i el sanitaris i tots aquells grups imprescindibles per frenar el virus. 

Però, l'allau de persones i grups que ni li pertoca la vacuna, ha passat a un altre nivell. En el cas, del anterior JEMD, qui li va donar la vacuna? A Múrcia, qui va donar el vist-i-plau per endur-se les dosis, per ell, i els esforçat funcionaris? Sembla què no hi ha massa control efectiu sobre les vacunes. El fet és que aquesta mena de conducta irresponsable, diu molt de nostres com a societat. La exemplaritat no és un dels nostres punts forts. I amb la gestió pública, aquesta deuria de ser un virtut imprescindible. Si hi ha hagut dimissions, però, no perquè s’hagin donat compte de la seva conducta, sinó, perquè ha estat denunciada per el mitjans de comunicació i les xarxes socials. 


dimarts, 26 de gener del 2021

Estampas fotográficas

 


Miguel Iceta ha salido del infierno catalán, para alcanzar el paraíso en Madrid. Esa es la foto que todos estábamos esperando. Es una fotografía extraña. Ese coche que aparece en primer plano, ¿es el que espera para llevar a Iceta a algún lugar indeterminado? No hay perspectiva en la fotografía. Lleva mascarilla, lo cual no es poca cosa, aunque sea para figurar. Una maleta de viaje y una bolsa azul para llevar, ¿una ensaimada como las de Mallorca?, ¿un traje azul príncipe para jurar un alto cargo en la Administración central? 

La instantánea parece obra de una emboscada que espera la llegada de alguien, que saben que ha de pasar por ahí [estación de Atocha]. Iceta ha sido en los últimos treinta años, el fontanero mayor del PSC. Ha visto pasar a todo el mundo. Ha dicho muchas cosas, según la tendencia oficial, ha cambiado de opinión las necesarias para mantenerse a flote. Es como el corcho. Siempre flota. Ahora, se le requiere en Madrid para un nuevo servicio al partido (PSOE). Será el premio a la fidelidad al partido. El mensaje será bien recibido. Hay premio al final del túnel.


Reseña: El perdedor radical (y II)

 II


Estos “colectivos de perdedores” se benefician, precisamente, de la globalización. La religión como cemento para sanar a ese colectivo. En nuevo sujeto revolucionario es la ummah –comunidad de creyentes- ésta en diversa y conflictiva –suníes y chiíes-. Su modelo ya no es la centralización, sino en la descentralización, las redes permiten que cada grupo sea independiente de otros grupos. La propaganda utilizada se beneficia de la sociedad del espectáculo al reutilizarla para sus propios fines. Ahora, no hay textos canónicos al estilo de Marx, Lenin, Mao, etc., ahora, sólo hay un libro, El Corán. El nuevo sujeto revolucionario es esa ummah [Comunidad de creyentes], que necesita de nuevos guías. La guerra es desigual, pero su determinación es absoluta, es decir, hasta la muerte.




Enzensberger, habla del estancamiento del mundo islámico en estos últimos siglos, después de deslumbrar al mundo en los siglos VIII-XIII. Después del abandono de Al-Andalús, su papel en la historia universal, no ha hecho más que reducirse. Aporta una fuente  objetiva: “Arab Human Development Report, elaborado por encargo de las Naciones Unidas entre 2002 y 2004[9]. Hay que remarcar que fueron autores árabes, encabezados por el sociólogo egipcio Nader Fergany, los que redactaron ese texto” (pág.28)

“Su enfoque central es el Índice de Desarrollo Humano, que contempla parámetros tales como la esperanza de vida, la educación escolar, la renta per cápita y el grado de alfabetización. Hay cuatro cuestiones en las que se hace particular hincapié: el nivel de libertad política, la prosperidad económica, la educación y el conocimiento, y la situación de la mujer. En todos estos ámbitos, el informe constata un grave déficit, diagnóstico que viene apuntalado por un cúmulo de datos estadístico.”(pág.28)

Enzensberger, constata que todos estos cuatro índices, son muy deficientes. El problema de la mujer es uno de los obstáculos más graves para su desarrollo. ¿Por qué estas deficiencias sistémicas? El problema no son las personas en su individualidad. Otras sociedades han avanzado extraordinariamente, pensemos en los países asiáticos. Una de las explicaciones más preocupantes es la que se desprende de Dan Diner,  Tiempo sellado. Sobre el inmovilismo del mundo islámico, según él, a través del ejemplo de la imprenta, no se desarrollo debido a los jurisconsultos islámicos. No hay ciencia desarrollada en el mundo árabe. La falta de patentes,  “En los últimos cuatrocientos años, los árabes no han logrado ningún invento que sea digno de mención”. (pág.31).

