dilluns, 19 de maig del 2014

La mera vida (III)



1.- Han cita a Marsilio Ficino (s.XV) para describir lo que sucede entre amado y amante, mediante los “erotizados ojos”: “está dominado por una pasión mortal” (...). “(...) se produce una especie de transfusión de sangre (...)”. La idea de transfusión de sangre es una buena imagen de las películas de vampiros y sus sagas juveniles. Allí todos son jóvenes eternos –narcisos- que no buscan al  amado, sino que se nutren de ellos, o sea, los vampirizan. El capitalismo actual se dedica a eso.




2.- En contra de Eva Illouz, Han rechaza la idea que el amor se “feminiza”, antes al contrario, dice Han, el amor “(...) es domesticado para convertirlo en una fórmula de consumo”. El amor, ahora, no puede aparecer bajo ningún aspecto negativo.

3.- Han siente reverencia a Hegel y pone en relación la dialéctica del amo-esclavo. Una versión paródica la utiliza Nietzsche en su versión de la moral del señor y moral del esclavo. Hegel había descubierto “el trabajo de lo negativo [el treball d’alló que és negatiu]” (Fenomenologia de l’esperit, vol.1, pàg.62).Han utiliza la metáfora hegeliana para ilustrar el proceso que lleva al nuevo capitalismo a des-negativizar la relación a muerte del señor y el esclavo (pàg.194 i següents). En Hegel la superación implicaba el reconocimiento del “otro”, pero al decir de Han, ahora la reconciliación es imposible porque ha desaparecido el “otro”. Nos hemos quedado con nosotros mismos.



4.- Para Han “el trabajo y la mera vida” se relacionan porque son reacciones a ese horizonte ominoso que es la muerte. La “mera vida” se traduce en la sociedad del rendimiento en exaltación de la salud. La salud se ha convertido al decir de Han en un valor superior a la “soberanía y la libertad”. Han recuerda a Nietzsche para hablarnos del “último hombre” que afirma lo siguiente: “ Se venera la salud. “Nosotros hemos universalizado la felicidad” –dicen los últimos hombres y parpadean” (Nietzsche, Así hablo Zaratustra, p´g.39). La mera vida recuerda a la “nuda vida” de Agamben y su distinción entre zōé y bíos. Es decir, entre vida biológica, y vida humana. Han afirma que allí donde se “sacraliza la mera vida, la teología da paso a la terapia”. La terapia se hace self, es decir, la resolución de nuestros conflictos se resuelven dentro del propio individuo y por el propio individuo. Los libros de autoayuda inundan las librerías ofreciendo todo tipo de soluciones a nuestro problemas narcisistas.




5.- La hybris griega desaparece del escenario actual. El Eros como trasgresión no es reciclable para la sociedad del rendimiento. Han afirma que el “esclavo” hegeliano se ha convertido en amo, pero al precio de la depresión. Somos amos y esclavos de nosotros mismos. No hay por tanto reconciliación posible.  ¿Cómo ser libre de uno mismo?  En el nuevo capitalismo afirma la “mera vida” pero no la “vida buena” que hablaba Aristóteles (Aristóteles, Política, 1257b). Si solo hay “mera vida” el capitalismo, sentencia Han, se hace “obsceno”.

6.- El capitalismo financiero y patrimonial ( Thomas Piketty) ha logrado derrotar, según Han, el Eros. Lo que nos queda es la supervivencia, que es la “mera vida” en estado bruto. Han afirma la paradoja del superviviente: “ El superviviente equivale al no muerto, que está demasiado muerto para vivir y demasiado vivo para morir”. Aquí podríamos utilizar otro de los fetiches de nuestra sociedad actual: los zombis. Son muertos que aún  no se han enterado de que están muertos, se resisten a morir, son supervivientes, en el bando equivocado. No deja de ser significativo que la serie “Supervivientes” arrasara en TV. Vampiros, zombis, supervivientes, son los signos extraños de los nuevos tiempos que nos ha tocado vivir. 



Bibliografía:

Byung-Chul Han.- La agonía del Eros. col Pensamiento Herder, ed.Herder, Barcelona, 2012.


G.W.F.Hegel.- Fenomenologia de l’esperit. Vol 1. Trad.Joan Leita, Edició de R.Valls i Plana, col.Textos filosòfics 35, ed.Laia, Barcelona 1985.

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