Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Civilización. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Civilización. Mostrar tots els missatges

dimarts, 14 de febrer del 2023

Reseña: El naufragio de la civilización (Epílogo I)

 Epílogo




“(…). Lo que menos quería era salirme de mi papel de espectador ni dar a mi enfoque propio un lugar desorbitado.

“más de una vez hice un alto, incluso, entre dos capítulos para asegurarme de que no padecía una “ilusión óptica” y que era de verdad el mundo el que esta naufragando y no sólo mi mundo (…) “ (pág.307)

“No, no es la nostalgia la que habla por mi boca, es mi preocupación por el porvenir; es mi legítimo temor a ver a mis hijos, a mis nietos y a sus contemporáneos vivir en un mundo de pesadilla. Y es también mi temor de ver desaparecer todo cuanto presta sentido a la aventura humana. “(…). Sigo, efectivamente, convencido de que si el Levante plural hubiera podido sobrevivir y prosperar y florecer, el conjunto de la humanidad, con todas las civilizaciones fundidas en un solo crisol, habría sabido evitar la deriva que estamos viviendo en nuestros días”.

Fue desde mi tierra natal desde donde empezaron las tinieblas a extenderse por el mundo”. (pág.308)

“Al enarbolar, como he hecho en este libro, el fantasma de un naufragio inminente, ¿no me he arriesgado a desesperar a quienes me lean?

“Mi intención no era, desde luego, predicar el desánimo, pero es obligación de todos, en las gravísimas circunstancias por las que estamos cruzando en este siglo, conservar la lucidez y la sinceridad y seguir siendo merecedores de confianza.

“Tengo la convicción, por lo demás, de que sigue siendo posible una reacción. (…) Todas las sociedades humanas y todas las civilizaciones salen perdiendo con derroteros cuyo rumbo se extravía de esa forma y todas saldrían ganando si se enderezase ese rumbo. El día que tomemos conciencia de ello, las conductas cambiarán radicalmente, se enmendará la deriva y aparecerá una dinámica saludable.

“Es pues necesario, e incluso imperativo, dar la alarma, explicar, exhortar y avisar. Sin cansancio, sin indulgencia, sin desaliento. Y sin saña sobre todo. Recordando continuamente que los dramas que ocurren en nuestros días son el resultado de una maquinaria cuyos dispositivos no controla nadie y que nos arrastra a todos, pobres y ricos, débiles y poderosos, gobernados y gobernantes, lo queramos o no y cualquiera que sean nuestras filiaciones, nuestros orígenes o nuestras opiniones.” (pág.310-311)

(…) ¿Cómo convencer a nuestros contemporáneos de que, al seguir presos de los conceptos tribales de la identidad, de la nación o de la religión o al seguir glorificando el egoísmo sacro, les están preparando a sus propios hijos un porvenir apocalíptico?” (pág.311).

La imagen de lo apocalíptico es cara a ciertas mentalidades que parecen desear ser castigados por alguna entidad superior a nosotros, sea la Naturaleza (en Mayúsculas), Gaia o cualquier idea de tipo New-Age. Siempre es posible que todo acabe al estilo de la novela de Cormac McCarthy, La carretera (2006). Sin embargo, si somos capaces de lo peor, también somos capaces de lo mejor, o al menos de  evitar ese naufragio que tantos agoreros piden a gritos.

No habrá ningún “instinto colectivo de supervivencia” (pág.311) que nos salve. Los problemas no desaparecerán por arte de magia. Requiere tomar conciencia de los problemas –globales y locales- y tratar de utilizar la racionalidad para enfocar adecuadamente y en orden de prioridades que problemas afrontar escalonadamente. 

Amin Maalouf no quiere caer en la desesperación. Como dice:”no quiero perder esa esperanza” (pág.312). Utiliza la metáfora del Titanic para evitar ese naufragio.


dimarts, 24 de gener del 2023

Reseña: El naufragio de las civilizaciones (IX)


 II. De los pueblos que zozobran





“Los imperios más civilizados estarán siempre tan cerca de la barbarie como el hierro más bruñido lo está de la herrumbre: en las naciones, al igual que en los metales, sólo relucen las superficies.” (Antonie de Rivarol (1753-1081). De la filosofía moderna. [pág.83]


1

Confiesa Amin Maalouf: “He sentido siempre gran apego por la civilización de mis padres, tuve la esperanza de verla renacer, prosperar, florecer, recuperar su influencia, su grandeza, su generosidad, su creatividad, pata que pudiera deslumbrar una vez más a toda la humanidad. Nunca habría creído que en el crepúsculo de mi vida iba a verme en la obligación de describir su itinerario con palabras tales como quebranto, desconsuelo, deriva, cataclismo, retroceso, naufragio, zozobra…

