dijous, 9 de maig del 2019

Joan Fuster: Nacionalism(e)o

Joan Fuster en su “Diccionari per ociosos”, nos explica en la letra N “nacionalisme. Término en la actualidad tan manido que ya no se sabe de qué hablamos, lo cual resulta muy extraño y perturbador.




Fuster empieza desempolvando el término “nacionista” que aparece en el Diccionario Aguiló [Marian Aguiló i Fuster (1825-1897] a propósito de un texto, el Lumen Domus. En el Diccionario aparece un pequeño fragmento del mencionado Lumen Domus que dice así: “Si los frares predicadors de Catalunya gozan quexarse y parlar ab lo degut zel de los de sa nació, al punt són tractats de nacionistas i bandolers” [“Si los frailes predicadores de Cataluña  tienen la osadía de quejarse y hablar con el debido celo de los de su nación, al punto son tratados de nacionistas y bandoleros”]. Fuster aclara: “Una prèvia: “bandolers”, ací, vol dir “parcials”; no hem d’exagerar les coses!” [Una previa: “bandoleros”, aquí, quiere decir “parciales”; no hemos de exagerar las cosas]. Fuster aventura que el texto Lumen Domus, y el término “nacionista” ha de ser de antes del siglo XIX. Porque nacionista es precursor de “nacionalista”. Fuster hace volar la imaginación y aventura una idea atrevida al decir que “ I heus ací que en llengua catalana aquest derivat de nació –el sufixista s’hi fa plenament significatiu- s’anticipa, n’estic segur,a totes les altres llengües europees”. [He aquí que en lengua catalana este derivado de nación -el sufijo se hace plenamente significativo- se anticipa, estoy seguro, a todas las otras lenguas europeas](…) 





Fuster sintetiza los dos rasgos que conlleva el nacionalismo: “lamentació i reivindicació”. La exaltación patriótica siempre supone al “otro”. Llegar afirmar que el “’nacionalisme’ ens permet de pensar que és una forma de ‘patriotisme’ una mica especial: un ‘patriotisme’ vexat i, per això mateix, més agressiu.” (pàg.101-102) ["nacionalismo nos permite pensar que es una forma de patriotismo un poco especial: un patriotismo humillado y, por eso mismo, más agresivo"]. 

Establece una tipología interesante entre pueblos plenos (excel•lit) y pueblos frustrados. Los primeros son aquellos que han acabado convertidos en estado-nación, mientras que los otros no han llegado a nada. Pone el ejemplo de Francia y de los Países Occitanos. A partir del siglo XIX, el “nacionalismo”, apunta Joan Fuster “entraren en una nova fase de consciencia política: nosaltres, també" ["entraremos en una nueva fase de consciencia política: nosotros también"]. Apunta la idea que Cataluña ni era un pueblo pleno ni frustrado. 

¿Qué era entonces? Dice Joan Fuster: “(…) Els catalans, a diferencia  dels uns i dels altres, estaven en condicions d’esdevenir nacionistes amb una facilitat què és quasi premonitòria”.["Los catalanes, a diferencia de los unos y de los otros, estaban e condiciones de convertirse en nacionistas con una facilidad que es casi premonitoria"](pàg.104). ¿Por qué nacionista y no nacionalista? La respuesta es que el nacionalismo catalán “mai no fou un nacionalisme virulent i resolut. La vocació nacionalista prou la tenim: l’adversitat ens hi ha empeny i obliga. Ara bé: és una vocació que no arribem a satisfer" [nunca fue un nacionalismo virulento y resoluto. La vocación nacionalista ya la tenemos: la adversidad nos empuja y obliga. Ahora bien, es una vocación que no llegamos a satisfacer]”. Acaba con una declaración escéptica: “Ser nacionista era una conducta explicable, lógica, en el XVII o el XVIII. No ho era gens, ja en el XIX. Ser nacionalista, avui, també es un anacronisme. Només que, en el fons, hi ha “pobles” que encara no poden ser res més que això. Es absurd. Tristament absurd.” (pàg.105) [ Ser nacionista era una conducta explicable, lógica, en el XVII o el XVIII. No lo era, ya en el XIX. Ser nacionalista, hoy, también es un anacronismo. Solamente que, en el fondo, hay "pueblos" que todavía no pueden ser nada más que esto. Es absurdo. Tristemente absurdo. ]

Esta declaración pesarosa, debería hacernos reflexionar en el momento actual, donde hay un juicio política y unos representantes de la ciudadanía que querían ir más allá de lo que podía imaginar Fuster.


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