dilluns, 11 de febrer del 2019

Reseña: La Guerra de Troya



La Guerra de Troya es un intento por parte de Eric H.Cline*, un reputado historiador de la Antigüedad, por aclarar el misterio sobre La Guerra de Troya. ¿Existió tal guerra narrada por Homero?

Utilizando todos los elementos a su alcance, es decir, datos  literarios, arqueológicos, documentos, trata de poner luz a una cuestión asombrosamente discutida. ¿Fue Homero corresponsal de guerra en Troya? La respuesta es ambigua.

Las fuentes literarias hay que buscarlas en el  Ciclo troyano: Este ciclo está compuesto por La Cipria (s.VI a.C.), La Ilíada (Homero), La Etiópida (Arctinio de Mileto, s.VIII a.C.), comienza donde termina la Ilíada (s.VIII a.C.), la Pequeña Ilíada (Lesques de Mililene, s.VII a.C.), La Iliupersis o Saqueo de Troya, (Arctino de Mileto s.VIII a.C.), Los Nostoi o Regresos (Argias de Trezén, s.VII o VI a.C.), La Odisea (Homero) y La Telegonía  (Eugamón de Cirene, sVI.aC.).

Excepto la Ilíada y la Odisea, el resto del Ciclo troyano, sólo nos quedan algunos resúmenes y noticias de tales obras. En ellas se llena el hueco que dejan las narraciones de Homero. En el libro reseñado, se nos da cumplida noticia de este Ciclo así como un resumen de ellos.



Unos de los historiadores más interesantes sobre la Antigüedad, M.I.Finley, es muy crítico con respecto a la historicidad de la Guerra de Troya. Piensa que utilizar a Homero como corresponsal de Guerra en Troya, no es una buena idea. Las dificultades para adentrarnos en el mundo antiguo, en concreto en la Edad del Bronce Tardío, son extraordinariamente complejas y difíciles de extraer conclusiones. El libro de Cline, presenta un buen surtido de pruebas arqueológicas y textuales, pero se cuida mucho de decir la última palabra. Como no se trata de hacer de spoiler [destripar], lo mejor es su lectura. En ella nos encontraremos con el héroe de la arqueología troyana, el ínclito Schliemann, una especie de Indiana Jones, sin muchos miramientos y un ego enorme.

He aquí un fragmento del texto de Cline donde todos los elementos han de ser tomados con precauciones infinitas:

1.- Wilusa es problablemente [la cursiva es mía] (W)ilión (Troya)

2.- Alaksandu, rey de Wilusa, podría [idem] ser Alejandro/Paria de (W)ilión/Troya .

3.- Walmu, rey de Wilusa, es depuesto por fuerzas enemigas a finales del siglo XIII a.C.

4.- Ahhiyawa es/son probablemente [idem] los micénicos de Grecia continental.

5.- Troya VIh fue destruida, pero probablemente [idem]por un terremoto, y no por humanos.

6.- Troya VIIa fue destruida por humanos, durante una guerra. (pág.154)

Dice M.I.Finley, “Siempre volvemos a lo del genio de la Ilíada y la Odisea. Pero ya no leemos la Eneida o el Rey Lear como relatos verdaderos, cual en un tiempo se hizo. Cierto que no tratamos de escribir historia medieval francesa basándonos en la Chanson de Roland, o historia medieval alemana a partir del Nibelungenlied. ¿Por qué habríamos de hacer una excepción con la Guerra de Troya que no relata Homero**? (pág.53-54). Cline finaliza su texto con las siguientes palabras: “(…), Troya y la Guerra de Troya están justo donde deberían estar, en el noroeste de Anatolia, y firmemente instaladas en el mundo de la Edad de Bronce Reciente, tal como sabemos por la arqueología y las fuentes hititas, además de las pruebas literarias griegas procedentes tanto de Homero como del Ciclo troyano" (pág.161). Así que la cuestión troyana, no parece que pueda dársele carpetazo de momento. Cline parece creer que la Ilíada y la Odisea pueden ser un instrumento –no el único- para rastrear la historicidad de la Guerra de Troya.

Bibliografía:

*Eric H.Cline, La Guerra de Troya, LB, Alianza editorial, Madrid, 2014.