Pero ¿cómo calificar de otra manera ese paisaje destrozado que se extiende ante nuestra vista? Esos países que se desintegran, esas comunidades milenarias a las que extirpan de raíz, esos  nobles vestigios derribados, esas ciudades despanzurradas y, además, ese indescriptible estallido de salvajismo –lapidaciones, decapitaciones, amputaciones, crucifixiones, linchamientos-, todo ello debidamente filmado y transmitido para que el resto del planeta no se pierda ni una imagen.” (pág.85)

“Pocas veces en la historia de los pueblos el odio  propio ha llevado a tales extremos. (…) Diríase incluso que intentan deliberadamente avergonzar a los enamorados de su civilización para darles la razón a sus detractores.”

“Antaño, quienes odiaban a los árabes eran sospechosos de xenofobia y de nostalgia colonialista; ahora, todo el mundo se siente autorizado a odiarlos con total  tranquilidad de conciencia en nombres de la modernidad, de la laicidad, de la libertad de expresión o de los derechos de la mujer”. (pág.86)


“La historia de mi país natal es elocuente al respecto. Durante siglos, las órdenes llegaban de Estambul, de la Sublime Puerta, como solía decirse”. (…)

“(…).Las órdenes, que no llegaban ya de Estambul, las esperaban ahora de Washington, de Moscú, de París, de Londres; y también de algunas capitales de la zona, como El Cairo, Damasco, Teherán o Riad.” (pág.87)

Si la falta de confianza en sí misma del mundo árabe, se une en la actualidad  “ese hondo aborrecimiento de sí y de los demás al que acompañan una glorificación de la muerte y unos comportamientos suicidas” (pág.88), significa que alguna cosa se ha roto en esas sociedades ya sea “la ausencia de esperanza, la sensación de haber perdido, y de forma irreversible, aquello sin lo que la vida ya no merece la pena vivirse: la salud, la fortuna, la dignidad o la persona amada” (pág.89).

Lo novedoso de esta situación anómala es “que millones de personas sean presa de la desesperación y que muchas de ellas acaben adoptando comportamientos suicidas nunca se había dado en la Historia y me parece que todavía no hemos calibrado por completo lo que está ocurriendo ante nuestros ojos en el conjunto del mundo árabe musulmán y también en todos los países donde viven sus diásporas” (pág.89-90).

“Cuando a una persona se le quitan las ganas de vivir es a sus seres cercanos a quienes corresponde devolverles la esperanza. Cuando son poblaciones enteras las que permiten que se adueñe de ellas el deseo de destruir y de destruirse, nos corresponde a todos sus contemporáneos dar con el remedio. Si no por solidaridad con el Otro, al menos por voluntad de supervivencia.

Pues la desesperación, en nuestra época, se extiende allende los mares, allende los muros, allende todas las fronteras tangibles o mentales, y no es fácil ponerle coto” (pág.90).

Si transcribo párrafos enteros, es sobre todo por que quien escribe, ha vivido de cerca estos acontecimientos, que desde nuestros bunkers mentales y nuestras alambradas de espino, se hace difícil calibrar el significado de lo que acontece más allá de nuestros paraísos (UE).


dimarts, 10 de gener del 2023

Reseña: El naufragio de las civilizaciones (V)

 



“He dejado de preguntarme si los míos, igual que el conjunto de los “egipcianizados”, se habían merecido su suerte y si Nasser tuvo derecho a echarlos así, sin contemplaciones, del país donde habían nacido”. (pág.50)

“En la actualidad estoy convencido de que la actitud correcta en este tema fue la que adoptó otro gran  dirigente del continente africano nacido el mismo año que el rais, 1918, pero que apareció en época más tardía en la escena internacional: Nelson Mandela".

Si Nasser hizo huir a los “egipcianzados”, Mandela adoptó una actitud muy diferente. Pues, se preguntó: “le iría mejor a mi país si los afrikáneres se quedasen en vez de irse? Y la respuesta le parecía evidente para la estabilidad de Sudáfrica, para su salud económica, para el buen funcionamiento de sus instituciones, para su imagen en el mundo, valía más conservar a la minoría blanca cualquiera que hubiese sido su comportamiento.” (pág.51)

El comportamiento de Mandela, es excepcional, pues, a lo largo de la historia, las expulsiones de minorías, ha sido más bien la regla. Maalouf, repasa algunos ejemplos, incluida, la expulsión de los musulmanes y judíos (1492). Concluye con una afirmación significativa para los tiempos que corren: “a lo largo de la historia, las expulsiones en masa, parezcan o no justas y legítimas, han solido perjudicar a quienes se quedaron mucho más que a los expulsados”. (pág.53)

