“La Conferencia General de la Unesco, reunida en París hasta el 10 de noviembre, ha votado este mediodía la adhesión de Palestina, hasta ahora con estatuto de misión observadora, como Estado miembro de pleno derecho. El ingreso, que ha contado con 107 votos a favor, incluido el de España, 14 en contra y 52 abstenciones, supone un paso más en el pulso palestino por integrar la ONU con las mismas condiciones. Estados Unidos ha anunciado que deja de financiar a la agencia, lo cual equivale para la Unesco perder el 22% de su presupuesto. Para el Gobierno israelí, la decisión aleja la posibilidad de lograr un acuerdo paz.” (El País, 1-11-2011)
No sé lo que dará de sí para Palestina este reconocimiento en una institución como la Unesco. En el preámbulo del tratado que configura a la Unesco nos dice que “puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la menta de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz” y añade “ una paz fundada exclusivamente en acuerdos políticos (...), esa paz debe basarse en la solidaridad intelectual y moral de la humanidad”. La historia nos dice que el 16 de noviembre de 1945 se firma en Londres el tratado instituyente de la Unesco. El 6 de diciembre de 1946 se establece el acuerdo de vinculación con las Naciones Unidas como organismo especializado.
El objetivo declarado es “contribuir a la paz y a la seguridad estrechando, mediante la educación, la ciencia y la cultura , la colaboración entre las naciones, a fin de asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales que sin distinción de raza, sexo, idioma o religión la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos del mundo” (art.1.1, de la Constitución). La Unesco tiene para cumplir su función capacidades más simbólicas que efectivas, pues, cumple una función puramente normativa, concretándose en recomendaciones a los Estados miembros. La vinculación a las recomendaciones son unilaterales respecto a los Estados miembros. También tiene una función de control que el Consejo Ejecutivo adoptó en 1979 que consiste en comunicaciones individuales para denunciar violaciones de derechos humanos que se encuentren bajo la competencia de la Unesco pueden presentar su quejas al Consejo.
Palestina quiere ser Estado de pleno derecho y se han hecho pasos en esa dirección, aún resuenan en la Asamblea Nacional de la ONU este septiembre la declaración solemne de Abbas para su incorporación como Estado, a pesar el veto que ya indicó EEUU. Ahora la Unesco reconoce a Palestina como Estado miembro. Inmediatamente Israel y EE.UU han puesto el grito en el cielo. EE.UU en virtud de su propia legislación prohibe contribuir económicamente en caso que Israel se vea afectado en sus intereses.
Palestina está dividida territorialmente y políticamente. Hamás gobierna en la zona de Gaza, mientras que el gobierno de Abbas controla la parte de Cisjordania. No hay continuidad porque Israel hace todo lo imposible para que sea así. En una artículo de E.Said (Edward W. Said, Nuevas crónicas palestinas. Ed.Debolsillo, Barcelona,2003 pág.351) nos resume la esencia de la injusticia y la humillación que padecen los palestinos de las tierras ocupadas:
"El confinamiento increíblemente cruel de 1,3 millones de personas apretujadas como sardinas en la franja de Gaza, además de los casi dos millones de palestinos residentes en Cisjordania, no tienen paralelismo alguno en los anales del apartheid o del colonialismo. (...) Divididos en 63 cantones discontinuos; completamente rodeados y sitiados por tropas israelís; salpicados por 140 asentamientos, con su propia red de carreteras prohibidas para los "no judíos"-, los palestinos, bajo la ocupación, se han visto reducidos a un índice de desempleo del 60% y a una tasa de pobreza del 50% (la mitad de los habitantes de Gaza y Cisjordania viven con menos de dos dólares diarios); tampoco pueden desplazarse de un lugar a otro (....)".(pá.217-218)
El texto de Said no ha perdido vigencia en la actualidad. Desgraciadamente la división política de los propios palestinos no ayuda en nada a la consolidación de un Estado democrático. La increíble crueldad de Hamás con el soldado israelí Guilad Shalit retenido durante 5 años como moneda de cambio para ulteriores negociaciones nos indica la despiadada deshumanización del gobierno de Ismail Haniye. Seguramente Haniye podría decir que Israel no tiene sentido de humanidad cuando bombardea la Franja y causa decenas de muertos. Así que no sé qué pensará Hamás de la Unesco, probablemente pensará que es una buena palanca para sus intereses. Aunque probablemente le importe un bledo sus palabras sobre el respeto de los derechos humanos, desgraciadamente, no es el único, pues, buena parte de los países representados en la Unesco aparecen desatacados en los informes de Amnistía Internacional como vulneradores de esos derechos que quieren y exigen para los demás, mientras que ellos se sienten liberados de su cumplimiento.
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