dissabte, 21 de gener del 2012

Garzón y las trampas de la ley


La semana nos ha dejado en la retina imágenes dignas de vodevil. Garzón y Camps. Política y jueces en los banquillos de los acusados. Unos acusados de prevaricación en el Código penal, el otro de cohecho impropio. El juicio de Baltasar Garzón se debe a las acusaciones de los abogados de la “trama Gürtel” por escuchas ilegales en la prisión entre abogados y encausados por la trama. El asunto es complejo y delicado. La prevaricación supone que las resoluciones o sentencias sean injustas “a sabiendas” . Es decir, tiene que existir “dolo”. La jurisprudencia indica que para que lo sea requiere plena conciencia de plena ilegalidad o arbitrariedad (STS 20-12-72). Todo la cuestión se suscita por la interpretación del artículo 51.2 de la Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria, que dice lo siguiente:


"2. Las comunicaciones de los internos con el abogado defensor o con el abogado expresamente llamado en relación con asuntos penales y con los procuradores que lo representen, se celebrarán en departamentos apropiados y no podrán ser suspendidas o intervenidas salvo por orden de la autoridad judicial y en los supuestos de terrorismo."

Toda la cuestión ha sido como interpretar “ (...) salvo por orden de la autoridad judicial y en los supuestos de terrorismo”. ¿Qué quiere decir la expresión: “y” que separa dos enunciados? Es posible interpretar que existen dos esferas que pueden darse esas interceptación de las comunicaciones, las que determine la autoridad judicial y los supuestos de terrorismo. Si esa fuese la interpretación, entonces la decisión de Garzón se ajustaría a derecho. La STC 183/1994:


"4. Esta diferenciación esencial que existe entre el art. 51.5 -régimen general cuya única remisión válida es al art. 51.1- y el art. 51.2 pone de manifiesto la imposibilidad constitucional de interpretar este último precepto en el sentido de considerar alternativas las dos condiciones de «orden de la autoridad judicial» y «supuestos de terrorismo», que en el mismo se contienen, así como derivar de ello la legitimidad constitucional de una intervención administrativa que es totalmente incompatible con el más intenso grado de protección que la norma legal confiere al derecho de defensa en los procesos penales. Dichas condiciones habilitantes deben, por el contrario, considerarse acumulativas y, en su consecuencia, llegarse a la conclusión que el art. 51.2 de la L.O.G.P. autoriza únicamente a la autoridad judicial para suspender o intervenir, de manera motivada y proporcionada, las comunicaciones del interno con su Abogado sin que autorice en ningún caso a la Administración Penitenciaria para interferir esas comunicaciones [F.J.5]."


El propio TS expresa esta idea:


En la STS (2.ª) de 23-04-1997 (RJ 1997, 3259), también se recoge la necesidad de operar una interpretación acumulativa y no alternativa, argumentando que, basándose en la significación que, a todos los niveles, tiene el fenómeno terrorista, es por lo que, excepcionalmente y sin que dicha excepción pueda contagiarse al resto del sistema, en el ámbito personal exclusivo de los supuestos de terrorismo, y en todo caso con la especial garantía de la orden judicial previa, naturalmente ponderadora de la necesidad, proporcionalidad y razonabilidad de la medida en cada caso concreto, el art. 51.2 LOGP faculta para la intervención de este tipo de comunicaciones singulares (Eugenio Arribas López, SOBRE LA INTERVENCIÓN DE COMUNICACIONES ENTRE LOS INTERNOS Y SUS ABOGADOS EN EL ÁMBITO PENITENCIARIO, Actualidad Jurídica Aranzadi, Nº 788 - 17 de diciembre de 2009).



En sus conclusiones, Eugenio Arribas llega a la siguiente conclusión: “nuestra opinión es favorable a entender que la autoridad judicial pueda acordar, no sólo en los supuestos de terrorismo, la suspensión e intervención de las comunicaciones entre el interno y su abogado. Sin perjuicio de lo indicado, dada la evidente gravedad de la medida, el órgano jurisdiccional competente debe ponderar adecuadamente los bienes jurídicos e intereses en conflicto, debiendo limitarse a aquellos supuestos en los que existan evidencias, suficientemente contrastadas, de que el contenido de las conversaciones va a tener una relevancia tal en interés de la justicia que justifica la limitación del secreto profesional y, por ende, de los derechos que le sirven de soporte” (idem).


