dilluns, 10 de juny del 2019

Inicios fulgurantes (X)

“ Contempla el rebaño que paciendo pasa ante ti: no sabe qué significa el ayer ni el hoy, salta de un lado para otro, come, descansa, digiere, salta de nuevo, y así de la mañana a la noche y día tras día, atado estrechamente, con su placer o dolor, al poste del momento y sin conocer, por esta razón, la tristeza ni el hastío. Es un espectáculo difícil de comprender para el hombre -pues este se jacta de su humana condición frente a los animales y, sin embargo, contempla con envidia la felicidad de estos-, porque él no quiere más que eso, vivir, como el animal, sin hartazgo y sin dolor". (pág.35)

Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida, trad, Dionisio Garzón, Biblioteca Edaf 249, Editorial Edaf, Madrid, 2000.


Transcribo lo que aparece en sus Fragmentos Póstumos, textos que son la antesala de lo que apareció publicado en vida: 

"El rebaño pasta delante del hombre: no sabe lo que es el ayer y el hoy, salta alrededor, come, descansa, digiere, vuelve a saltar y así desde la mañana hasta la noche y día tras día, en una palabra, atado a su placer y a su dolor, o sea, a la estaca del instante, y por eso no conoce ni el aburrimiento ni el hastío. Al hombre le resulta duro ver esto, pues él se cree por encima del animal y sin embargo envidia su felicidad, pues quiere vivir como el animal, ni triste ni hastiado: pero lo quiere en vano y sin ninguna esperanza.

¡Ah! ¡Qué envidia te tengo!
No solo porque libre pareces
casi de todo sufrimiento,-
olvidando en un instante
fatiga, daño, inquietud extrema-
¡Más aún, porque nunca te atormenta el tedio!"

(30.U II 3. Otoño de 1873 -invierno de 1973-1874) (pág.553)

Friedrich Nietzsche, Fragmentos póstumos  (1869-1874) vo.I Trad.Luis E. de Santiago Guervós, Editorial Tecnos, Madrid, 2ªed. 2010.







Celtiberia Show(IV)


dissabte, 8 de juny del 2019

Estrechando lazos


Inicios fulgurantes (IX)

"Carnes, esferas, ojos grises junto al Sena

Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparció el terror entre las bestias normales que aún se arrastraban, con alegre y natural cercanía, por el fango creador. Asombrosos el primer telefonazo, el primer hervor, la primera canción y el primer taparrabos.

(...)

Pero las gárgolas de Notre-Dame, que sólo saben de la abstracción general de los sucesos, abarcaron con sus ojos de piedra negra un panorama mucho má vasto y, por fin, doce millones de parisinos entendieron por qué estos demonios de antaño sacaban la lengua, con feroces muecas de burla, a su ciudad. (...)"

Carlos Fuentes, Terra Nostra, Biblioteca Breve, Seix Barral, Barcelona, 1979.