El excelente programa de Manel Fuentes, El matí en Catalunya Ràdio, ha entrevistado a Joan Laporta en su vertiente política. Su ignorancia de lo que es la política es suprema. Todos los problemas se disolverán ante la palabra mágica a la que se aferra: independencia. Con un mensaje tan primario ha sido capaz de arrancarle a ERC cuatro diputados en la próxima legislatura catalana. Sus bases son los descontentos de ERC que quieren el movimiento por el movimiento, la agitación como un fin en sí mismo, mientras que ERC se comportaba como un movimiento asambleario parecía que todo iba en la buena dirección, pero su entrada en el gobierno, acabó con ese asambleísmo suicida. Y con ello, la frustración de una militancia próxima a los antisistema. El sueño de un independentismo instantáneo se fue diluyendo como un terrón de azucar en una taza de café, y su excitación les ha llevado a buscar un producto de la mano de un ilusionista llamado Laporta. Éste como sabe que no tiene capacidad de influenciar en nada en la política -¡menos mal !-, podrá seguir sus discursos demagógicos. Mientras pueda mantener esa ilusión, podrá mantener a una militancia sobreexcitada. Motivos de agravio no le faltarán, sean estos reales o imaginarios. Sin embargo, que personajes como Laporta o alguien que estuvo a punto de entrar en el Parlament como Anglada y que probablemente tendrá un papel significativo en las próximas elecciones municipales, indican un problema de carácter grave en la política. Son oportunistas, demagógos y sienten un desprecio profundo por lo que significa la política que es el instrumento mas importante para llevar a cabo la conviencia en un mundo complejo, multilateral y lleno de incertidumbre.
Por cierto, el programa de ayer de Antoni Soler a Polònia fue notable, especialmente su parodia de un tripartito que como los músicos del Titanic apuraban los últimos instantes antes del naufragio.