La cuestión es si Garzón se extralimitó por entender que el artículo 51.2, a pesar de la TC y TS que iban en otra dirección, es decir, que debían ser “acumulables”, o sea, intervención judicial y terrorismo, o la interpretaba de modo más amplio e interpretando dicho artículo como “alternativos”. Además se han dado actuaciones judiciales del mismo tenor en el ámbito jurisdiccional de Sevilla y Madrid, sin que de momento se haya procedido contra los jueces.De todo lo dicho, resulta que el asunto es discutible. ¿Garzón actúo “a sabiendas” que lo que hacía era delito? Esa respuesta es la que deberá dilucidar el TS. Veremos a dónde se llega.

República "Concordia"

En el plano internacional Afganistán sigue siendo un pozo sin fondo. La muerte de soldados franceses a manos de un militar afgano lleva al gobierno francés a plantearse su retirada de dicho país. EE.UU “explora” conversaciones con los talibanes, en un ejercicio de “realpolitik”. Visto que no hay victoria militar posible, la solución es mantener un equilibrio en ese escenario imposible que es Afganistán. Las reservas en minerales estratégicos bien vale hablar con el enemigo. Muerto Bin Laden, deben pensar la Administración Obama es posible llegar a un acuerdo que mantenga el statu quo. Otro foco es Irán. Israel debe estar valorando un ataque preventivo contra Irán y sus centrales nucleares. No sé si Irán tiene “armas de destrucción masiva”. Irak no las tenía y ya hemos visto adónde han llegado. Es seguro que si Irán las tuviesen se hubiera formado una coalición contra ella. Pero aún así, la propia dinámica interna de Irán les debe impulsar para hacer alardes de fuerza como medio para apaciguar aquellos que querrían una intervención inmediata, léase Israel.



Mientras en EE.UU sigue la carrera electoral de los republicanos, con la reaparición de Newt Gingrich expresidente de la Cámara de Representantes, comiendo terreno al favorito Mitt Romney. Los Republicanos sueñan con una Administración mínima. Llama la atención esa contradicción entre el sueño por el poder político y a la vez su “alergia” por todo que supone el gobierno federal. Por su parte la Administración Obama se ha apuntado “un triunfo” al cerrar la página de descargas Megaupload cuando en la Cámara de representantes se han retirado las dos propuestas legales sobre piratería en la red y ley de propiedad intelectual Protect Intellectual Property Act, conocida como PIPA, programada para el martes 24 de febrero. El principal promotor del otro proyecto de ley que centra este debate, la Stop Online Piracy Act, (SOPA, por sus siglas en inglés) también se retira en espera de mayor consenso, que es lo que se dice ahora.


El culebrón italiano de “Costa Concordia” sigue a toda vela. Aún resuenan los videos caseros en los que después del accidente se daban explicaciones tranquilizadoras en las que todos deberían irse a sus camarotes. Mientras su capitán Schettino se había ido a tierra y es interpelado para que vuelva al barco en una grabación que ya es universalmente conocida. Ahora resulta que estuvo con una pasajera que no tenía camarote y si pasaje. Una bonita comedia de enredo si no fuese por las muertes y desaparecidos que ha costado este lamentable suceso que tendrá consecuencias negativas en el turismo de cruceros de los que tanta gente vive a su alrededor, España incluida.

diumenge, 15 de gener del 2012

Desconcierto



Más allá de S&P, no confundir con Soler & Palau, Cataluña deriva hacia un reino de microscópicas diferencias entre sus diferentes sectores de la función pública. Nada de unidad y si multiplicación de colectivos de agraviados. Que los “Mossos d’Esquadra” canten “Qué viva España! tiene su gracia. Pues, ¿dónde creen que viven? Por su lado, los funcionarios de prisiones también protestan por lo suyo. Cada colectivo asume su propia defensa en un ejercicio de insolidaridad con los restantes colectivos de funcionarios. La ciudadanía que no es funcionario, debe ver con asombro el espectáculo de unos trabajadores que tienen –por ahora- asegurado su futuro laboral, mientras que en el ámbito privado las cosas van de mal en peor, a pesar de lo que diga el gobierno y su portavoz.


