Día 13
Singapur/ Barcelona
¡Esperamos contar con vosotros en vuestro próximo viaje!
Me he despertado sobre las 6.30h. Preparar las maletas para dejarlas en consigna –en el propio hotel-, y después cambiar ropa de verano por ropa de invierno. Ver la ropa en la cama para ordenarla, supone contemplar lo que podías haber dejado en casa. Ducha y desayuno.
Como no había guía, el primer problema del día, pues, nos recogen a las 20h para ir al aeropuerto, es ¿qué vamos hacer? Había varias opciones, moverse cerca del hotel, había multitud de centros comerciales, otra opción era el bus turístico –había cierto consenso que era una buena opción, sin embargo, se ha desvanecido al saber el precio de 47$ de Singapur y la duración de sólo una hora. Se ha improvisado, otra opción. Nosotros hemos optado por ir caminando hasta el barrio musulmán, al final nos han acompañado otros compañeros.
El trayecto desde la Avd. Orchard (huerto), nos ha permitido ir conociendo paso a paso –nunca mejor dicho- las calles y avenidas que hemos ido pasando, además de contemplar a la gente que pasaba a nuestro alrededor. El calor era bochornoso y se ha ido intensificando a medida que nos íbamos desplazando. Hemos tenido en el edificio colosal del Hospital Raffles nuestro faro de dirección. Hemos pasado al lado de la Galeria Nacional y nos hemos ido por Bencoolen St., y Waterloo St., donde había un mercadillo justo al lado de dos templos el primero hindú, el Sri Krishnan Temple y el segundo chino Kwan Im Thong Hood Cho Temple. Llama la atención el templo hindú, un conjunto de imágenes que parecen que luchan por ganarse el espacio donde están, los colores son estridentes y llamativos. Acostumbrados a las figuras del catolicismo, el contraste el enorme. No hemos entrado en ninguno de los dos templos. En el mercadillo se vendían productos para ofrecerlos a los templos, fuese incienso o flores. También había lectoras de manos. No hemos utilizado sus servicios. Como el calor seguía arreciando, hemos entrado en un “centro comercial”, muy discreto, donde había aire acondicionado que nos ha permitido recuperarnos de los sudores. Entre las galerías, todos de origen chino, uno de nuestros compañeros ha comprado una figura mineral, nosotros hemos comprado un par de baratijas.
Nos ha llamado la atención una tienda, llena de productos de toda clase, para la cocina, donde había pescado seco, pulpo y otros productos desconocidos para nosotros. Olía bien y todo estaba en su sitio. Hay imágenes del lugar, lleno de gente y comprando.
Hemos salido a la calle y el bochorno no había aflojado. Hemos ido por Rochor Rd., hemos cruzado por Queen St y Vctoria St., hasta el barrio musulmán. Los edificios coloristas están lleno de restaurantes y tiendas. Hemos entrado en un restaurante, no hemos pensado mucho donde entrabamos, hemos preguntado si servían bebidas alcohólicas, cerveza, no han dicho que no, pero finalmente, nos han dicho que no servían la cerveza dichosa. Nos hemos levantado dignamente del local y hemos salido a la calle. Otros comerciantes, han visto la oportunidad de hacer negocio. Hemos entrado en otro restaurante de “estilo turco”, había aire acondicionado, eso valía su peso en otro. Si había posibilidad de tomar cerveza fresca. Nos han traído la cerveza en lata, a saber de dónde. La comida era olvidable. Había más restaurantes, y seguramente, no hemos escogido bien. Después de salir del local, estrecho como una pecera grande, la calle desembocaba en una mezquita. No hemos entrado. Era hora de volver a desandar el camino. El objetivo era tomar café. Sin embargo, no hemos podido cumplir nuestro objetivo. Los locales estaban llenos y no había espacio para el grupo. Hemos entrado en una especie de burbuja del frío, donde hemos encontrado un local, dentro de unas galerías comerciales. Hemos tomados refrescos, porque café no había rastro ni posibilidad de ello.
