Semana de Selectividad.
En el día a día de la inmensa mayoría de ciudadanos hay fechas señaladas. Y
esta semana estaban marcadas los días de Selectividad que marca un
acontecimiento importante en muchísimas familias. Los hijos se examinan del
bachillerato para su entrada en la universidad. Un paso más hacia los objetivos
–reales o imaginarios- que los padres quisieran para sus hijos/as. La prensa se
ha hecho eco de situaciones anómalas en las pruebas. Detalles que en un mundo
donde lo grueso nos desborda nos contentamos con las minucias que pasan a ser
símbolos de nuestras propias
deficiencias.
Los alumnos de
selectividad esperaran los resultados que marcarán rumbos personales y
frustraciones que ahora podrán vivirse como trágicas pero que siempre son
renegociables.
Lo que no parece tener
fin son los escándalos que se suceden. Bárcenas que acumula millones de €, ¿no
serían para el PP? ¿Puede un ladrón denunciar a otro por supuesto desvió de
fondos que pertenecían al otro, ilegalmente? El Palau de la Música
sigue acumulando pequeños toques de sainete. El fiscal encuentra indicios en
casi todo. Contrasta esta actuación con lo dicho sobre las preferentes. Además
lo decía la Fiscalía Anticorrupción.
Pere Navarro (PSC) ha
puesto el dedo en el ojo del nacionalismo vasco al plantearse la actual
asimetría entre el Concierto Vasco y la actual situación catalana. ¿Por qué los
vascos y navarros gozan de semejantes privilegios? ¿Por qué no se puede
plantear esta cuestión? Curiosamente, el PNV ha impedido que Cataluña pueda
negociar con el estado central un nuevo sistema de financiación más equitativo.
No resulta de recibo que Extremadura de manera demagógica hable de rebajar
impuestos, mientras que Cataluña este ahogada financie-ramente. Sanidad y
educación se llevan la mayor parte de recursos. Desde diferentes Autonomías
parecen insinuar que en Cataluña se gasta sin moderación, sin embargo, los
recortes desde 2008 han sido enormes. Si las balanzas fiscales son las que se
dicen –ahora el PP sale con “otras” balanzas- los 16.000 millones de € que no
vuelven a Cataluña debería ser negociada para evitar la asfixia económica de
Cataluña. Este proceso de asfixia da oxigeno al nacionalismo independentista
por el “cabreo” de ver como se ningunea a la sociedad catalana.
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