dimarts, 31 de desembre del 2019

ERC gana tiempo

Parece que el acuerdo entre el PSOE y ERC es cuestión de horas. ¿Ha cambiado algo desde el inicio de las conversaciones? La respuesta es que no. Así, que la pregunta sigue en pie, ¿por qué ERC debe dar un cheque en blanco al PSOE? La respuesta es simple, porque no darlo supone la posibilidad –bien real- que las cosas puedan ir a peor. Unas nuevas elecciones, favorecía, en principio a la derecha. Aunque la aritmética no les es favorable. Se introduciría la necesidad de un pacto entre el PSOE y el PP que las élites –poderes económicos y fácticos- ansían con un creciente malestar ante la falta de entendimiento.


¿Qué obtiene ERC de esta abstención? Tiempo, puede parecer poca cosa, de hecho lo es, pero la necesidad de dialogar con un nuevo gobierno, PSOE-Podemos, es la única baza a largo plazo para desencallar las cosas. La desconfianza dentro ERC es grande. Las presiones al PSOE también. La Fiscalía sigue actuando como la del PP. ¡ Bonito regalo de reyes a Pedro Sánchez !


Birmania-Singapur: Epílogo

Epílogo

¡He viajado a Júpiter y no he encontrado a nadie!

He viajado y he visto, pero ¿el viaje ha cambiado mi vida? Sería presuntuoso afirmar que un viaje cambia mi vida. No dudo que los inmigrantes que huyen de la guerra, la miseria, su viaje en patera, pueda cambiarles la vida. Demasiados muertos guarda el Mediterráneo, pero los que son capaces de llegar y tienen la suerte de poder quedarse, a estos es posible que les cambie la vida.








¿En qué ayuda un viaje a configurar nuestra experiencia de lo que somos?  Cada uno debería responder a esta pregunta. Mirar a la gente de otro país, con una biografía distinta a la tuya, con una experiencia diferente a la tuya, con una historia diferente, cuando cruzas la mirada, lo que ves en general, es lo mismo que aspiramos todos, un anhelo de vivir con dignidad. En Birmania he visto esas miradas que aspiran a lo que todos aspiramos, una vida mejor. Sus caras expresivas, sus sonrisas, ante un extranjero que visita su país, hacen que se abran futuros. Una niña que es capaz de decir con naturalidad que “vende bueno, bonito y barato” en castellano, es muestra de una inteligencia emocional formidable.  No debería estar vendiendo baratijas, sino en la escuela. Diversidad de estilos de vida, campo y ciudad, y nosotros los turistas paseándonos por medio país en busca de experiencias, midiendo las distancias entre ellos y nosotros.





Viajar es agotador, en clave turista, no hay tiempo para haraganear. Demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. No hemos podido entrar en la cotidianidad de esas personas con la que nos hemos cruzado. El idioma es un obstáculo. Es evidente que hay diferencias abismales entre el campo y la ciudad. Diferencias que las podemos entender desde nuestra perspectiva occidental. Hemos entrado en pagodas y templos, hemos contemplado a cientos de Budas. Hemos visto la devoción de la gente ¡Claro que hace pensar!

Hemos visto “el progreso” pero también la tradición. Fascina esa tradición que en occidente estamos perdiendo a marchas forzadas. El progreso se nota en las ciudades, muy parecidas a las nuestras, tráfico intenso, aglomeraciones. Todas las ciudades se parecen. La globalización equipara Yangon (Rangún) o Singapur o Barcelona. Cada una tiene su propia personalidad, pero la lógica de la globalización es que desaparezcan estas diferencias. 



