En este mundo caótico de Golter*, un mundo hiperreglamentado, donde un Tribunal Mundial establece lo que es permitido hacer –dar caza para asesinar a la protagonista-, y lo que está prohibido. El Tribunal Mundial, ha dictaminado la prohibición absoluta de poseer la Pistola Vaga. Ciudad Labio fue el escenario catastrófico, donde se intentó utilizar la Pistola Vaga causando su destrucción. El propio autor nos da una breve pincelada de la estructura geopolítica de Golter: “Aproximadamente el diez por ciento de la superficie terrestre de Golter era estado autónomo; países, en el sentido aceptado del término. El resto era técnicamente Tierra Libre, en forma de ciudades estado, zonas dormitorio, complejos comerciales e industriales, colectivos agrícolas, dependencias eclesiásticas, franquicias bancarias, reservas familiares, estados familiares arrendados o con derechos de dominio absoluto, excavaciones de sociedades de anticuarios, dominios de embajadas de servicios diplomáticos por contrato, protectorados de grupos de presión, jardines benéficos, sanatorios sindicales, zonas de tiempo compartido, corredores de canales, vías y carreteras, y accesos protegidos; enclaves del Mundo Unido con docenas de creencias diferentes; terrenos de hospitales, colegios y facultades, condados privados y públicos de entrenamiento militar, y parcelas de terreno (normalmente ocupadas ilegalmente) que eran el centro de disputas legales de siglos de antigüedad, y que de hecho pertenecían a los tribunales correspondientes.” (pág.49)
Una de las aportaciones imaginativas de la obra, y hay muchísimas es la Pistola Vaga. La Pistola Vaga tiene una conexión inconsciente con la protagonista. Le habla en sueños. Existían ocho Pistolas Vagas. El autor se preocupa por dar una descripción física del arma: “tenía una longitud de poco más de un metro, unos treinta centímetros de ancho y veinte centímetros de alto. La parte delantera consistía en un par de cilindros cortos y rechonchos que sobresalían del cuerpo principal, suave y de color plata mate.” (pág.108)
¿Qué podía hacer la Pistola Vaga? He ahí lo que nos dice: “Si habías apuntado a una persona, puede que se materializará una lanza para atravesarle el pecho, o puede que los colmillos venenosos de alguna serpiente se le clavaran en el cuello, o que el ancla de un barco le cayera encima y la aplastara, o que dos enormes electrodos aparecieran a ambos lados del desdichado objetivo de vaporizarlo.
Si apuntabas a algo más grande, como un tanque o una casa, el blanco podía implosionar, explotar, derrumbarse convertido en una pila de polvo, recibir el impacto de una ola gigante o de un río de lava, volverse del revés, o desaparecer del todo, con o sin un puf.
Aumentar la escala parecía eliminar la poesía excéntrica de la Pistola Vaga; si la usabas contra una ciudad o una montaña, solía limitarse a soltar una bola de fuego nuclear o termonuclear del tamaño apropiado. La única excepción conocida había tenido lugar cuando lo que parecía el núcleo de un cometa había destruido una barcaza de hielo del tamaño de una ciudad en el mundo acuático de Trontsephori.” (pág.108-9)
El problema de la Pistola Vaga era que si intentabas manipularla, se autodestruía en un choque de materia/antimateria tal como le sucedió en Ciudad Labio. No explico su origen para no recargar aún más esta reseña. Los huhsz querían la Pista Vaga porque la consideraban suya y además dentro de su teología hacía inviable la aparición del Mesías.
Sharrow tiene la mala suerte que dentro de su cerebro hay un dispositivo que convenientemente utilizado puede hacer que muera y unos clones chantajean a Sharrow para que les proporcione la Pistola. Todo el mundo quiere algo de Sharrow.
Nuestros intrépidos amigos se verán en la necesidad de hacer viajes planetarios para alcanzar los diferentes objetivos para salvar sus vidas. Miykenns, Speyr, Nachtel y su luna Fantasma de Natchel. Cada estancia es acompañado de las dificultades para acceder a estos mundos, que sin embargo, gracias a su primo Geis, se solventan con dificultades.
Finalmente, llegan al objetivo, la traición les espera, la muerte también, a pesar de mundos alejados en el espacio y el tiempo, parece que la especie humana, allí donde va, acaba por hacer lo mismo. Una nota contradictoria es que un robot, Feril, ayuda a Sharrow en su búsqueda, a pesar que pueda acarrear su destrucción. Un final extraño para una novela inclasificable, pero llena de imaginación. ¿Qué más se puede pedir?
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* Iain M.Banks, Contra la oscuridad. Trad.Pilar Ramirez Tello, ed.La factoria de ideas, Madrid, 2005.
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