Día 8
Nos hemos levantado -rutina turística- a las 5.45h. Ducha y desayuno para vips en la planta de recepción. Hoy no hemos tenido síndrome pueblerino. Hemos ido a saco. ¡Es un escándalo que a estas alturas el colesterol, azúcar y la cafeína, es decir, la tríada maléfica, nos haga limitar las posibilidades casi infinitas de comer, especialmente, lo dulce.
Hemos acumulado cierto retraso a la hora de salir. Sobre las 7.25h, finalmente, hemos salido del hotel al aeropuerto, el vuelo está previsto a las 10.55h. Como siempre el tráfico era un espectáculo. Hemos contemplado la estrambótica manera de edificar y construir edificios, así como la manera de ir ocupándose. En algunos carteles se anunciaban ofertas en las que había que pagar una entrada del 5% y la finalización del edificio se preveía para 5 0 7 años. Ese tiempo permite ahorrar sin hipotecas. El problema es ¿dónde vives?
Cortesía de Carme
Los carriles de la vía de circunvalación iban llenos, casi todos los automóviles eran de 5ª mano por lo menos, deslizándose a golpe de claxon y con los móviles en mano. En nuestro recorrido, una gran cantidad de gente esperaba para coger unos micro-autobuses que hacen las veces de transporte público. Hay una cantidad ingente de estos vehículos, estos también de 5ª mano.
Hemos tenido momentos fluidos en el tráfico, pero en determinadas zonas, se ralentizaba. El tiempo pasaba y no acabamos de llegar al aeropuerto. Por fin, sobre el horario previsto, hemos podido salir del autocar, nos hemos despedido de nuestro guía accidental, un joven muy amable y risueño que sabía un montón de fútbol internacional. En Egipto, y especialmente en El Cairo son forofos del fútbol.
Dentro del aeropuerto, modernísimo y espectacular nos aguardaba el otro representante del operador de viajes (Galaxy). Facturar, los controles corporales y de equipaje. ¿Cuántas veces hemos realizado todo ese ritual? Da vértigo pensarlo y contarlo.
Puerta de embarque 12, por supuesto en el ala más alejada del aeropuerto. ¡No había internet! La espera ha sido tediosa, por fin, hemos embarcado, justo para poder despegar al cabo de poco rato. El vuelo tiene una duración de cuatro horas. Hay una hora de diferencia entre El Cairo y Barcelona.
El autocar, impecable y modernísimo, contrastaba con los que hemos ido a lo largo del viaje por Egipto. El conductor ha escogido la ruta más larga, pues, ha ido por la Ronda de Dalt, podría haber utilizado la otra vía que va hacia Girona. La cuestión es que el autocar ha dejado a una gran parte de nuestros compañeros en el mismo lugar que a la ida, después nos ha dejado a nosotros y al resto de compañeros. Sobre las 16.15h hemos abierto la puerta de casa. El viaje había finalizado, físicamente, ahora empieza el viaje de la imaginación y la memoria que son mucho más extensas en el tiempo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada