1.- Han cita a Marsilio Ficino
(s.XV) para describir lo que sucede entre amado y amante, mediante los “erotizados
ojos”: “está dominado por una pasión mortal” (...). “(...) se produce una
especie de transfusión de sangre (...)”. La idea de transfusión de sangre es
una buena imagen de las películas de vampiros y sus sagas juveniles. Allí todos
son jóvenes eternos –narcisos- que no buscan al
amado, sino que se nutren de ellos, o sea, los vampirizan. El capitalismo
actual se dedica a eso.
2.- En contra de Eva Illouz, Han
rechaza la idea que el amor se “feminiza”, antes al contrario, dice Han, el
amor “(...) es domesticado para convertirlo en una fórmula de consumo”. El
amor, ahora, no puede aparecer bajo ningún aspecto negativo.
3.- Han siente reverencia a Hegel
y pone en relación la dialéctica del amo-esclavo. Una versión paródica la
utiliza Nietzsche en su versión de la moral del señor y moral del esclavo.
Hegel había descubierto “el trabajo de lo negativo [el treball d’alló que és negatiu]”
(Fenomenologia de l’esperit, vol.1, pàg.62).Han utiliza la metáfora hegeliana
para ilustrar el proceso que lleva al nuevo capitalismo a des-negativizar la
relación a muerte del señor y el esclavo (pàg.194 i següents). En Hegel la
superación implicaba el reconocimiento del “otro”, pero al decir de Han, ahora
la reconciliación es imposible porque ha desaparecido el “otro”. Nos hemos quedado
con nosotros mismos.
4.- Para Han “el trabajo y la mera
vida” se relacionan porque son reacciones a ese horizonte ominoso que es la
muerte. La “mera vida” se traduce en la sociedad del rendimiento en exaltación
de la salud. La salud se ha convertido al decir de Han en un valor superior a
la “soberanía y la libertad”. Han recuerda a Nietzsche para hablarnos del “último
hombre” que afirma lo siguiente: “ Se venera la salud. “Nosotros hemos
universalizado la felicidad” –dicen los últimos hombres y parpadean”
(Nietzsche, Así hablo Zaratustra, p´g.39). La mera vida recuerda a la “nuda
vida” de Agamben y su distinción entre zōé y bíos. Es decir, entre vida
biológica, y vida humana. Han afirma que allí donde se “sacraliza la mera vida,
la teología da paso a la terapia”. La terapia se hace self, es decir, la
resolución de nuestros conflictos se resuelven dentro del propio individuo y
por el propio individuo. Los libros de autoayuda inundan las librerías
ofreciendo todo tipo de soluciones a nuestro problemas narcisistas.
5.- La hybris griega desaparece del
escenario actual. El Eros como trasgresión no es reciclable para la sociedad
del rendimiento. Han afirma que el “esclavo” hegeliano se ha convertido en amo,
pero al precio de la depresión. Somos amos y esclavos de nosotros mismos. No
hay por tanto reconciliación posible. ¿Cómo
ser libre de uno mismo? En el nuevo
capitalismo afirma la “mera vida” pero no la “vida buena” que hablaba
Aristóteles (Aristóteles, Política, 1257b). Si solo hay “mera vida” el capitalismo,
sentencia Han, se hace “obsceno”.
6.- El capitalismo financiero y patrimonial (
Thomas
Piketty) ha logrado derrotar, según Han, el Eros. Lo que nos queda es la
supervivencia, que es la “mera vida” en estado bruto. Han afirma la paradoja
del superviviente: “ El superviviente equivale al no muerto, que está demasiado
muerto para vivir y demasiado vivo para morir”. Aquí podríamos utilizar otro de
los fetiches de nuestra sociedad actual: los zombis. Son muertos que aún no se han enterado de que están muertos, se
resisten a morir, son supervivientes, en el bando equivocado. No deja de ser
significativo que la serie “Supervivientes” arrasara en TV. Vampiros, zombis,
supervivientes, son los signos extraños de los nuevos tiempos que nos ha tocado
vivir.
Bibliografía:
Byung-Chul Han.- La agonía del Eros. col Pensamiento Herder, ed.Herder, Barcelona, 2012.
G.W.F.Hegel.- Fenomenologia de l’esperit.
Vol 1. Trad.Joan Leita, Edició de R.Valls i Plana, col.Textos filosòfics 35,
ed.Laia, Barcelona 1985.
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