Arrimadas y sus amigos, le han cogido el gusto por viajar. Un día se van a Amer, para sentirse arropados por sus votantes en una concentración muy discreta y sobre todo muy breve. Ahora han anunciado a los cuatro vientos que piensan ir a Waterloo este domingo para realizar un escrache a Carles Puigdemont. Naturalmente, Arrimadas ni se le ha pasado por la cabeza entrevistarse con el exPresident. Sólo conseguir unos minutos de protagonismo en las televisiones nacionales, ya habrá valido la pena el viaje. Dicen desde el PSOE que dicho viaje es una insensatez. Se equivocan. Cs tiene que demostrar que son la vo(x) de los sin vo(x) en Cataluña. Carles Puigdemont ha dicho que se entrevistaría con la líder de la oposición, pero eso sería para los de Cs una traición a su electorado y ella y su partido son gente seria que sólo pactaría con Vox.
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divendres, 22 de febrer del 2019
dimecres, 20 de febrer del 2019
¡Qué vergüenza, no tenemos enemigos!
Sigo leyendo a Umberto Eco, y su De la estupidez a la locura. Crónica para el futuro que nos espera. Debolsillo. Barcelona, 2018.
En “¡Qué vergüenza, no tenemos enemigos! “ (págs.222-225) [2009] nos explica una anécdota ocurrida en Nueva York, mientras iba en taxi. Caracteriza Eco a los taxistas de NY por tres notas distintivas: la primera por la diversidad de nacionalidades, la segunda, la provisionalidad del trabajo –frente a la imagen del taxista que todos conocemos aquí-, y la tercera, por la sucesión de grupos étnicos, que se van sucediendo en busca de mejores empleos.
En “¡Qué vergüenza, no tenemos enemigos! “ (págs.222-225) [2009] nos explica una anécdota ocurrida en Nueva York, mientras iba en taxi. Caracteriza Eco a los taxistas de NY por tres notas distintivas: la primera por la diversidad de nacionalidades, la segunda, la provisionalidad del trabajo –frente a la imagen del taxista que todos conocemos aquí-, y la tercera, por la sucesión de grupos étnicos, que se van sucediendo en busca de mejores empleos.
En la conversación con un taxista paquistaní, después de diferentes preguntas, le plateó “quienes eran nuestros enemigos”, Eco reflexiona sobre “¿Cómo es posible un pueblo sin enemigos?” (pág.224)
Confiesa Eco que no supo responderle adecuadamente, ocurre siempre los que denomina “esprit d’escalier”, que consiste en contestar adecuadamente cuando el otro ya se ha marchado. “Debería haberle dicho que los italianos no tienen enemigos. No tienen enemigos externos y en cualquier caso nunca están de acuerdo en determinar cuáles son, porque están continuamente enzarzados en guerras interna (…) (pág.225)
Finaliza diciendo: “No sé si lo habría entendido, pero al menos yo no hubiera hecho el ridículo de pertenecer a un país sin enemigos”. (pág.225)
¡Juicios a destajo: Marchena tenemos prisa!
¿Tiene sentido hacerles declarar después de 12h de interrogatorios a unos acusados agotados y exhaustos? No parece una idea acorde con la justicia. Los encausados han tenido que esperar horas para poder declarar y todo porque el Magistrado Marchena -Presidente de Sala- quiere acabar el juicio cuanto antes. ¿No está perjudicando seriamente a los encausados? No es lo mismo estar de espectador que jugarse lo que está en juego. ¿El Tribunal puede mantener la atención ininterrumpidamente lo que se dice? Es obvio que no, nadie puede estar atento durante ese intervalo de tiempo. ¿Esperan volver a revisar lo que se ha dicho?