¿A qué se dedica esa persona que cruza la calle? No lo podemos saber, no le hemos preguntado. El turismo crea trabajo, pero no necesariamente riqueza. La riqueza del país, está siempre en la gente. Singapur es rica, mientras que Birmania es pobre. ¿A qué se debe semejante desajuste? Birmania posee materias primas de las que carece Singapur. Prosperidad no supone distribución de la riqueza. El abismo entre ambas sociedades no se debe a la religión, ni al clima, ni a las materias primeras. El abismo se halla en la cultura política y económica. Es cierto que Singapur es una ciudad-estado, su capital principal es la gente. El capital humano. Si Birmania quiere prosperar deberá invertir en educación, sanidad, infraestructuras. Al lado del capital social, se requiere de una economía capaz de redistribuir la riqueza, no a unas élites –el ejército-, sino a toda la población. Combinar intervencionismo y economía de mercado, siendo el objetivo, algo que parecen haber olvidado nuestro gobernantes, el bienestar de los ciudadanos.

dilluns, 30 de desembre del 2019

Birmania-Singapur: XI (y II)

Día 13 

Singapur/ Barcelona

¡Esperamos contar con vosotros en vuestro próximo viaje!

Me he despertado sobre las 6.30h. Preparar las maletas para dejarlas en consigna –en el propio hotel-, y después cambiar ropa de verano por ropa de invierno. Ver la ropa en la cama para ordenarla, supone contemplar lo que podías haber dejado en casa. Ducha y desayuno.









Como no había guía, el primer problema del día, pues, nos recogen a las 20h para ir al aeropuerto, es ¿qué vamos hacer? Había varias opciones, moverse cerca del hotel, había multitud de centros comerciales, otra opción era el bus turístico –había cierto consenso que era una buena opción, sin embargo, se ha desvanecido al saber el precio de 47$ de Singapur y la duración de sólo una hora. Se ha improvisado, otra opción. Nosotros hemos optado por ir  caminando hasta el barrio musulmán, al final nos han acompañado otros compañeros.




El trayecto desde la Avd. Orchard (huerto), nos ha permitido ir conociendo paso a paso –nunca mejor dicho- las calles y avenidas que hemos ido pasando, además de contemplar a la gente que pasaba  a nuestro alrededor. El calor era bochornoso y se ha ido intensificando a medida que nos íbamos desplazando. Hemos tenido en el edificio colosal del Hospital Raffles nuestro faro de dirección. Hemos pasado al lado de la Galeria Nacional y nos hemos ido por Bencoolen St., y Waterloo St., donde había un mercadillo justo al lado de dos templos el primero hindú, el   Sri Krishnan Temple  y el segundo chino Kwan Im Thong Hood Cho Temple. Llama la atención el templo hindú, un conjunto de imágenes que parecen que luchan por ganarse el espacio donde están, los colores son estridentes y llamativos. Acostumbrados a las figuras del catolicismo, el contraste el enorme. No hemos entrado en ninguno de los dos templos. En el mercadillo se vendían productos para ofrecerlos a los templos, fuese incienso o flores. También había lectoras de manos. No hemos utilizado sus servicios. Como el calor seguía arreciando, hemos entrado en un “centro comercial”, muy discreto, donde había aire acondicionado que nos ha permitido recuperarnos de los sudores. Entre las galerías, todos de origen chino, uno de nuestros compañeros ha comprado una figura mineral, nosotros hemos comprado un par de baratijas. 










Nos ha llamado la atención una tienda, llena  de productos de toda clase, para la cocina, donde había pescado seco, pulpo y otros productos  desconocidos para nosotros. Olía bien y todo estaba en su sitio. Hay imágenes del lugar, lleno de gente y comprando.








Hemos salido a la calle y el bochorno no había aflojado. Hemos ido por Rochor Rd., hemos cruzado por Queen St y Vctoria St., hasta el barrio musulmán. Los edificios coloristas están lleno de restaurantes y tiendas. Hemos entrado en un restaurante, no hemos pensado mucho donde entrabamos, hemos preguntado si servían bebidas alcohólicas, cerveza, no han dicho que no, pero finalmente, nos han dicho que no servían la cerveza dichosa. Nos hemos levantado dignamente del local y hemos salido a la calle. Otros comerciantes, han visto la oportunidad de hacer negocio. Hemos entrado en otro restaurante de “estilo turco”, había aire acondicionado, eso valía su peso en otro. Si había posibilidad de tomar cerveza fresca. Nos han traído la cerveza en lata, a saber de dónde. La comida era olvidable. Había más restaurantes, y seguramente, no hemos escogido bien. Después de salir del local, estrecho como una pecera grande, la calle desembocaba en una mezquita. No hemos entrado. Era hora de volver a desandar el camino. El objetivo era tomar café. Sin embargo, no hemos podido cumplir nuestro objetivo. Los locales estaban llenos y no había espacio para el grupo. Hemos entrado en una especie de burbuja del frío, donde hemos encontrado un local, dentro de unas galerías comerciales. Hemos tomados refrescos, porque café no había rastro ni posibilidad de ello. 