Recortes y ajustes a los sectores más fácilmente controlables, pues, las rentas del trabajo son inspeccionadas a través del IRPF. Mientras que en otros sectores, especialmente en servicios, la opacidad es más fácil, mientras que las tributaciones en el sector financiero son el paraíso para los más ricos. Nada nuevo que no se supiera anteriormente, lo que pasa ahora es simplemente que todo recaen sobre los de siempre. Decía Daniel Innerarity en “Ética de la hospitalidad” que para forjar esa “ética de la hospitalidad” que suponga la “inclusión social” es necesario reivindicar el trabajo como concepto central. El trabajo permite reafirmar la autonomía personal y la integración social. La política debería forjar vínculos sociales para fortalecer esa dimensión solidaria.


El problema de esa dimensión solidaria, requiere explicitar las diferencias entre los individuos y de ahí la necesidad de configurar un nuevo “contrato social”. Frente al “velo de la ignorancia” (J.Rawls) aparece la idea de reivindicar la diferencia aceptando la desigualdad.

¿Pero, cómo aceptar esa desigualdad si quien se beneficia exclusivamente son aquellos que están en condiciones de imponer las reglas de juego que siempre les beneficia? Si la solidaridad mecánica se ha puesto en cuestión, es necesaria volver a reivindicarla, sin embargo, los Estados no tienen al parecer voluntad efectiva para llevarla a cabo. Así que sólo queda la ciudadanía. Pero está demasiada atemorizada y atomizada para plasmar algo tangible. Los partidos de izquierda no saben a dónde van. Están superados por mecanismos impersonales como los mercados que a escala global hacen y deshacen siempre en beneficio propio y en perjuicio de los demás. El espectáculo de reivindicaciones sectoriales da juego a los periódicos para llenar espacio, pero no parecen que sea efectivo, pues, la ciudadanía acaba votando a los mismos partidos que son responsables de los recortes. ¿Qué hacer?

S & P






¡Manos arriba, esto es un atraco!


Standars & Poor’s acaba de decirnos que la deuda soberana de Francia y otros países no es de fiar. ¡Alabado sea Standars & Poors por ofrecernos certidumbres en medio de la incertidumbre que generan los Estados! ¿Qué nos digan que fiabilidad tienen nuestros gobernantes? ¿Qué nos digan cómo acabar con la crisis?¿Qué nos digan cómo los países “basura” podrán devolver los prestamos que antes nos han anunciado que no podrán devolver? ¿Qué nos digan, en fin, qué quieren?

diumenge, 8 de gener del 2012

"Riña de gatos" (y perros)


Acabo de leer “Riña de gatos. Madrid 1936” de Eduardo Mendoza, premio Planeta 2010. Eduardo Mendoza es un escritor excelente, lo demostró con “La verdad sobre el caso Savolta” (1975), especialmente notable fue su obra “La ciudad de los prodigios” (1986), o bien, “El asombroso viaje de Pomponio Flato” (2008). Premios y reconocimientos que Mendoza merece sobradamente.


La imaginación y la memoria me juega malas pasadas porque de manera inconsciente esta novela que quisiera comentar “Riña de gatos” me hace saltar a otra novela de Muñoz Molina que la sitúa en la misma época. Mendoza juega a un tono ligero. Una comedia llena de enredos e intrigas y un sabor castizo que quiere ser eso, una comedia, donde los personajes son ligeros en medio de un ambiente sobrecargado de ideologías.