¡No todo vale cuando está juego la dignidad de los encausados, en aras de un calendario autoimpuesto contra los acusados!
dilluns, 18 de febrer del 2019
¡Qué llegan los paisanos!: Cs en Amer
Quisiera comentar la fotografía que ha inmortalizado Cs en el pueblo de Amer, el sábado 16, lugar donde nació Carles Puigdemont. La presentación fue esperpéntica porque lo que quería Cs era exhibirse. Sin embargo, su estrategia de la tensión a cabo por ser patética. ¡Claro que cualquiera tiene derecho a pasearse a dónde le apetezca! Cs podría haber convocado un acto político –el pueblo vota mayoritariamente independencia-, y todos los ciudadanos que hubiesen querido y que han votado a Cs podrían haber ido, pero sólo era una presencia testimonial, estuvieron 26‘. Se ha dicho que era para animar a sus votantes, pero con el escaso tiempo que estuvieron no debieron animarlos mucho. Armer los dejo solos. La fotografía de Cs en medio de la plaza indica lo solos que estaban, pero eso no les importaba, querían la foto. ¡Enhorabuena, porque ha quedado como un monumento a la arrogancia de un grupo que esparce catalanofobia allí donde puede!
Reseña: Jordi Gracia, Contra la izquierda (II)
La izquierda para Jordi Gracia es el
PSOE, a pesar de todo, porque es la única fuerza, junto a la nueva izquierda representada
por Podemos, que expresa los ideales de una izquierda que necesita renovarse. Como
dice el propio autor: “(…) he querido escribir un ensayo contra la izquierda
para participar en su reanimación, sin fantasear con ensueños ilusorios y sin
hacer de ella otra quimera” (pág.10).
En su diagnóstico con los males de la izquierda los sintetiza de la siguiente manera: “(…) todo confluye en la falta de veracidad de su discurso con respecto a sí misma y el cultivo del autoengaño como consecuencia esterilizadora” (pág.22).
La crisis del
2008 ha hecho aflorar las debilidades de la
socialdemocracia, que identifica con el PSOE, que es mucho identificar y con la
nueva izquierda y sus pecados. Entre otros, “decir la verdad sobre el sistema
capitalista equivale a ofrecer un espejo paralizante, y podría incluso
desengañar a la presunta masa, virtualmente al borde de la insurrección contra
el capitalismo” (pág.23-4).
Jordi Gracia insiste sobre la falta de realismo político y sus derivas utopistas que atenazan a la izquierda. Recomienda “contra ese autoengaño, prefiero la defensa irónica de una causa perdida en la que no todo está perdido, donde lo real no es una fatalidad pero tampoco lo es la enmienda de lo real”(pág.24).
Jordi Gracia insiste sobre la falta de realismo político y sus derivas utopistas que atenazan a la izquierda. Recomienda “contra ese autoengaño, prefiero la defensa irónica de una causa perdida en la que no todo está perdido, donde lo real no es una fatalidad pero tampoco lo es la enmienda de lo real”(pág.24).
Como consecuencia de la crisis
económica afirma que “esa clase media degradada hará lo que sea para proteger o
recuperar su reciente ascenso social, sin pensar ni por asomo en ruptura alguna
ni nada semejante” (pág.25). Eso significa que las opciones de la izquierda
nueva, léase Podemos, poco podrá ofrecer si se empeñan en cambios ilusorios, en
transformaciones radicales. Sin embargo, esa clase media degradada, no tendrá
inconveniente en lanzarse en brazos de la derecha o la extrema derecha a juzgar
por lo que ha sucedido en Andalucía. ¿Qué ofrecen las derechas y la extrema
derecha?
El autor aboga por estrategias que la
nueva izquierda ya ha ensayado. “Sus microbatallas despliegan una potente forma
de resistencia ante la desigualdad y la victimización de sectores especialmente
vulnerables. (…) La identificación de esas acciones parciales no habría de
comportar melancolía sino motivación adicional, dada su inmediatez y eficacia
real. Su renuncia a objetivos macrosociales concentra la energía para combatir
microdesgracias pandémicas. Esa es una izquierda posible, posibilista, limitada
y necesaria, sin soflamas que la hagan vivir en falso, soñar en falso, sentir
en falso, gesticular en falso”(pág.26-7).