Todos estos déficits agravados por sistemas políticos corruptos y despóticos han dejado a estos países sin demasiadas opciones. Todo proviene de fuera. Muchos países tienen petróleo, pero son compañías extranjeras quienes extraen el petróleo. En esas condiciones, la fuga de cerebros ha sido permanente. 

Los déficits de las sociedades árabes no son imputables, a los individuos como tales, sino a la teocracia que impera en tales sociedades. El Corán, como libro sagrado, no está encerrado en el ámbito privado, sino que está instalado en el ámbito público. Una de sus afirmaciones dice lo siguiente: “«Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros… ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!”. (pág 34) Algunos países, muy tímidamente, tratan de introducir reformas en sus sistemas legales.

Dice El Corán:  «Sois la mejor comunidad humana que jamás haya existido», dice el Corán (3/111), y ordena con palabras inequívocas hacer efectiva esa superioridad inherente: «¡Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura, no […] practican la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente!» (9/29) (pág.36)

Las afirmaciones anteriores, siguen vigentes para cualquier buen musulmán que se precie. Esta afirmación etnocéntrica, hace que sean impermeables a las influencias socio-políticas de las sociedades occidentales. Lo único que han aceptado, es su tecnología. Es cierto, que este etnocentrismo, no es exclusiva del mundo musulmán, la mentalidad imperial de Europa en el siglo XIX, y EE.UU en el XX, son un recordatorio que este sentimiento de superioridad por parte de las naciones-Estado, no se ha extinguido. Lo que resulta problemático al decir de Enzensberger, es que “la creencia en la superioridad propia se asienta en un fundamento religioso. Por otra, colisiona con la inmensa debilidad propia. Esto da origen a una herida narcisista que reclama alguna compensación.”  (pág.38)

La capacidad de compensar esa herida, la proporciona ese mundo exterior –infiel- que se ha conjurado contra el islam. La susceptibilidad de los islamistas es proporcional al rechazo que provoca la existencia de reciprocidad. Se exige que se respete su fe, pero, no existe tal en caso contrario. 

¿Hay que apaciguar ese sentimiento de herida ontológica? Los atentados de raíz islámica, han hecho que las sociedades occidentales, empiecen a cuestionarse ¿qué significa exhibir sus señas de identidad que van en contra de los valores occidentales que les dan cobijo? La extrema derecha, ha visto un filón extraordinario, en ese sentimiento que ve como individuos que se benefician de lo que ofrece la sociedad, conspiran contra ella, a través de sus atentados.

Sin embargo, “no todos los musulmanes son árabes, no todos los árabes son perdedores, ni todos los perdedores son radicales.” (pág.41) La utilización de la extrema derecha de esos actos de individuos aislados o células – ponen a todo el colectivo musulmán en un aprieto. El problema, es que ese colectivo, sigue anclado a valores que contradicen flagrantemente, los valores de acogida. Esa esquizofrenia es un problema vital para ese colectivo, pero también para las sociedades de acogida.

Estos perdedores radicales, no son desesperados ni desclasados, provienen de las clases medias, con estudios, así: “El Foreign Policy Research Institute norteamericano ha publicado [ Scientific American, enero de 2006] uno de los escasos análisis de clase sobre la cuestión (...). Según este documento, de los cuatrocientos militantes registrados de Al Qaeda un 63% ha cursado el bachillerato y el 75% proviene del entorno de las clases media o alta; asimismo, hay entre ellos numerosas personas con estudios universitarios, como profesores, ingenieros, arquitectos y otros especialistas”. (pág.43)

El autor afirma “que sean poquísimos los terroristas que proceden de un entorno ortodoxo. Esto arroja una luz sobre el papel ideológico de la religión.” (pag. 43) Según  Wolfgang Sofsky [«El populacho de los piadosos», en Die Welt, 15 de febrero de 2006], citado por Enzensberger, «Los representantes de esa falsa fe se presentan siempre con una odiosa pretensión de obediencia. Desconocen el compromiso y se sienten notoriamente ofendidos. Dado que les falta la seguridad definitiva, necesitan el sostén de la autoridad o de la acción directa».

