La novela de Mankell titulada “El hombre sonriente” aborda una nueva temática. ¿Qué tipo de personas hay detrás de las grandes corporaciones? En esta nueva entrega Wallander se enfrenta a un nuevo tipo de criminal. Éste ya no es el clásico delincuente si no que estamos delante de una tipología nueva. Aquel que tiene poder y cree que pueda hacer cualquier cosa porque está por encima de toda sospecha.
El punto de arranque de la novela es la muerte de un abogado, Gustatf Torstensson. En la investigación preliminar se determina que ha sido un accidente. Wallander que ha pasado por un infierno personal debido a los acontecimientos provocados por su anterior investigación en la que tuvo que hacer frente a un asesino implacable y, para defender su vida, tuvo que matar. Éste hecho lo llevó a una profunda depresión pensando seriamente en dejar la policía.
En las playas de Jutlandia, en Skagen, intentando asimilar su experiencia traumática, es abordado por el hijo del abogado muerto aparentemente en accidente, Sten Torstensson, que conocía a Wallander. Le confiesa sus dudas acerca de ese accidente. Tiene el presentimiento de que detrás de ese accidente haya algo más pero no tiene ni certezas ni pruebas. De la conversación que tienen detecta miedo.
Cuando Wallander se reincorpora a la policía y se ve inmerso en la investigación del presunto accidente del padre de Sten Torstensson. Poco después es asesinado Sten en su despacho de un tiro en la cabeza. A partir de aquí, empieza a pensar en la conexión entre el accidente el padre y el asesinato del hijo. Reconoce el lugar del accidente y descubre accidentalmente la pata de una silla. A partir de ahí, toma conciencia de que el presunto accidente no era tal.
Las pesquisas llevan a una conclusión: la causa de la muerte del padre y el hijo tienen que ver con su actividad profesional. Gustatf Torstensson tenía como cliente exclusivo a un magnate de la industria, Alfred Harderberg. Es a partir de aquí que Wallander intentará establecer nexos de conexión entre estas muertes y el magnate. Este vive en el castillo de Farnholm. El magnate atiende a sus negocios por todo el mundo. La economía global hace que los negocios, las oportunidades se encuentran en cualquier parte del mundo. Por ello necesita estar en permanente movimiento. Wallander llama al castillo para concertar una entrevista con el magnate.
La visita finalmente se realiza y en medio de la entrevista Wallander entrever la posibilidad que el culpable de esas muertes sea quien tiene delante a pesar de la falta de pruebas. La sonrisa que exhibe el magnate le parece un a Wallander un signo de culpabilidad y por ello tratará por todos los medios que esa sonrisa se le borre de la cara.
La investigación adquiere unos perfiles borrosos, las pruebas son poco claras, se rastrea cualquier conexión entre el despacho de abogados y Alfred Harderberg. El jefe de Wallander, Björk, así como el fiscal, le piden que vaya con cuidado, pues, delante tienen a un prohombre de las finanzas suecas. En una de las entrevistas a la antigua secretaria de los abogados asesinados la señora Dunér, Wallander descubre una mina en el jardín de la señora Dunér. El listín telefónico será la prueba que confirma que han puesto una bomba. La inquietud se adueña de la investigación. Además Wallander y Ann-Britt Hölglund son vigilados por un coche mercedes cuando acuden a una entrevista para seguir una de las pistas. En ella aparece el nombre de Lars Borman, que había aparecido en la investigación. Sin embargo, éste había muerto, oficialmente se había suicidado. Era auditor de cuentas y había investigado un desfalco en la administración. Wallander tiene la convicción que todos cabos sueltos de la investigación debían tener su origen en el castillo de Farnholm y a Alfred Harderberg quien los movía.
¿Por qué alguien que tiene poder económico y social puede ser el instigador de los asesinatos? Los hechos, excepto, la muerte de Gustatf Torstensson, Harderberg se hallaba fuera del país. ¿Podía ser alguien ajeno al castillo? Wallander creía que no. Había que seguir buscando, pero el tiempo para investigar se estaba acabando.
Logran introducir a alguien en el castillo. Y esa voz dará una señal que marca el principio del fin para la investigación. En el castillo se preparan las maletas para marcharse. Wallander lo interpreta como un signo más que van por la buena dirección. No voy a seguir contando lo que sucede.
Finalizo, Henning Mankell es un escrito que utilizando un género literario, la novela negra, va más allá de ella, para hacer un análisis de su sociedad, la sueca, y por extensión, nuestra sociedad. Sus radiografías son una buena muestra de lo que le sucede, de las paradojas a las que se enfrentan, de los dilemas morales en los que se ven envueltos los protagonistas, especialmente, Wallander, hacen de Mankell un autor de primer orden. Además, son aditivos, por ello conviene atenerse a las consecuencias, si empiezas, después no vale quejarse de que no hay manera de dejarlo. ¡Quién avisa no es traidor!
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