Como se puede apreciar, la praxis
queda relegada a las “microbatallas”, pues nos advierte que olvidemos la
retórica de antaño, porque vivimos en una sociedad capitalista global. Le pide
a esa izquierda “prudencia y pragmatismo para reparar las averías de un sistema
que ni puede ni sabe cómo reemplazar” (pág.27).
Considera que el PSOE durante la
transición, hizo todo lo que se podía hacer, con las limitaciones existentes, y
que el balance no fue malo para la sociedad y ello porque renunció a los
ideales izquierdistas y someterse al baño de la realidad, se hizo pragmático.
Gracia nos previene de los intentos
de tomarse demasiado en serio los desvarios de la nueva izquierda. Les acusa de
falta de ironía, de un voluntarismo ciego. Así, puede afirmar: “sólo parece
creíble una izquierda pesimista y escéptica consigo mismo y sus medios reales,
sin recetas infalibles pero conmovida por el tráfico de adolescentes en los
hangares prostibularios o las imágenes de la desposesión de los desahucios y
los colchones apilados en la calle, mientras resuenan las botas de los guardias
ejecutando la orden de un juez” (pág.54).
Acusa a la socialdemocracia de “falta
coraje o convicción para contraponer un modelo de sociedad donde el Estado siga
combatiendo las desigualdades más flagrantes, persiga los abusos y limite la
ampliación de privilegios cuando agreden o asfixian a los que carecen de ellos".
Ante semejante panorama, el
autor apunta soluciones: “(…) la reducción de las soberanías nacionales en el
nuevo mundo es más una realidad positiva para la izquierda que un eventual
obstáculo. O dicho de otro modo, la fortaleza política de una federación de
Estados en Europa parece la única herramienta viable para contrarrestar los
intereses de los grandes capitales” (pág.78).
La solución no parece inminente, antes al contrario, todo apunta a un rearme de los Estados, especialmente, lo gobernados por las derechas y extremas de derechas, que en Europa no son pocos. La alternativa que ofrece para la izquierda es “pragmática, irónica, recelosa y pesimista o seguirá siendo el auxiliar de campo de la derecha real, estable, imperturbable y optimista” (pág.81). Es un objetivo de máximos, lo que nos propone Gracia. No ilusiona demasiado, pero tal vez, es un objetivo realizable. Tal vez debería haber apuntado las ciudades como eje de las transformaciones, pues, en ellas, lo local y lo global se dan la mano. Desaparecida la revolución solo nos queda a juicio de Jordi Gracia, las microbatallas.
La solución no parece inminente, antes al contrario, todo apunta a un rearme de los Estados, especialmente, lo gobernados por las derechas y extremas de derechas, que en Europa no son pocos. La alternativa que ofrece para la izquierda es “pragmática, irónica, recelosa y pesimista o seguirá siendo el auxiliar de campo de la derecha real, estable, imperturbable y optimista” (pág.81). Es un objetivo de máximos, lo que nos propone Gracia. No ilusiona demasiado, pero tal vez, es un objetivo realizable. Tal vez debería haber apuntado las ciudades como eje de las transformaciones, pues, en ellas, lo local y lo global se dan la mano. Desaparecida la revolución solo nos queda a juicio de Jordi Gracia, las microbatallas.
Notas:
*Josep
Ferrater Mora, Les formes de la vida catalana. Club de literatura selecta.
Editorial Selecta, Barcelona, 3ed.1960.
**
(Idem). “Les meves experiències de la vida catalana (…), pot reduir-se a quatre
fonamentals maneres d’ésser que he designat, no sé si molt encertadament, amb
els noms de continuïtat, seny, mesura i ironia". (pàg.24). [Mis
experiencias de la vida catalana (…), pueden reducirse a cuatro fundamentales
maneras de ser que he designado, no sé si con mucho acierto, con los nombres de
continuidad, entendimiento, medida e ironía]
diumenge, 17 de febrer del 2019
dissabte, 16 de febrer del 2019
Reseña: Jordi Gracia, Contra la izquierda (I)
Reseña:
Jordi Gracia, Contra la izquierda.
Para seguir siendo de izquierdas en el siglo XXI. Nuevos Cuadernos Anagrama,
Editorial Anagrama, Barcelona, 2018.
El librito –el texto tiene 81
páginas- de Jordi Gracia es un ejercicio de autocrítica y mirada al frente
sobre las dificultades de ser de izquierdas en pleno siglo XXI. Establece un cuadro
de lo que no es de izquierdas.
Llama la atención la afirmación
siguiente: (…) “me temo que tampoco es de izquierdas ser independentista. El procés ha llevado a la izquierda al
colapso porque ha respondido a las movilizaciones populares sumándose
acríticamente a ellas. A la izquierda le ha sobrado inercia revoltosa y le ha
faltado coraje para oponerse a un discurso de fondo insolidario y antiguo; (…).
La nueva izquierda (…). Ha sido el síntoma más flagrante en Cataluña de su
debilidad argumental y de la pobreza de su idea de solidaridad y cohesión
social, de su olvido de las clases trabajadoras inmigradas a lo largo de todo
el siglo, y no ha sido de izquierdas tampoco su adopción de un relato ajeno y
tácticamente supremacista” (pág.18-9).
La descripción que hace del procés permite advertir que también el
autor está en modo cliché con respecto a sus afirmaciones. Habla de
insolidario, pero ¿qué significa esto?, lanza una airada mirada sobre la
inmigración que es fundamentalmente una de las características de Cataluña.
Poca zonas de España hay tanta diversidad como aquí. Es verdad que la nueva
inmigración, debido a los procesos de globalización y la facilidad de
movimientos, hace que la idea de permanencia no sea la que se originaba en otras
épocas, entre otras razones, porque es una inmigración transitoria. ¿Cómo se
quiere aprender el idioma, si no se tiene
voluntad de permanencia en el territorio?
El procés, es un fenómeno complejo
que trata de dar respuesta a una percepción, hay datos objetivos, para la
reivindicación de un espacio propio. Desde el Estatuto de Cataluña y su
revisión por el TC, desde la entrevista de Artur Mas con Rajoy para hablar de
la posibilidad de un “Concierto económico”, desde las multitudinarias
manifestaciones del 11-S, desde el referéndum del 1-O, hasta la declaración
unilateral de independencia, inmediatamente puesta entre paréntesis, y su
deriva de la aplicación del art.155 de la CE, hasta el juicio que se inicia hoy,
todos estos elementos, suponen un problema político que no se resolverá por la
vía penal. España actúa como si Cataluña fuese independiente. Se siente
amenazada de su propia historia, de sus propios fantasmas. ¿Se pide un referéndum
para determinar la voluntad de la ciudadanía catalana! No sé cuál sería el
resultado. Lo que es seguro es que una porción significativa de catalanes vería
bien esa consulta. La coletilla de supremacista es una cantinela de recurso
desesperado. ¡Cierto, los catalanes tienen defectos, como todos, uno de ellos y
probablemente el más letal es la soberbia* y, también hay otras virtudes para
compensar**.
Jordi Gracia, no hace caso de sus
propias recomendaciones cuando afirma con relación a la solución o
encauzamiento del problema catalán lo siguiente: “El endiablado encadenamiento
de acción/reacción ha copado la esfera pública y ha retirado de la primera
línea informativa y política la opción que mejor encaja con la naturaleza
mestiza de Cataluña y la culminación
federal del Estado autonómico [la cursiva es mía]” (pág.20).
Notas:
*Josep
Ferrater Mora, Les formes de la vida catalana. Club de literatura selecta.
Editorial Selecta, Barcelona, 3ed.1960.
** (Idem). “Les meves
experiències de la vida catalana (…), pot reduir-se a quatre fonamentals
maneres d’ésser que he designat, no sé si molt encertadament, amb els noms de
continuïtat, seny, mesura i ironia (pàg.24). [Mis experiencias de la vida
catalana (…), pueden reducirse a cuatro fundamentales maneras de ser que he
designado, no sé si con mucho acierto, con los nombres de continuidad,
entendimiento, medida e ironía]
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