El panorama anda revuelto. Rajoy se dedica a viajar y hacer amigos. Quiere que el BCE compre deuda (española). Mientras en el día a día las cosas no van bien. La pobreza empieza hacerse evidente. Los comedores sociales reunen a grupos cada vez más numeroso que se agolpa para poder tener un plato caliente al día. La exclusión social se hace más horizontal, extendiéndose a amplias capas de la sociedad. Desgraciadamente, no se ve el final del túnel.
Por eso llama la atención las declaraciones de Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid. Las declaraciones son un ejercicio de españolismo trasnochado. Quiere que cuando el himno nacional se escuche en el estadio del Vicente Calderón con la llega del Príncipe Felipe se haga el silencio y se aplauda a rabiar. Si no se hace así, lo que debe hacerse es cerrar inmediatamente el estadio, para escarmiento de los separatistas. Las antiespañas en acción. Las declaraciones se insertan en un contexto que dice poco de la Presidente, en cuestiones de gestión económica. La culpa es suya, pero ahora quiere despistar. Y nada como hacer demagogia contra los independentistas y separatistas, no hay rojos. Las aficiones del Barça y del Atlétic de Bilbao, se enfrentan en la final de Copa. Decía el ahora ministro I.Wert que tenemos un desarrollo raquítico en el ámbito simbólico constitucional. Las declaraciones de la Sra. Aguirre no ayudan a fortalecerla, es más, apetece abuchear a todos los dirigentes que estarán en el palco. Es cierto que si la final hubiese sido con el R.Madrid habría seguramente más autoridades.
Si somos demócratas lo sensato es aceptar la discrepancia. Que se amenace con el Código penal, parece fuera de lugar. Los himnos, cualesquiera, no pueden ser impuestos desde arriba. Tienen que ser aceptados porque la gente se identifique con ellos. Desgraciadamente, hay un abismo en ese terreno, habría que hacer pedagogía política, queda mucho terreno por hacer, pero declaraciones como las que comentamos ayudan a exacerbar los ánimos. No deja de ser inquietante que se haya permitido una manifestaciones ese mismo día de la ultraderecha. Algo así como un acto de desagravio porque las fuerzas españolistas no están en esa final. Me gustaría ver a la Sra. Presidenta enarbolando banderas al viento que los jóvenes que se identifican con España, nada menos.