Lunes
El día ha sido maratoniano,
variado e interesante. Hemos cogido el coche a las 8.30h. Salida hacia Son
Servera, Sant LLorenç des Cardassar, Felanitx, Campos y Llucmajor. Carreteras
bastante llenas de vehículos, grandes extensiones de zonas agrícolas.
El primer objetivo era la Torre de Vigía de Cap Blanc. Carreteras muy estrechas. Antes de llegar hemos parado en las ruinas de Talaiots, “Talaiot Capocorb Vell”, en la carretera Ma-6014, el lugar es un paisaje alejado de todos los sitios, eran las 10,10h, cuando hemos entrado en el complejo de los Talaiots. Una señora mayor atendía, la venta de los tickets para entrar, cuesta 2€. La entrada tenía un estilo muy a los “Picapiedras”.
El conjunto de construcciones, o mejor, de reconstrucciones son muy impresionantes. Sobre todo porque piensas que hace más de mil años, ya existían asentamientos en estas tierras. A la entrada la señora nos proporcionaba una hoja sin gracia ni cuidada, con explicaciones del asentamiento. A la salida la entregabas.
Después hemos continuado el
camino, por la misma Ma-6014, hacia la Torre de Cap Blanc. La torre está
cerrada, porque los faros están automatizados.[ http://www.farsdebalears.org/]. En
esta página se puede ver la historia, parca en explicaciones.
El lugar es espectacular, hemos
accedido, no éramos los únicos, saltando un pequeño obstáculo y nos hemos
dirigido al acantilado. Desgraciadamente, había mucha neblina que
imposibilitaba la panorámica. Parecía que la niebla, al estilo de S.King,
estuviera jugando con nosotros. Hemos hecho fotografías, pero no era lo mismo
si el día hubiera acompañado. Nuestro gozo en un pozo de niebla.
Después hemos ido a “Cala Pi”, los trayectos por esta zona son largos y tediosos, hay que volver a desandar el camino entre 7 y 10 km cada vez que te internabas en estas zonas. El paisaje es muy agrícola. Había muchas zonas de coto de caza, todas estas zonas están valladas. Después de un recorrido largo, hemos llegado a “Cala Pi”, lugar turístico, y bastante alejado de todas partes, pero, la cala es muy bella y fotogénica, de aguas claras y cristalinas. En ese momento no había nadie dentro del agua. La gente empezaba descender las escaleras que conducen hasta la cala desde los hoteles y residencias que pueblan esta zona. Las escaleras que conducen a la cala están bien perfiladas. En pleno verano debe ser interesante ver cómo se las arreglan para no provocar atascos en esas pendientes. En toda la zona la neblina seguía persistiendo en su empeño por no dejarse ver en todo su esplendor.
Hemos hecho las rigurosas fotos,
para dar fe y testimonio de nuestra estancia, y no hemos encaminado hacia Ses
Salines, camino de Santanyí, por la Ma-6102 hasta llegar a Cala Figuera.
Sorpresa porque el lugar es magnífico, a pesar de la neblina seguía
emborronando el paisaje. Hemos aparcado a una cierta distancia del “centro”. En
ese momento, no parecía augurar nada bueno, por eso la sorpresa ha sido mayúscula.
Hemos ido a comer junto a una terraza que veías la cala junto a unos veleros
anclados en sus aguas cristalinas. La estampa es idílica y bellísima. La
terraza donde hemos comido era espectacular, no por ella misma, sino por la
panorámica que ofrecía. La comida era muy buena y contundente. Tendré que hacer
régimen cuando vuelva a casa.
Después de una comida notable,
hemos ido a caminar por la calle principal que es paralela a la Cala. Hemos
llegado a s’Observatori, un lugar donde la Cala se encuentra con el mar
abierto, lleno de rocas que permiten ver el mar de manera espectacular.
De Cala Figuera, hemos tomado la Ma-19, Santanyí, s’Alqueria Blanca, Calonge, s’Horta y Porto Colom. Nueva sorpresa. Una entrada a la bahía llena de pequeños y no tan pequeños barcos. Nos hemos paseado por la calle Cristófor Colom, la hora no era la mejor, hacía demasiado calor. Hemos fotografiado la bahía. Era fácil imaginar el gentío en la época de vacaciones. Hemos vuelto a coger el coche para acercarnos hasta nuestro último objetivo, Porto Cristo.
Un criterio para los
restaurantes es si ofrecen sangría como bebida principal, entonces estamos
delante de un restaurante especialmente dirigido a los “guiris”. Otro criterio
es si la carta del restaurante toda ella está en cualquier idioma menos el de
la tierra. De hecho muy pocos hay la carta en catalán, y menos utilizar esa
lengua. Todo en alemán e inglés como idiomas principales. Parece difícil de
entender o tal vez no. Por supuesto, el castellano no tiene la consideración de
idioma exótico como el catalán.
Dentro de Porto Cristo hemos
llegado a una pequeña playa, junto a la calle d’En Bordils. Todo muy colorista
y mediterráneo. En la playa un monitor hacía sudar a un grupo que practicaba vóley-playa.
Había mucha gente en esa pequeña playa. Hacía un calor del demonio.
Después nos hemos dirigido al
parking, gratuito, medio vacío, esto por supuesto es imposible en plena
estación veraniega, y nos hemos encaminado hacia Son Servera y Canyamel. Eran
las 20.15h. El día ha merecido la pena. Toda Mallorca merece la pena conocer.
Mañana es el último día de
estancia en la isla. A la tarde cogemos el vuelo a casa. Pero antes queremos
hacer una pequeña excursión en la zona que hasta ahora no hemos estado, nuestro
objetivo es acercarnos hacia Andratx y Sant Elm.