diumenge, 22 d’abril del 2018

El Rey premia a los ganadores

Mi abogado me ha dicho que debo exaltar a la Autoridad. No hay límites en este caso. Así que siguiendo su consejo, me voy a dedicar a exaltar las extraordinarias virtudes que adornan a nuestros gobernantes y por extensión quien este revestido de Autoridad.

Para empezar el sábado 21, con motivo de la final de un partido de fútbol, entre millonarios venidos de todas partes del mundo, hubo una parte de los espectadores que silbaron un tema musical que al parecer no les gustó. Ni que decir tiene, que la megafonía se volvió ronca de tanto volumen a que fue sometida.





La Autoridad disfruto del colorido de las banderas de los equipos. Estaba prohibido el amarillo porque se no es suficientemente fashion. La policía que siempre está a nuestro servicio, hizo una requisa de ese color atroz que algunos aficionados pretendían herir los ojos a sus vecinos. La Autoridad desde el palco se miraba el espectáculo como si de Emperadores Romanos se tratase.

A los vencedores se les obsequio con el trofeo de turno, de la mano de nuestro Rey que tuvo a bien, acercarse al campo de fútbol, rompiendo con sus obligaciones que son muchas e importantísimas y que la prensa no refleja adecuadamente el esfuerzo de nuestro Soberano.

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