Reseña:
Jo NesbØ, L’hereu, A tot vent 691, Proa,
Barcelona, 2018, trad. Meritxell Salvany Balada.
El heredero [L'hereu] es una
historia de penitencia. Una novela que se lee con interés creciente, lleno de
suspense y giros sorprendentes, acción a raudales y un montón de cadáveres.
La historia es más o menos la siguiente: Sonny Lofthus, es el
preso ideal, para cargar con las acciones de los demás. Acumula condenas a
cambio de un chute. Todos quieren a Sonny, en la prisión de Staten. Sonny llora
la perdida de su padre, policía que se encontró muerto con una nota de
suicidio, desde ese momento, Sonny, ha caído en la pendiente de la
autodestrucción. Sin embargo, un día, un recluso le cuenta que su padre no se
suicido. A partir de ese momento, Sonny emprende el camino que le llevará a la
reivindicación de su padre y la venganza contra los posibles causantes de su
desgracia. Dejo los detalles, para los lectores.
Policías, corruptos, traficantes de droga, inversores
inmobiliarios, trabajadores sociales, penitenciarios, todos aparecen en una
novela en que las diferentes tramas se van urdiendo para configurar un vasto
tapiz de la sociedad contemporánea.
Nadie sale indemne de la mirada escrutadora de NesbØ. No hay
moralina, simplemente nos describe sucesos, hechos, valores, motivos. Padres e
hijos completan una cadena que va más allá de nosotros y configura una red de
conexiones. Los pecados de los padres acaban pesando sobre los hombros de los
hijos.
Si quieren acción está es su novela, si lo que quieren es un
retrato de la sociedad contemporánea, está es su novela, si lo que quieren es
policías que se debaten entre el deber y sus propias limitaciones, está en su
novela, si lo que quieren es pasar un rato leyendo una historia, está es su
novela.
NesbØ, está llegando a una
destreza envidiable en el arte narrativo. Las acciones de la novela negra
permiten diseccionar la sociedad, mirar en el lado oscuro de nuestras
sociedades, para mirarnos en un espejo que refleja la complejidad de la
existencia humana.