** M.I.Finley, Aspectos de la antigüedad. Col. Ariel Quincenal, ed.Ariel, Barcelona, 1975

Discreta reunión en Colón



La manifestación de la derecha y extrema derecha no estuvo a la altura que sus organizadores y medios de comunicación adictos, esperaban. Muchos medios se pusieron a disposición de los "potenciales manifestantes", pero los asistentes que se esperaban no acudieron. Como siempre las cifras de participación de las manifestaciones son muy dispares. Entre las 45000 personas que da la Delegación del Gobierno en Madrid hasta los 200000 de  los organizadores, hay un abismo. Lo cierto es que el PP, especialmente, ha salido escaldado de su llamamiento a una manifestación contra el gobierno del PSOE. 


Cs sigue su marcha triunfal hacia donde pertenece, es decir, a la derecha más reaccionaria. UNIDAD, esa es la palabra fetiche. Sin embargo, esa pretendida unidad, es posible al precio de destruir al adversario político, es decir, a los independentistas. ¿Cuál es el pecado del independentismo? Querer convocar un referéndum para saber cuál es la opinión de la ciudadanía. Este acto democrático, pedir opinión a los afectados, es visto como un acto criminal. Por eso, mañana empieza un juicio infame al que el anterior gobierno de Mariano Rajoy, y el actual de Pedro Sánchez, nos han llevado. Examen de conciencia, se veía en la Plaza Colón, eso de momento no entra en la agenda de la política española.

divendres, 8 de febrer del 2019

Frases (in)actuales


(...) los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado" (Karl Marx, El 18 brumario de Luis  Bonaparte)

A partir del martes 12, empieza un hecho insólito en la reciente historia de España. Se va a juzgar al anterior gobierno legítimo de Cataluña. Además de dos personas, que jamás deberían ser juzgadas por el TS, porque no son aforados. Nuestra historia -  la sociedad española-, tiene un peso histórico que se olvida, uno de los errores del Govern de la Generalitat, es no haber tenido en cuenta esa historia. Hoy es cada día más evidente que la Unidad de España pasa por encima de cualquier consideración. ¿Ponerla en cuestión es poco menos que delito!

dijous, 7 de febrer del 2019

abc: LA VOZ DE SU AMO


La portada de un medio "conservador" pone en igualdad de credibilidad a tres espontáneos que al parecer quieren salvar a España de un tal Sánchez que quiere traicionarlos. Gracias a estos anónimos patriotas es posible que todo vuelva a la normalidad, o al menos su normalidad que debe ser la del 39. ¡Franco está vivo, y su legado está presente!

dimecres, 6 de febrer del 2019

Desfachatez eclesiástica


Las declaraciones del arzobispo de Tarragona son una muestra más de la insania de  una Institución intocable. Los abusos sexuales, y especialmente a menores, son un crimen que tiene el añadido de la persona que los ejecuta, un sacerdote, una autoridad. Cientos de casos se acumulan. En toda la órbita católica, el número de casos es astronómico, y sin embargo, parece que nada se hace para impedirlos. La Iglesia como Institución debería velar por sus feligreses, antes que por las personas que ejercen el sacerdocio. El daño devastador que provoca el abuso es muy difícil de valorar y el sufrimiento en la psique de la persona agredida es inconmensurable. Los hechos que se denuncian, siempre son con años de retraso. Las víctimas tiene que sobreponerse a la incomprensión de la familia que no puede admitir ni aceptar que el sacerdote sea el responsable del abuso. ¡Cómo aceptar que el sacerdote, y lo que representa, pueda hacer eso! Se niega y la víctima tiene que asumir en silencio su sentimiento de culpa.

El artículo 1395 del Código Canónico, dice:
 § 2.    El clérigo que cometa de otro modo un delito contra el sexto mandamiento del Decálogo, cuando este delito haya sido cometido con violencia o amenazas, o públicamente o con un menor que no haya cumplido dieciséis años de edad, debe ser castigado con penas justas, sin excluir la expulsión del estado clerical cuando el caso lo requiera.[La cursiva es mía]

Las Penas:

1312  § 1.    Las sanciones penales en la Iglesia son:
1 penas medicinales o censuras, que se indican en los  cc. 1331-1333;

2 penas expiatorias, de las que se trata en el  c. 1336.

