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dilluns, 20 d’octubre del 2014
divendres, 17 d’octubre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (4.3)
Cuando en el diálogo social se
trazan plazos, éstos no pueden eternizarse, pues, corren el riesgo de resultar
inocuos y superfluos. Todos diálogo –social- supone resolver conflicto de
intereses, por ello, se requiere tomar decisiones, de lo contrario, el diálogo
deviene parodia.
La “escasez de tiempo”
supone en el ámbito de las decisiones que “no se pueden hacer pronósticos
fiables sobre el desarrollo futuro”. Los plazos breves, provocan
inevitablemente, nuevas decisiones que hacen más difícil su fiabilidad a medio
y largo plazo. Innerarity establece una tipología de las decisiones:
[a] “La planificación como
máxima racionalidad”.
[b] “El incrementalismo que
caracteriza los tipos de decisión de una racionalidad media” y los modos de
[c] “ Improvisación que se
ajustan al criterio de mínima racionalidad en situaciones de elevada
complejidad”.
[a]
Hablar de racionalidad, puede
parecer algo sencillo, pero no lo es. Tomar buenas decisiones requiere tiempo,
hay que analizar todas las opciones, sus posibles “contingencias”, “tratar
los objetivos como hipótesis” (Cohen/March, citados por Innerarity). Todo
este proceso se lleva mal con la premura de tiempo, y además se requiere una amplitud
de mirar que no es fácil de encontrar en nuestros días. Ésta conlleva “la
innovación y la creatividad de las decisiones”.
En los procedimientos deliberativos
se requiere “la participación de aquellos que, desde perspectivas diversas,
puede contribuir a la decisión” (Quinn, citado por Innerarity). La razón de
este proceso de participación de “expertos” es que dada la complejidad en la
que nos movemos “ningún actor dispone de la capacidad necesaria para hacerse
cargo de esa complejidad y la participación puede contribuir a reducirla
(...)”.
¿Cómo empieza una crisis como
la del 2008? A esta pregunta Innerarity responde con la necesidad de “sistemas
de advertencia temprana”. Supone anticiparse a lo irremediable, hay que
pasar de la conducta reactiva a una activa. “Se trata de prestar atención a
los comienzos”. Éstos siempre parecen inocuos, por eso hay que estar
atentos a las “señales débiles” (Anstoff, citado por Innerarity). El problema
es ¿cómo delimitar esas señales? Como la opción analizada, supone una
racionalidad ideal, hemos de contentarnos con la idea regulativa de lo que
debería ser el proceso de toma de decisiones con la máxima información y el mayor
tiempo posible, sabiendo que ambos parámetros están muy lejos de satisfacerse.
[b]
La banda ancha, por decirlo
así, de las decisiones, se denomina “incrementalismo”, es la
racionalidad del “ir tirando”, del “ensayo y error” (Collindrige, citado
por Innerarity), en un mundo complejo y cambiante. Como no se puede optar por
un máximo, al menos se aspira a un mínimo de racionalidad. Se trata de bajar de
lo global a lo local, el problema de esa estrategia es que se “omite la
interdependencia de los problemas”, creando a su vez nuevos problemas.
El incrementalismo supone ir
paso a paso en la “resolución de los problemas”. Una condición de este
proceso es la posibilidad de la “reversibilidad” (Scott, citado por
Innerarity). Supone que podemos volver a la casilla inicial, es decir, no
cerrarnos los caminos para desandar lo andando.
Este incrementalismo en el
orden social se expresa en “simplificar los procesos de negociación y acuerdo”.
Introduce dos conceptos del “bargaining” vs “”arguing”. Ambos extraídos de la
jerga anglosajona dedicada a analizar los problemas de toma de decisión en un
proceso de negociación multilateral. Se trata en “no empeñarse en transformar
las posiciones (bargaining) sino dejarlas intactas y proponerse un simple
equilibrio en los intereses (arguing)” (March/Simon, citados por Innerarity.
Estos procesos de negociación “apuestan más por el equilibrio que por la
transformación”.
La racionalidad “media” o
incrementalismo se enfrenta al futuro cuando este aparece y hay que tomar
decisiones. Sus decisiones son siempre reactivas, y tiende a postergar las
soluciones hacia el futuro. Sólo cuando ya no es posible su dilatación en el
tiempo se actúa. Así, “los problemas son gestionados, no solucionados en
sentido estricto” (Kirsch, citado por Innerarity). Las tomas de decisión en
este modelo tiende a incrementar las dificultades que se trasladan al futuro.
Sólo hay que pensar en la gestión medioambiental. Estas trasladando los costes
a las generaciones futuras.
[c]
La tercera opción es la
“racionalidad de la improvisación”. En ella la ausencia es la norma, de planes,
de cálculos, de objetivos, de medios, de consecuencias. Como dice Innerarity
“se trata de mantenerse en el juego”. Ante esta opción parecería que estamos
delante de una opción residual o marginal. Sin embargo, ante realidades
complejas, como las que estamos inmersos, este tipo de racionalidad ligada a la
toma de decisiones, se convierte en la única opción. No decidir, se convierte
en una decisión. A veces las decisiones son más simbólicas que efectivas, estoy
pensando en el decisión de Artur Mas y su propuesta de votación el 9-N.
