“Lo que ilumina el mundo y lo hace soportable es el sentimiento habitual de los lazos que nos ligan a él; y más particularmente de l que nos une a los otros seres. Las relaciones con los demás siempre nos ayudan a proseguir porque suponen siempre desarrollos, un porvenir; y también porque vivimos como si nuestra única tarea fuese precisamente tener relaciones con los seres. Pero cuando cobramos conciencia de que no es nuestra única tarea, sobre todo cuando comprendemos que sólo nuestra voluntad mantiene a esos seres unidos a nosotros –dejad de escribir o de hablar, aislaos y veréis cómo se desvanecen a vuestro alrededor-, cuando vemos que la mayoría está en realidad de espaldas (no por malicia, sino por indiferencia) y que el resto conserva siempre la posibilidad de interesarse en otra cosa, cuando imaginamos así todo lo que hay de contingente, de juego de las circunstancias, en lo que se llama un amor o una amistad, entonces el mundo vuelve a su noche y nosotros a ese frío enorme de donde nos había sacado por un momento la ternura humana*” (pág.256)
* Albert Camus, Carnets (1935-1951), Trad.Eduardo Paz Leston, Alianza editorial, LB, 2 ed, Madrid, 2014.