"No es por casualidad por lo que la nación más poderosa del planeta, a saber, Estados Unidos, se especializó en dar acogida a sucesivas oleadas de proscritos y desterrados, desde los puritanos ingleses hasta los judíos alemanes, pasando por los supervivientes de las revoluciones rusa, china, cubana o iraní, sin olvidarnos de los protestantes franceses; el segundo nombre del presidente Franklin Delano Roosevelt es el apellido de un antepasado hugonote que se llamaba, en sus orígenes, De Lannoy." (pág.53)

El miedo se ha extendido en Europa i Occidente. Miedo a invasiones que directa o indirectamente, somos responsables. El mundo actual se ha hecho pequeño "aldea global". No hay capacidad suficiente para afrontar los retos del siglo XXI, desde la óptica local -nacional-, es necesario soluciones a escala supranacional, pero las lógicas de la Guerra Fría siguen estando allí. La ONU y su famoso Consejo de Seguridad, con derecho a veto, no es más que el recordatorio de lo anacrónico que supone que sólo los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, sigan ejerciendo un papel tutelar a escala global, Rusia incluida, olvidando a países como China, India, Brasil, etc.

Amin Maalouf reivindica el papel que pueden jugar la población "alógena" (migración). Utiliza una metáfora para subrayar la función que pueden tener esas minorías: polinizadores (pág.53).

El colonialismo genero una dinámica muy negativa en los países que fueron sometidos. Sin embargo, "la historia de las últimas décadas nos enseña que, a no mucho tardar, tras la lucha por la liberación, llega la hora de la lucha por el desarrollo y la modernización. En esa nueva fase, la presencia de una población cualificada con acceso inmediato a las sociedades industrializadas es una baza insustituible". (pág.54)

A diferencia de lo que sucede actualmente, Nelson Mandela, fue más allá del resentimiento y la hostilidad para dar cabida a todos, creando sinergias que posibilitaban una mayor integración de todos en la nueva Sudáfrica que quería para su país. Sin embargo, estamos lejos de tener esa clase de políticos en nuestros días, obsesionados por el cortoplacismo y quedar bien ante los suyos y no ante toda la ciudadanía. 


divendres, 30 de desembre del 2022

Reseña: El naufragio de las civilizaciones (I)

Amin Maalouf, El naufragio de las civilizaciones. Trad. María Teresa Gallego Urrutia. Biblioteca de autor. LB Alianza editorial. Madrid, 2ed 2022. 




Este libro es un libro de memorias del autor. Quiere hacer un examen de su tiempo, de cómo hemos llegado aquí y cómo determinados hechos nos ha llevado hasta un callejón sin salida. Desde su condición "Levantina" narra con pasión la experiencia vital -personal y familiar- la deriva de un mundo que no se parece a lo que conoció y que podía haber sido un espejo para el desarrollo de los países árabes, incluido el Líbano.


El libro se inicia con una declaración de principios: “Nací muy sano en brazos de una civilización moribunda y durante toda mi existencia he tenido la sensación de estar sobreviviendo, sin mérito ni culpabilidad, siendo así que tantas cosas a mi alrededor se convertían en ruinas; igual que esos personajes de película que cruzan por calles en que se desploman todas las parades y salen, no obstante, indemnes sacudiéndose el polvo de la ropa mientras, tras ellos, la ciudad entera no es ya sino un cúmulo de escombros” (pág.13)


“(…) Mis cuatro abuelos y todos sus antepasados, remontándonos a doce generaciones, nacieron bajo la misma dinastía otomana. ¿Cómo no iban a creer que era eterna? (pág.14). La idea de la aceleración en todos los órdenes de cosas, es propia desde mediados del siglo pasado. Desde ese momento, parece que todo, se ha desbocado, y no parece que en el horizonte haya un remanso de paz, al contrario. 