 






Llamaba la atención, en medio de gente joven trabajando, a dos señoras muy mayores, trajinando carros y recogiendo platos y vasos. Era un espectáculo deprimente. Transcribo lo que ya dije sobre este asunto: “El sistema de prestaciones se basa en “el Fondo Central de Previsión de Singapur (CPF) entrega la posibilidad de que los ahorros logrados puedan dividirse en aportes para gastos médicos, de vivienda y bienestar. Pese a que la edad de jubilación en la ciudad Estado es a los 64 años, se permite que después de los 55 se pueda comenzar a hacer uso de los fondos habitacionales”. “Este modelo se basa en los principios de la libre prestación y autosuficiencia, es decir que la responsabilidad de tener una buena jubilación recae en el propio individuo a través de cuentas individualizadas y un plan de aporte claramente definido, tanto para los trabajadores como para sus empleadores.”. El Estado a través del trabajo subsidiadio WorkPro y Special Employment Credit, recoloca a estas personas de reempleo. No tienen opción de renunciar, si no quieren perder los subsidios. 










Después, hemos salido otra vez al asfalto, el calor ha ido remitiendo y unas nubes empezaban aparecer amenazadoras en el horizonte, haciendo presagiar tormenta. Hemos hecho algunas fotos del grupo para inmortalizar el paseo por la ciudad. En la Avenida Orchard, hay centros comerciales enormes, que colman todas las expectativas de cualquier “consumidor solvente” (K.Marx). A la altura del centro comercial Orchard Shopping Centre, ha empezado a caer un diluvio que ha empapado rápidamente las calles. Nos hemos guarecido dentro del Shopping, para hacer tiempo, mientras amainaba la tormenta. Hemos paseado por las tiendas, todas con precios prohibitivos. El 13% de la población es millonaria, así que este grupo si puede permitirse comprar lo que le venga en gana. Para hacer tiempo, nos hemos parado a tomar un refresco. En el mismo centro comercial nos hemos ido encontrando con otros compañeros de viaje.








A la salida del centro y muy cerca de nuestro hotel, un griterío descomunal inundaba la Avenida llena de luces preparándose –prematuramente- para la navidad. Hemos alcanzado el hotel sobre las 19.15h Nos hemos cambiado la ropa veraniega por otra más acorde con lo que nos espera en Barcelona. Las maletas dormían en recepción (planta 1). 






A la hora prevista nuestra guía hacía acto de aparición. Hemos subido al autocar hasta llegar al aeropuerto, terminal 2. Hacer cola, una cola que se ha ido haciendo caótica, y que ha dado lugar a escenas un poco surrealistas. El rifi-rafe era protagonizado entre dos grupos de turistas de la misma nacionalidad, española.  Detrás de mí, un señor de aspecto japonés, que no entendía porque había el desorden en la cola. Dos grupos que quieren facturar las maletas en el mismo instante y en el mismo espacio, que en ese momento había pocos efectivos para esas tareas, posteriormente, se fue aumentando dichos efectivos. Después de 15 o 20’ hemos podido facturar las maletas.





Estamos en la puerta B9 a la espera del embarque. El viaje está a punto de iniciar la última etapa. Subir a bordo y acceder al iglú flotante. Hacía un frío siberiano que necesitaba el concurso de una manta urgentemente. Mucha gente tosiendo, y los microbios paseándose por toda la aeronave. He intentado dormir pero mucho éxito. Después de 13h hemos aterrizado en Milán. No se ha acabado de llenar el avión, y hemos podido salir más pronto hacia Barcelona. Después de 1h llegábamos al aeropuerto de Barcelona.

