dissabte, 20 d’agost del 2011

¿A dónde vamos?

El presente se degrada. Libia sigue desangrándose lentamente en un proceso que lleva meses y que la comunidad internacional observa con escepticismo. Somalia y el hambre. Siria y sus métodos para destruir a la sociedad civil. Además el x-nésimo ataque israelí contra la población palestina. Y mientras en España, el Papa Benedicto XVI está de vacaciones.


El Vaticano, un Estado teocrático, mira con recelo cualquier reforma que el gobierno socialista -sólo el socialista- tuviera a bien realizar. El Papa de vacaciones en España, y miles de fieles lo aclaman. Es un pastor que solo quiere halagos. Como cualquier líder político. Resulta patético que una autoridad religiosa con millones de seguidores sea tan mudo ante el dolor y sufrimiento de millones de personas. Es verdad que no son sus fieles. Sin embargo, una participación más activa y un compromiso contra el hambre, la guerra y la injusticia tendría algún calado. Pero no, viene a España porque aquí se juega el ser o no ser del catolicismo. La iglesias es una institución que por su misma esencia no puede ser democrática. Querrían, si pudieran, tenernos como en le propio Vaticano o el paraíso de Arabia Saudí. Es decir, esclavizados a sus dogmas.

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