El perdedor radical tiene su cifra en el atentado suicida. Como apunta el autor, después de los atentados de Madrid de marzo de 2004, un vídeo de propaganda de Al Qaeda, dice lo siguiente: “«Vosotros amáis la vida, nosotros amamos la muerte, y por eso venceremos». Tal genio no carece de precedentes en Europa; en octubre de 1936, uno de los generales de Franco se expresaba en términos similares en Salamanca: «¡Viva la muerte! ¡Abajo la inteligencia!» (pág.45)



Atentados en Madrid 11-M (2004)


Los objetivos, no son como antaño, donde los objetivos eran, los personajes importantes, ahora, se mata a anónimos ciudadanos que tienen la mala suerte de pasar por ahí, estar en el lugar equivocado. Es también llamativo, que la inmensa mayoría de las víctimas pertenezcan al mundo árabe. Sólo cuando los muertos son nuestros, es cuando se reacciona, mal y tarde. Para el perdedor radical, los muertos no son ningún aval para negociar. Son un movimiento apolítico en sentido estricto, puesto que no plantea ningún tipo de reclamaciones negociables. (pág.48) Lo que hace el perdedor radical, tiene una derivada letal para el sistema democrático, “es la infección del adversario, (...), tomando del repertorio de éstos herramientas tales como el encarcelamiento arbitrario, el secuestro y la tortura” (pág.49)

Enzensberger, apunta que nuestra dependencia del petróleo, no sólo Occidente y “la incapacidad del capital internacional de renunciar a negocios con aquellos países de la región que respaldan el terrorismo.” (pág.49) 

Las consecuencias de todo ello, se encuentra en la destrucción de países, como Irak, Siria o Afganistán. Es en estos lugares, donde la nómina de perdedores radicales tiene asegurado reemplazos, así como la dependencia del petróleo, auguran un porvenir en el que habremos de convivir con el perdedor radical. (pág.51)



Nota:

Las reseñas tienen como objetivo, interesarse por el libro en cuestión y poder leerlo. 


dilluns, 25 de gener del 2021

Reseña: El perdedor radical (I)

 Reseña:

Hans Magnus Enzensberger,  El perdedor radical. Ensayo sobre los hombres del terror, Trad. Richard Gross, Colec. Argumentos, Anagrama, Barcelona, 2007.




Un texto breve (72 págs.) para una cuestión profunda y compleja. A pesar de ello, el texto no defrauda y si aporta algunas ideas dignas de resaltar. ¿Qué hace que una persona o un grupo de ellas, decida que la mejor manera de arreglar el mundo, es la destrucción de los otros y de paso de uno mismo? 

La sociedad actual, inmersa en la globalización, genera un ejército de perdedores. Sin embargo, no todos ellos, llevan el nombre de título, perdedor radical. Así, puede decir: “Al fracasado le queda resignarse a su suerte y claudicar; a la víctima, reclamar satisfacción; al derrotado, prepararse para el asalto siguiente. El perdedor radical, por el contrario, se aparta de los demás, se vuelve invisible, cuida su quimera, concentra sus energías y espera su hora.” (pág.6)

Los caracteres del perdedor radical, residen, entre otras las siguientes: el ser un hombre, que hoy, ha perdido el trono absoluto de soberano, siente una herida profunda, que “a una mujer le resultaría más bien ajeno.” (pág.8).

El perdedor radical, necesita introyectar, su imposibilidad de triunfar, hasta que no alcanza ese sentimiento profundo, puede ser fracasado, o víctima, pero no es aún, perdedor radical. Éste necesita verificar que los demás si valen, y él no.

