Corrupción. Desmentidos. Ada Colau y su
alegato contra una casta política
insensible que deja que las cosas se pudran en nombre de intereses inconfesables.
Así están las cosas. “El ejercicio burocratizado del poder tiene su contrapartida
en una esfera pública confinada a espectáculos de aclamación” (J.Habermas). Eso
es lo que nos está pasando en el plano parlamentario. Una mayoría absoluta que
hace imposible cualquier debate. Se escamotea cualquier debate público. Lo sucedido
con la intervención de Ada Colau expresa
el abismo entre los representantes políticos, todos previsibles, y la contundencia
de Colau como portavoz de los que no lo tienen en el movimiento contra los
desahucios.
No faltan fariseos que se rasgan las vestiduras
por las palabras de Colau contra el representante de la banca, asegurando que
nuestro sistema hipotecario es el mejor de los posibles. Mientras que Colau se
indigna ante la falta de empatía de un poder como el bancario que es
responsable de la crisis. O acaso, ¿no son culpables? ¿No han sido rescatados
con dinero público? ¿no ha hecho engrosar la deuda pública? ¿No se dan dado
cerca de 1oo.000 millones de €? ¿Acaso, el representante de las entidades bancarias
le parecía normal que se rescatasen entidades privadas, que tienen pérdidas?
Rajoy, Bárcenas, Mato, un trío estrafalario
dónde las explicaciones, poco convincentes, se dan en un encuentro con Alemania delante de Merkel.
Prefiere Rajoy hablar delante de Europa y no ante el Congreso. El artículo
de Miguel Ángel Aguilar aparecido en El País digital y posteriormente
desaparecido debería haberse clarificado, porque si lo que se decía en él,
estaríamos delante de un escándalo para Rajoy infinitamente más grande y grave
que los supuestos sobre de Bárcenas.