1336
§ 1. Además de otras que pudiera establecer la ley, las penas expiatorias, susceptibles de afectar al delincuente perpetuamente o por un tiempo determinado o indeterminado, son las siguientes:
  • 1 la prohibición o mandato de residir en un determinado lugar o territorio;
  • 2 la privación de la potestad, oficio, cargo, derecho, privilegio, facultad, gracia, título o distintivo, aun meramente honorífico;
  • 3 la prohibición de ejercer los actos que se enumeran en el n. 2, o la prohibición de ejercerlos en un determinado lugar o fuera de un lugar determinado; pero estas prohibiciones nunca son bajo pena de nulidad;
  • 4 el traslado penal a otro oficio;
  • 5 la expulsión del estado clerical.
Curiosamente, para la jerarquía eclesiástica es más grave, casarse o convivir con una mujer que abusar de un menor. ¡Doctores tiene la Iglesia! El castigo se cumple en el -ámbito interno de la Iglesia. El CP no les afecta, gracias al Concordato entre el Estado y el Vaticano (1953)  y posteriormente ratificado en 1979. ¡Hasta cuándo la abolición del Concordato!




¿La cara espejo del alma?


Legado de  Pablo Bosch. Anónimo  (1450)

El cuadro legado por Pablo Bosch al Museo del Prado, nos ofrece una imagen insólita. El martirio de San Vicente. La escena parece de un grupo de tranquilos pescadores, pero en realidad, los verdugos tratan de ahogar al santo. Lo extraordinario del cuadro es la imagen que ofrecen sus rostros. Unas caras angelicales en medio de una acción demoníaca. En el cuadro, la aureola del santo es la única señal que marca la diferencia entre el santo y sus verdugos. Nada delata en sus caras, ni odio, ni ensañamiento, desprecio. Unas caras inocentes, también pueden ser heraldos del mal.

Juan de Juanes (1507-1579)

El lienzo de Juan de Juanes, es en el momento de la conducción de San Esteban al suplicio. En este cuadro sí hay unos rostros que quieren expresar ese odio y animadversión contra el santo. Las expresiones son un buen ejemplo de lo que quiere expresar el pintor. En medio de estas figuras con las bocas abiertas y los ojos  enloquecidos, aparecen dos figuras cuyas caras son el contraste de la santidad. El santo se reconoce con la aureola, aquí esbozada, suficiente para comprender que es él el centro de esas miradas airadas. En el centro de la imagen, otra cara es la de Saulo o san Pablo antes de su conversión. Su mirada es serena, como si estuviese sopesando que Esteban gozarán en la otra vida de una vida de bienaventuranzas.

¿La cara es el reflejo del alma? Si en el primer cuadro, no hay señales de maldad en esas caras, son  las acciones que realizan -ahogarlo con una piedra al cuello-, sin gesticulaciones ni alardes fisiognómicos, el segundo, es un ejemplo de lo contrario, la maldad se expresa en las caras, el alma sórdida de los verdugos, tiene su correlato externo en la cara. Hoy, a pesar de múltiples esfuerzos por detectar la maldad, no hay manera de determinarla a priori. Ninguna cara nos dice nada de sus intenciones. No vivimos en el experimento del Minority Report, tampoco en la obsesión por detectar malvados o supuestos genes asesinos.

Precisamente porque no podemos detectar el mal, sólo a posteriori, es posible imaginar que esa cara que vemos tenía en sus rasgos la semilla de la maldad humana. Así, al delincuente, se le hace pasar por las fotografías que hemos visto en las películas policíacas. Nuestras mentes son muy hábiles para reconstruir perfiles imaginarios sobre lo que corresponda. Estas líneas, tienen que ver con la lectura de Sánchez Ferlosio, Ensayos 1*,  (pág.70-71), en el que plantea la cuestión de la predestinación. Cuestión crucial en los albores de la modernidad y que supuso en enfrentamiento entre la Reforma y Contrarreforma, a propósito de la salvación.

Dice Sánchez Ferlosio: "Acaso un día se venga a descubrir que las "facciones de criminal nato" son el producto preciso de una manera especial de dirigir los focos y apuntar la cámara que por instinto aprenden los fotógrafos de la policía" (pág.71). La afirmación del autor no deja de ser inquietante y nos transportaría a un mundo orwelliano, lleno de posibilidades insospechadas hasta ahora.

* Rafael Sánchez Ferlosio, Altos estudios eclesiásticos. Ensayos 1, Debolsillo, Barcelona, 2018.