diumenge, 4 de maig del 2014

Ayúdame a ayudarte si me dejas

La gente se planta al lado de uno y empieza una conversación que no quieres escuchar, sin embargo, no se cortan a la hora de exponer alegremente sus vidas.  Y lo que me ha llamado la atención es el lenguaje utilizado. Hablaban un lenguaje entre deportivo y de libro de autoayuda. Optimismo a raudales, oportunidades, rehacerse ya sea en el ámbito laboral como personal. Reinventarse. ¡ Sonaba una conversación muy extraña ¡ Al menos para mí lo era. ¿Cómo es posible ese lenguaje del emprendedor se haya filtrado de esa manera? Podría ser que estuviese ante unos entusiastas de esta nueva moda, pero no parecían conscientes de ello. Les salía natural. Me he quedado que llevan una vida soft.  Mucho ejercicio, comer sano, y mucha familia e ir tirando. La dimensión del mañana parecía ofuscada. Uno le preguntaba si le gustaba el trabajo que hacía, para sorpresa de quien preguntaba, la respuesta ha sido que no le gustaba el trabajo, pero... se conformaba.  ¡Ahora la gente no se conforma ! ¡Era una asalariado! Es decir, un trabajador. Anatema en un mundo donde el Estado quiere que todos sean emprendedores para poder desentenderse de todos y de todo. O bien ser abogado del estado y dedicarse a la política neoliberal mientras se disfruta de una excedencia. 


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