Mediante estas decisiones tienen el efecto que se está actuando, aunque las
consecuencias sean simbólicas y no reales. Seguir en el juego, tiene la
virtualidad de poder actuar más adelante en un terreno más favorable que el
presente.
dijous, 16 d’octubre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (4.2)
- Dimensiones
de la complejidad
Vivimos un entramado de
racionalidades que al entrecruzarse provocan desajustes irracionales. Por eso
es necesario saber en qué terreno nos movemos. Las sociedades actuales se
caracterizan por su complejidad, no darse cuenta de ello, es poner la primera
piedra de incomprensión de nuestro análisis de la realidad. Innerarity afirma
que esa complejidad “puede descomponerse en tres dimensiones: social,
cognitiva y temporal, lo que se traduce a su vez en complejidad de las
interdependencias, información incompleta y escasez de tiempo”.
Innerarity pasa revista a cada
una de las dimensiones mencionadas:
a) dimensión social: la
complejidad “procede de las interdependencias sociales”. Una decisión
siempre tiene consecuencias, la imagen de tirar una piedra en un estanque
produce onda de choque, que si se multiplican produce interacciones complejas.
La crisis del 2008 es un ejemplo en el orden económico de las interdependencias.
En toda interdependencia existe los siguientes ingredientes: “negociación,
influencia y observación”.
Las acciones locales pueden
tener consecuencias a escalas impredecible, que a su vez, quedan amplificadas
cuando las acciones tienen escala global. Estamos atadas los actores individuales,
sociales e institucionales a esta maraña de interacciones que como en el dilema
de los prisioneros requeriría los tres ingredientes de los que habla el autor
del artículo. Por ello, afirma una idea que es el eje de su reflexión en los
textos que han ido apareciendo en los últimos tiempos, esta idea es la
complejidad global requiere “instrumentos específicos todavía pendientes de
desarrollar”. Hay que decir que Innerarity es de los pocos que son
conscientes de esa necesidad. Sus análisis son una tentativa para desarrollar
“instrumentos” conceptuales para afrontar la complejidad.
b) dimensión cognitiva: la
complejidad en este orden, se sustancia como “información incompleta o
escasa”. Vivimos en un mundo lleno de informaciones. La paradoja se expresa
en saber que es relevante y que es lo superfluo. Se requieren criterios que
permitan centrarse en lo esencial, es decir, que tengan sentido.
c) dimensión temporal: Se
expresa como falta de tiempo. ¡ No tenemos todo el tiempo del mundo ¡ La
consecuencia es la aceleración. Lo instantáneo es enemigo del futuro. Como
consecuencia de la falta de tiempo se eleva a categoría fundamental la idea de
plazo. Sin embargo, “el plazo vencido no representa ninguna solución”,
si no se ha hecho nada al respecto. Esta idea debe fascinar a nuestro actual
presidente de gobierno. Dejar pasar el tiempo, para que los problemas de
disuelvan. ¡Es una opción!
Los diferentes subsistemas
–sociales, políticos, económicos-, tienen sus propios tiempos, se hace
necesario una sincronización –la palabra ha adquirido una hondura de la que
anteriormente carecía-, de todos estos subsistemas sino queremos un “abismo
de tiempo entre unos y otros” (Wresenthal, citado por Innerarity).
dimecres, 15 d’octubre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (4.1)
¿Cómo se decide el futuro? Una
teoría de la decisión
Innerarity constata que el
tiempo de las grandes decisiones ha acabado y estamos abocados a la toma de “decisiones
modestas” resultado de la incertidumbre en que vivimos. Se pregunta si “¿hay un
espacio de racionalidad política que no nos abandone a la arbitrariedad o al
azar evolutivo?”.
- La sociedad de la decisión
Si las sociedades sólidas se
ceñían a las tradiciones para resolver los problemas a los que se enfrentaban,
las sociedades modernas se centran en las decisiones. Tomar decisiones se ha
convertido en el pan nuestro de cada día. Incluso, “la no-decisión sólo es
posible como decisión” (Beck). ¿Qué
significa tomar decisiones? La toma de decisiones implica riesgo, es decir, en
la posibilidad de elegir de manera inadecuada, o sea, tomar una mala decisión.
Una consecuencia de la toma de
decisiones es que si hay muchas opciones se puede convertir en un problema que
conlleva a “la inseguridad, ambivalencia y desorientación”. En el polo
opuesto, este aumento de las opciones supone una “oportunidad de autonomía e
innovación”.
Una característica de las
sociedades democráticas supone un aumento del “ámbito de lo que se debe
decidir”. Sin embargo, esas tomas no son absolutas, pues, toda decisión
supone “un entramado en el que los actores políticos dependen a su vez de la
acción de otros muchos actores”. Es decir, existe interdependencias, que no
siempre son explicitadas.
Una elección supone siempre
tener opciones o cursos de acción, no se elige cuando nos enfrentamos a una
única opción, por eso es necesario “sondear el espectro de las alternativas”.
Elegir, supone, siempre un acto que rompe con la rutina. Pero la elección no
siempre es un alivio. Es necesario un cierto equilibrio entre las acciones que
elegimos y una cierta estabilidad –rutinas-. Una vida sin rutinas sería
imposible sobrevivir a ella. Innerarity constata la existencia de equilibrios
–muy precarios- entre la innovación y la estabilización de nuestras
instituciones. ¡ No podemos vivir en una perpetua orgía constituyente ¡
divendres, 10 d’octubre del 2014
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