Esperar las maletas que ha tardado una eternidad. Los del grupo de antagonistas también esperaban las maletas. He podido contemplar como dos pilotos de Air Singapur han esperado pacientemente recoger sus maletas. No sé si es lo habitual.

Control de pasaportes, un policía joven ha dado el visto bueno para acceder a la salida. Hemos salido en busca del autocar que nos ha de llevar a  casa. En la espera, hacía un frío intenso. Hacía aire y además no tocaba el sol. Nos hemos quedado casi congelados, el autocar se retrasaba.

Hemos subido al autocar, después de colocar las maletas por orden de salida. Abríamos la puerta de casa sobre las 12h. El viaje había finalizado.

divendres, 27 de desembre del 2019

Birmania-Singapur (XI)_(I)

Día 12 

 Singapur

¡La ciudad del siglo XXI no es París, ni NY, es Singapur!

Me he despertado a las 6.30h. Ducharse y bajar a desayunar. El bufet del hotel es muy correcto. Dulce y salado  para todos los gustos. Hemos salido del hotel a las 9h. 

La primera actividad programada ha sido visitar los jardines de orquídeas. Realmente espectacular, toda clase de orquídeas y plantas, asaltan al pobre fotógrafo que no puede hacer más que disparar el botón correspondiente de su máquina. La guía iba demasiado de prisa en su recorrido, e inevitablemente, quienes hacíamos fotografías nos quedábamos rezagados. Casi al final de trayecto he podido fotografiar un colibrí. 




 


  

  
  
   


  


Después nos hemos trasladado al barrio hindú para cambiar $ de Singapur. Empezaba a hacer calor. En el recorrido, los edificios parecían aún más enormes y majestuosos de lo que parecen. Un delirio arquitectónico que quiere domesticar el espacio y el vacío. Se nota que fluye el dinero, no en vano estamos en la plaza que acoge a la tercera bolsa del mundo. Hemos bajado del autocar y cambiado. Nos hemos paseado por una de las manzanas del barrio hindú.






El autocar ha pasado por diferentes puntos de la ciudad, hemos paseado por el club de criquet, justo al lado del Parlamento. Y nos hemos encaminado hacia una zona que puede contemplarse los imponentes edificios de Marina Bay. Contemplar la cantidad de edificios gigantescos, sedes de bancos y empresas corporativas, comprendes que Barcelona, por poner un ejemplo cercano, resulta provinciana y poco cosmopolita. 


  

  







La siguiente parada ha sido, el barrio chino y su pagoda, un templo bello y lleno de Budas y una estética barroca en la decoración. Hemos paseado al lado de una calle llena de tiendas para turistas. Un chaparrón nos ha sorprendido en el momento que esperábamos el autocar. 


  
 
  




  


Desde donde el autocar ha aparcado, al lado de campo de criquet, el  autobús nos ha llevado hacia el hotel Oasia donde en la planta 27, se encuentra el restaurante Oso Ristorante. El local es atractivo, de estilo europeo, italiano, una fotografía de Sofia Loren preside la mesa donde nos ubicaron. Todo muy correcto y minimalista, un eufemismo para indicar unos platos con poco contenido. El agua en jarras era del grifo con hielo, al estilo norteamericano. Todo muy correcto y fashion. Para variar la guía nos ha metido prisa. La guía – mi subconsciente ha olvidado el nombre-, se ha permitido opinar sobre lo que no conoce. Nos ha dicho que en Cataluña muchos niños en las escuelas no pueden hablar castellano. La señora daba por bueno lo que otros le han dicho y  ella obedientemente, ha repetido lo que ha oído. No descarto que los mismos que pusieron el comentario desabrido en el taller de tejidos en el Lago Inle (ver foto), sean los que propagan las fake news. Me ha hecho saltar. 





Después nos hemos trasladado a Marina Bay donde nuestra guía nos ha dejado hasta la tarde del siguiente día para llevarnos al aeropuerto que nos conducirá a Barcelona. ¿Qué sentido ha tenido una guía que parecía más preocupada por su horario que el nuestro? La guía nos ha explicado algunas cosas sobre Singapur, la vivienda, la educación, el trabajo, Hong Kong.





