Las noticias van llenas de lo peor de la condición humana. Así, en el orden internacional, nos hemos enterado con todo lujo de detalles sobre “el monstruo de Amstetten”. El relato de los hechos que parecen inverosímiles, se ajusta a las narraciones del “hombre del saco”. ¿Qué clase de persona se ha de ser para llevar a cabo lo que hizo? Es difícil imaginar como se puede actuar así. Su declaración de culpabilidad ha provocado ríos de tinta en letra impresa y saturación de rayos catódicos y plasma catódico (¿), un monstruo mediático que se convierte en noticia. La justicia ha actuado y el culpable ha recibido su castigo. La desproporción entre el daño causado y el castigo merecido es digno de reflexión, pues, nos indica que ante situaciones como éstas –homicidio, violación sistemática, incesto, secuestro, etc.,-, la ley se encuentra con lagunas. Cierto que estas situaciones son excepcionales –en el caso concreto-, y debería abrirse un debate reflexivo sobre la aplicación de las penas.
En el orden nacional el caso del asesinato de Marta del Castillo a manos de sus asesinos, es otra página para la historia de la infamia. Jóvenes que deciden acabar con la vida de una joven por simple divertimento. Los confesos se retractan y deciden que ha sido otro quien ha asesinado a la joven. En un principio se dice que la arrogaron al río. Más tarde se desdicen y ahora que la tiraron a un contenedor de basuras. El juez del caso “decretó ayer el inicio del operativo, y desde esta mañana los técnicos de una empresa especializada en el tratamiento de residuos orientan a la Policía Judicial para remover unas 45.000 toneladas de desechos, según estima el Gobierno, y hallar el cadáver en el vertedero denominado de Montemarta.”. (El País 20-3-09).
No es descartable que algunos de los amigos y amigo de los amigos salga en algún programa basura para explicar la “personalidad” de los “presuntos culpables”. Volvemos a la reflexión anterior: ¿Qué clase de jóvenes se están creando? No vale las generalizaciones, pues, son injustas. Pero ante situaciones como esa, ¿qué se puede hacer? Las leyes –Ley del Menor-, son un ejemplo de leyes que se hacen a golpe de conmociones mediáticas. ¿Se puede rehabilitar a todas las personas? ¿Existen límites ante determinados comportamientos criminales? Estos temas son muy serios, pues, la Constitución en su art.15, marca un límite y en el art.25.2 establece una finalidad, cuando se hace tertulia, y siempre se hace, se olvida lo que la Constitución marca en el terreno de los principios. El ruido mediático no ayuda para nada sobre estos temas que son dolorosos para las familias de las víctimas y dejan perplejos a los ciudadanos.
Por último, el PNV a la hora de tener que dejar el poder lo hace con un estilo poco edificante. Se ha denunciado por los medios de comunicación la existencia de textos para escolares, donde se habla de violencia, pero no de ETA. Para los ideólogos del PNV y filobatasunos, lo significativo es la violencia de origen estatal, pero es ciego frente a la violencia de ETA y sus servicios auxiliares. ¿No causa perplejidad y escándalo que un texto que han de utilizar los alumnos del sistema educativo vasco, se hable de violencia, pero no se haga especial énfasis en los asesinatos de cerca de mil personas que ha causado ETA, amén de los destrozos materiales? ¿No es de juzgado de guardia?