¿Cómo se decide el futuro? Una
teoría de la decisión
Innerarity constata que el
tiempo de las grandes decisiones ha acabado y estamos abocados a la toma de “decisiones
modestas” resultado de la incertidumbre en que vivimos. Se pregunta si “¿hay un
espacio de racionalidad política que no nos abandone a la arbitrariedad o al
azar evolutivo?”.
- La sociedad de la decisión
Si las sociedades sólidas se
ceñían a las tradiciones para resolver los problemas a los que se enfrentaban,
las sociedades modernas se centran en las decisiones. Tomar decisiones se ha
convertido en el pan nuestro de cada día. Incluso, “la no-decisión sólo es
posible como decisión” (Beck). ¿Qué
significa tomar decisiones? La toma de decisiones implica riesgo, es decir, en
la posibilidad de elegir de manera inadecuada, o sea, tomar una mala decisión.
Una consecuencia de la toma de
decisiones es que si hay muchas opciones se puede convertir en un problema que
conlleva a “la inseguridad, ambivalencia y desorientación”. En el polo
opuesto, este aumento de las opciones supone una “oportunidad de autonomía e
innovación”.
Una característica de las
sociedades democráticas supone un aumento del “ámbito de lo que se debe
decidir”. Sin embargo, esas tomas no son absolutas, pues, toda decisión
supone “un entramado en el que los actores políticos dependen a su vez de la
acción de otros muchos actores”. Es decir, existe interdependencias, que no
siempre son explicitadas.
Una elección supone siempre
tener opciones o cursos de acción, no se elige cuando nos enfrentamos a una
única opción, por eso es necesario “sondear el espectro de las alternativas”.
Elegir, supone, siempre un acto que rompe con la rutina. Pero la elección no
siempre es un alivio. Es necesario un cierto equilibrio entre las acciones que
elegimos y una cierta estabilidad –rutinas-. Una vida sin rutinas sería
imposible sobrevivir a ella. Innerarity constata la existencia de equilibrios
–muy precarios- entre la innovación y la estabilización de nuestras
instituciones. ¡ No podemos vivir en una perpetua orgía constituyente ¡