“Que pueden recordar las rosas, nunca se ha visto morir a un jardinero”, suspiraban los filósofos franceses del Siglo de las Luces pensando en el orden social y en la monarquía de su propio país. Hoy día estas rosas pensantes que somos nostros viven cada vez más tiempo, y los jardineros se mueren. En lo que dira una vida nos da tiempo a ver cómo desaparecen países, imperios, pueblos, lenguas, civilizaciones.” (pág.14)


"Tal como yo lo empleo –Levante-, este vocablo obsoleto designa el conjunto de los lugares donde las antiguas culturas del Oriente mediterráneo se codearon con las más jóvenes, de Occidente. De esa intimidad suya estuvo a punto de nacer, para todos los hombres, un porvenir diferente. (págs.14-15). Las luces de Levante se apagaron. Luego, las tinieblas se extendieron por el planeta. Y, desde mi punto de vista, no se trata de una simple coincidencia. (pág.15). (…) Como sucede con todos los ideales, aspiramos a ello sin conseguirlo nunca del todo,   pero la aspiración es en sí salutífera, indica el camino que hay que seguir, el camino de la razón, el camino del porvenir. Llegaré incluso a decir que es esa aspiración la que marca, en una sociedad humana, el paso de la barbarie a la civilización". (pág.15)


(…) "Hasta mucho más adelante no caí en la cuenta de hasta qué punto esa cercanía que imperaba entre las diversas comunidades en el universo de mi infancia era excepcional. Y cuán frágil era. Muy pronto en la vida vi cómo se empañaba, se degradaba y, luego, se desvanecía, no dejando tras de sí más que nostalgias y sombras". (pág.16)


(…)"Por primera vez en la historia contamos con los medios para librar a la especie humana de todas las catástrofes que la acosan y llevarlas serenamente hacia una hacia una era de libertad, de progreso sin tacha, de solidaridad planetaria y de opulencia compartida; y henos aquí, no obstante, corriendo a toda velocidad en dirección contraria. (págs.16-17). No soy de esos que creen que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. (…) Sin embargo, llevo observando desde hace unos años derivas cada vez más preocupantes que amenazan con destruir todo aquello que nuestra especie ha edificado hasta ahora, todo aquello de lo que nos sentimos legítimamente orgullosos, todo aquello que solemos llamar “civilización”. (pág.17)


"¿Cómo hemos llegado a esto? Tal es la pregunta que me hago cada vez que me veo enfrentado a las siniestras convulsiones de este siglo. ¿Qué es lo que ha ido mal? (pág.17). Si recurro al vocabulario de la mar es porque la imagen que me obsesiona desde hace unos años es la de un naufragio: un transatlántico moderno, reluciente, seguro de sí mismo y considerado insumergible como el Titanic, que lleva a bordo una muchedumbre de pasajeros de todos los países y de todas las clases y avanza con pompa hacia su pérdida hacia su pérdida. (pág.17)


"El naufragio no es, por descontado, sino una metáfora. Forzosamente subjetiva, forzosamente aproximativa. Podrían hallarse otras muchas imágenes capaces de describir los sobresaltos de este siglo. Pero ésta es la que me obsesiona". (pág.18)


(…)" Esa “desmonetización” de los ideales, que se sigue extendiendo sin pausa y afecta a todos los sistemas y a todas las doctrinas, no me parece abusivo asimilarla a un naufragio espiritual generalizado. Mientras la utopía comunista se hunde en el abismo, al triunfo del capitalismo lo acompaña una explosión obscena de las desigualdades. Hecho que quizás halla una razón de ser en la economía; pero en el ámbito humano, en el ámbito ético y desde luego también en el ámbito político, supone innegablemente un naufragio". (pág.19-20)


"¿Son expresivos estos pocos ejemplos? No suficientemente, en mi opinión. Explican,  sin duda, el titulo que he escogido, pero no me permiten aún captar lo esencial. A saber, que está en marcha un engranaje cuyo motor no ha puesto nadie voluntariamente en marcha, pero hacia el que nos estamos viendo todos arrastrados a la fuerza y amenaza con reduir a la nada nuestras civilizaciones." (pág.20)


(…) "Habría preferido no tener que hablar en primera persona, sobre todo en las páginas de un libro que se preocupa por la aventura humana. Pero ¿qué otra cosa podría haber hecho si he sido, desde que empezó mi vida, un testigo cercano de los trastornos de los qué me dispongo a hablar; si “mi” universo levantino fue el primero en naufragar; si “mi” nación árabe ha sido esa cuyo trágico quebranto ha arrastrado al planeta entero hacia el engranaje destructor?." (pág.20)


dilluns, 28 de novembre del 2022

Naufragio (I)

 


El libro* se inicia con una declaración de principios: “Nací muy sano en brazos de una civilización moribunda y durante toda mi existencia he tenido la sensación de estar sobreviviendo, sin mérito ni culpabilidad, siendo así que tantas cosas a mi alrededor se convertían en ruinas; igual que esos personajes de película que cruzan por calles en que se desploman todas las paredes y salen, no obstante, indemnes sacudiéndose el polvo de la ropa mientras, tras ellos, la ciudad entera no es ya sino un cúmulo de escombros” (pág.13)