Llamaba la atención, en medio de gente joven trabajando, a dos señoras muy mayores, trajinando carros y recogiendo platos y vasos. Era un espectáculo deprimente. Transcribo lo que ya dije sobre este asunto: “El sistema de prestaciones se basa en “el Fondo Central de Previsión de Singapur (CPF) entrega la posibilidad de que los ahorros logrados puedan dividirse en aportes para gastos médicos, de vivienda y bienestar. Pese a que la edad de jubilación en la ciudad Estado es a los 64 años, se permite que después de los 55 se pueda comenzar a hacer uso de los fondos habitacionales”. “Este modelo se basa en los principios de la libre prestación y autosuficiencia, es decir que la responsabilidad de tener una buena jubilación recae en el propio individuo a través de cuentas individualizadas y un plan de aporte claramente definido, tanto para los trabajadores como para sus empleadores.”. El Estado a través del trabajo subsidiadio WorkPro y Special Employment Credit, recoloca a estas personas de reempleo. No tienen opción de renunciar, si no quieren perder los subsidios.
Después, hemos salido otra vez al asfalto, el calor ha ido remitiendo y unas nubes empezaban aparecer amenazadoras en el horizonte, haciendo presagiar tormenta. Hemos hecho algunas fotos del grupo para inmortalizar el paseo por la ciudad. En la Avenida Orchard, hay centros comerciales enormes, que colman todas las expectativas de cualquier “consumidor solvente” (K.Marx). A la altura del centro comercial Orchard Shopping Centre, ha empezado a caer un diluvio que ha empapado rápidamente las calles. Nos hemos guarecido dentro del Shopping, para hacer tiempo, mientras amainaba la tormenta. Hemos paseado por las tiendas, todas con precios prohibitivos. El 13% de la población es millonaria, así que este grupo si puede permitirse comprar lo que le venga en gana. Para hacer tiempo, nos hemos parado a tomar un refresco. En el mismo centro comercial nos hemos ido encontrando con otros compañeros de viaje.
A la salida del centro y muy cerca de nuestro hotel, un griterío descomunal inundaba la Avenida llena de luces preparándose –prematuramente- para la navidad. Hemos alcanzado el hotel sobre las 19.15h Nos hemos cambiado la ropa veraniega por otra más acorde con lo que nos espera en Barcelona. Las maletas dormían en recepción (planta 1).
A la hora prevista nuestra guía hacía acto de aparición. Hemos subido al autocar hasta llegar al aeropuerto, terminal 2. Hacer cola, una cola que se ha ido haciendo caótica, y que ha dado lugar a escenas un poco surrealistas. El rifi-rafe era protagonizado entre dos grupos de turistas de la misma nacionalidad, española. Detrás de mí, un señor de aspecto japonés, que no entendía porque había el desorden en la cola. Dos grupos que quieren facturar las maletas en el mismo instante y en el mismo espacio, que en ese momento había pocos efectivos para esas tareas, posteriormente, se fue aumentando dichos efectivos. Después de 15 o 20’ hemos podido facturar las maletas.
Estamos en la puerta B9 a la espera del embarque. El viaje está a punto de iniciar la última etapa. Subir a bordo y acceder al iglú flotante. Hacía un frío siberiano que necesitaba el concurso de una manta urgentemente. Mucha gente tosiendo, y los microbios paseándose por toda la aeronave. He intentado dormir pero mucho éxito. Después de 13h hemos aterrizado en Milán. No se ha acabado de llenar el avión, y hemos podido salir más pronto hacia Barcelona. Después de 1h llegábamos al aeropuerto de Barcelona.
Esperar las maletas que ha tardado una eternidad. Los del grupo de antagonistas también esperaban las maletas. He podido contemplar como dos pilotos de Air Singapur han esperado pacientemente recoger sus maletas. No sé si es lo habitual.
Control de pasaportes, un policía joven ha dado el visto bueno para acceder a la salida. Hemos salido en busca del autocar que nos ha de llevar a casa. En la espera, hacía un frío intenso. Hacía aire y además no tocaba el sol. Nos hemos quedado casi congelados, el autocar se retrasaba.
Hemos subido al autocar, después de colocar las maletas por orden de salida. Abríamos la puerta de casa sobre las 12h. El viaje había finalizado.