 ¿Cuándo el perdedor radical dice basta? Su capacidad para soportar la perdida, requiere que dicha perdida vaya aumentando continuamente. Después el detonante, puede ser cualquier cosa trivial que le pase. De ahí, la dificultad de comprender porqué de su conducta. Hace lo que hace, por ejemplo, matar a sus hijos y su mujer para después suicidarse, precisamente, porque las muertes provocadas por él, aceleran su propia muerte. ¿Cómo detectarlos? ¿Cómo chequear a los incontables perdedores radicales? El mundo en el que vivimos, una combinación de anomia y socialización virtual, genera y multiplica, la aparición del perdedor radical.

Siempre han existido perdedores radicales, porque la condición humana es imperfecta, sin embargo, el progreso social ha generado expectativas cada vez más elevadas. La propaganda nos pinta un mundo de lujo y confort, como jamás hubiésemos imaginado, pero, no todos alcanzan esos sueños publicitarios. Los males que el progreso elimina, hacen que los males que quedan –siempre quedarán- los hacen insoportables. 

Cualquiera que pasa una mala racha, se contenta con pensar que siempre hay gente, que está peor que él, relativiza su situación, pero el perdedor radical, nunca mira a los que están peor, sino a los que están mejor, generando un mayor resentimiento. Como no busca la causa en sí mismo, necesita buscarla fuera de él. El mundo está lleno de candidatos.

Si el perdedor radical “no le sale al paso un programa ideológico, su proyección no encuentra ningún objetivo social; lo busca y lo halla en el entorno cercano: el superior injusto, la esposa indómita, los niños vociferantes, el vecino malévolo, el colega intrigante, la autoridad intransigente, el facultativo que le niega el certificado médico, el profesor que le pone malas notas.” (pág.14) ¿Qué pasa cuando el enemigo no tiene un rostro inmediato? La respuesta es: “No es difícil localizar a los poderes conminatorios que le tienen ojeriza. Se trata generalmente de los inmigrantes, servicios secretos, comunistas, norteamericanos, multinacionales, políticos, infieles. Y casi siempre de los judíos.”(pág.14)




El perdedor radical está encerrado en un “circulis vitiosus” (pág.14). Su propia herida y la proyección de los culpables de esa herida. “La única salida a su dilema es la fusión de destrucción y autodestrucción, de agresión y autoagresión.”(pág.15)

La autodestrucción parece contradictoria con la necesidad que experimenta el instinto de conservación. A pesar, del dictamen de Nietzsche: “«Los fisiólogos deberían pensárselo bien antes de afirmar que el instinto de conservación es el instinto cardinal de un ser orgánico» «Los fisiólogos deberían pensárselo bien antes de afirmar que el instinto de conservación es el instinto cardinal de un ser orgánico»” (pág.17). Freud, planteo su tesis del instinto de vida y de muerte (Eros y Tánatos), “puede haber situaciones en las que el ser humano prefiera un final terrible a un terror —sea real o imaginario— sin fin.”  (pág.18).

Enzensberger, plantea la pregunta: “¿Y qué sucede cuando el perdedor radical supera su aislamiento, cuando se socializa y encuentra una patria de perdedores con cuya comprensión e incluso reconocimiento pueda contar, un colectivo de congéneres que le dé la bienvenida, que lo necesite?” (pág.19)

En ese entorno, “se forma una amalgama de deseo de muerte y delirio de grandeza, y de su falta de poder le redime un sentimiento de omnipotencia calamitoso.” (pág.19). Ilustra esta idea con el ascenso del nacionalsocialismo, con el Tratado de Versalles (1918) como motor del resentimiento y un chivo expiatorio: los judíos. La guerra imposible que entabló contra todos, buscaba más la derrota que la victoria. Hitler, prefería que el pueblo alemán sucumbiera, si no era capaz de vencer. 

Una paradoja del mundo actual es que los Estados, a pesar de un inmenso poder destructor, se baten en retirada, cuando se siente amenazada por grupos terroristas. Esos terroristas son, hoy, el perdedor radical, agrupados en “colectivos de perdedores”. El número de siglas que se emplean son amplios, y de amplio espectro. Una característica es la utilización de palabras como liberación, democrático, popular, etc. Sin embargo, ese amplio grupo, que utilizaba tácticas de “guerrilla urbana”, no han sabido adaptarse al mundo globalizado. Como mucho, solo operan a escala local. Los únicos grupos capaces de operar a escala global, son los grupos islámicos.