III
En esta tercera entrega trato de resumir el texto de Mauricio Jalón que es el editor de este libro y que nos habla de la figura de Emilio Lledó, en Lledó: Creación y medida.
Los filósofos parecen condenados a estar etiquetados por corrientes de pensamiento, por continuadores de sus maestros, por las aportaciones creativas al ámbito de la familia filosófica. Algunos, sin quererlo, son elevados a los altares, para convertirse en monumentos intocables con su inevitable escolástica. Platón y Aristóteles son puntos de arranque del pensamiento occidental, no son los únicos, pero su peso en virtud de azares incontrolables, por ejemplo, su incorporación, no siempre pacifica, con el cristianismo, les dio una dimensión histórica que otros autores, fueron borrados del escenario.
Si imaginamos a los filósofos como pertenecientes a jugadores de futbol, ¿en qué equipo juega Lledó? Algunos “jugadores” crearon sus propios equipos, sea la Academia (Platón) o el Liceo (Aristóteles). Si nos venimos al siglo XX, resulta que los equipos o muchos de ellos, nacieron en el siglo XVIII y XIX. Las tradiciones filosóficas pesan muchísimo, pues, desde principios del XIX, los filósofos, o al menos una parte de ellos, ejercieron su magisterio en instituciones estatales, es decir, en universidades. Kant, Marx, Nietzsche proyectaron su sombra, algunos dirían mala sombra, en el siglo XX. El positivismo del siglo XIX, también se filtro en el siglo XX. El psicoanálisis, quería hacer positivismo de los procesos inconscientes. La ciencia empezaba a devorar todo el territorio que anteriormente, era de la filosofía. La filosofía se batía en retirada. El siglo XX nos ha dado la fenomenología (Husserl), el existencialismo (Sartre), no puede dejar de citar a Heidegger, que se sitúa entre la fenomenología y el existencialismo, a pesar de su negativa a ser adscrito al cualquier corriente determinada, por decirlo así, juega sólo, la hermenéutica (Gadamer). Uno de los motores del cambio de rumbo ejercido en el siglo XX ha sido la aparición del lenguaje como objeto de reflexión filosófica: autores como Russell, Wittgenstein y la filosofía analítica han puesto en el centro de sus reflexiones la cuestión del lenguaje. Se ha hablado del “giro lingüístico” para enfatizar esta cuestión. Las variantes y recreaciones de estas corrientes han dado lugar a una extraordinaria heterogeneidad en el territorio filosófico.
Después de este rapsódico apunte histórico, la cuestión sigue en pie. ¿Dónde juega Emilio Lledó? El propio Mauricio Jalón, apunta en esa dirección: “(…). Dada la agilidad de su expresión, se alza, pues, la cuestión del género o, si se quiere, la del emplazamiento del autor [La cursiva es mía]: asunto de mayor interés aún al considerar los pasajes de su trayectoria que este libro acoge en forma de breves escritos, apasionados y, sólo en apariencia, coyunturales.” (pág.15)