La novela tiene una trama detectivesca. La posible existencia de un cuadro desconocido de Velázquez es el motor de toda la trama. Y la entrañable figura de Anthony Whitelands el protagonista, a su pesar, de un entramado de conspiraciones entre miembros de Falange, militares golpistas, miembros del lumpenproletariado y una familia de la nobleza madrileña. Ingredientes más que suficientes para hilvanar una historia amena y entretenida. Si el trasfondo es el Madrid de 1936, la realidad que se deja traslucir es sólo un telón para las correrías de los personajes.

En esta historia hay amor y desamor, envidias y rivalidades, sacrificios y mezquindades, es decir, como la vida misma. Por ello, la novela se deja leer fácilmente. No en vano, el Premio Planeta, es el vehículo que hace posible que miles de lectores se acerquen a la lectura.






Si la construcción de la trama está hecha con acierto, hay excelentes digresiones sobre la historia del arte, y los personajes, reales e imaginarios que aparecen están resueltos con acierto, el final, parece demasiado precipitado, como si su autor quisiera dejarlos, abandonarlos a su suerte. Una suerte que permite entender una de las constantes del escritor. Hay un auténtico afán de deshacerse de cualquier trascendencia, de adquirir cualquier perfil de importancia, Eduardo Mendoza no quiere ser un escritor de referencia –Muñoz Molina-, lo suyo es una literatura que se sabe efímera, que no quiere ser un clásico –como lo será “La noche de los tiempos” de Muñoz Molina-, es un escritor anticlásico, si es que esta etiqueta tiene algún significado.


En tiempos como los nuestros, la actitud de Mendoza es digna de tener en cuenta. A medida que iba leyendo y sonriendo, ante las peripecias de “Vitelas” como le llama uno de los personajes que aparecen en la novela,uno no deja de pensar en la otra novela “La noche de los tiempos”, donde los personajes son trágicos como lo serán los destinos de todos los españoles que vivieron aquellos dramáticos hechos. La utilización de un extranjero “un inglés” le permite a Mendoza, tomar distancias sobre lo que se cernía en la España del 36. El personaje está fascinado por Velázquez y la cultura del siglo de Oro, pero no tiene convicciones ideológicas, su causa es la pintura, el arte. Y está desafección ideológica, le permite ver lo que aparece como un desatino, y una locura. En la distancia esa locura tuvo que ver con las ideologías y también con las circunstancias concretas y precisas de una España que quería ser moderna, pero estaba prisionera de sus tradiciones que acabaron por estallar de manera trágica en julio del 36. La República fue asaltada por aquellos que habían jurado lealtad, el resto es nuestra historia reciente. Una historia que aún escuece, por ello, “Riña de gatos” es un bálsamo, puede parecer poca cosa, pero en tiempos donde la crispación se hace virtud, la novela ayuda a contrarrestar esa bilis que aún circula cuando se habla de la España del 36.

dijous, 5 de gener del 2012

Trabajo infantil



En este día conviene recordar aquellos que son injustamente olvidados, los niños, por los que debieran protegerlos, sus familias, la sociedad y el Estado.

 


"Se calcula que en todo el mundo hay 158 millones de niños y niñas de entre 5 y 14 años que trabajan, lo que equivale a 1 de cada 6 niños y niñas. Millones de niños y niñas trabajan en condiciones de peligro.

■En África subsahariana, aproximadamente 1 de cada 3 niños y niñas trabajan, lo que representa una cifra de 69 millones de menores de edad.

■En Asia meridional hay otros 44 millones niños y niñas que trabajan.

■Las estimaciones más recientes de este indicador se exponen en la Tabla 9 (Protección Infantil) de la publicación anual de UNICEF Estado Mundial de la Infancia.

Los niños y niñas que viven en los hogares más pobres y en zonas rurales tienen más probabilidades de ser víctimas del trabajo infantil. Por lo general, el trabajo doméstico recae en su mayor parte en las niñas. Millones de niñas que trabajan como empleadas domésticas están expuestas a la explotación y el maltrato.

El trabajo suele interferir con la educación de los niños y niñas. Velar por que todos los niños y niñas vayan a la escuela y reciban una educación de calidad son las claves para prevenir el trabajo infantil."