  


 
  

Hemos visitado dos grandiosos edificios, tienen el aspecto de la “Ciutat de les Arts” de Valencia. Dentro un mundo de plantas nos ha dado la bienvenida. Nos recuerda lo desincronizados que estamos. Estamos destruyendo nuestro ecosistema debido al progreso insostenible que parece pedir el capitalismo financiero, y a la vez, creamos museos de vida como si en un futuro cercano, esa biodiversidad, sea cosa del pasado. La imagen es inquietante. 




  

   
 







El parque temático Gardens by the Bay consta de dos cúpulas gigantescas, el Flower Dome y el Cloud Forrest. El primero pasa por ser el invernadero más grande del mundo. El segundo, el bosque nuboso, nos ofrece un espectáculo de agua y plantas descomunal. Hay plantas carnívoras, y un parque temático el “Crystal Mountain Cave, y descubre las muchas formas interesantes de estalactitas y estalagmitas reales. Descubra más sobre geología, cómo se formaron los continentes, la edad de la tierra y la importancia de los fósiles para comprender el pasado de nuestro planeta.”.

En el exterior, se ha creado un bosque artificial, con pasarelas, que no pudimos visitar debido a que cerraron el acceso, debido a la tormenta que auguraban los que custodiaban el acceso, al final no hubo tormenta, y nosotros no pudimos subir a las pasarelas. En los accesos a los Jardines (Gardens) hay una exposición de árboles petrificados, como si nos avisaran de lo que la naturaleza está expuesta. El paso del tiempo lo cambia todo, incluso lo hecho por la mano del hombre. No puedo dejar pasar la ocasión para citar un texto celebre de Nietzsche sobre la ilusión del porvenir: “En algún apartado rincón del universo, desperdigado de innumerables y centelleantes sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales astutos inventaron el conocer. Fue el minuto más soberbio y más falaz de la Historia Universal, pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras un par de respiraciones de la naturaleza, el astro se entumeció y los animales astutos tuvieron que perecer.” (F.Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, y otros fragmentos de filosofía del conocimiento, ed.Tecnos, 2º ed.Madrid, 2012)


  
 


¿Es posible que todo lo que estamos destruyendo pueda revertirse? La respuesta es que no lo sé. Viendo lo que el hombre es capaz de crear, deberíamos ser moderadamente optimistas, aunque desde luego, deberíamos ponernos ahora mismo manos a la obra, aunque visto la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2019 (…) sobre el Cambio Climático (COP25), en Madrid, las esperanzas se dejan para el futuro y nuevas Conferencias. 

Después de fotografiar árboles de todas partes del mundo y plantas exóticas, y tomar conciencia ecológica, hemos subido la plataforma del edifico emblemático de Marina Bay Sands. “El conjunto cuenta con tres torres hoteleras con 2.560 habitaciones, un centro de convenciones y exposiciones de 120.000 m², un centro comercial, un museo de Arte y Ciencia, dos teatros Arenas, seis restaurantes de cocineros de prestigio (celebrity chef), dos pabellones flotantes y un casino con 500 mesas y 1.600 máquinas tragamonedas. Las 20 hectáreas del complejo fueron diseñadas por Moshe Safdie Arquitectos y la ingeniería corrió a cargo de Arup y Parsons Brinkerhoff (MEP). Safdie también diseñó una ruta artística dentro del complejo, incorporando siete instalaciones de cinco artistas como Sol Lewitt, Antony Gormley y Zheng Chongbin, cuyas piezas incluyen efectos ambientales de luz, agua y viento, integrando el arte con la arquitectura.”.

Las vistas son espectaculares. Los edificios son colosales, hay que recordar que el núcleo de los hoteles se asienta en el casino. Desde esas alturas se puede contemplar la ciudad-estado de Singapur. La combinación de dinero y creatividad humana es capaz de cualquier cosa. 




  




 Había dos espectáculos para contemplar, el primero de luz y sonido junto a los árboles artificiales. Nos hemos posicionado delante del parque donde están los árboles. El conjunto ha sido más bien discreto. Se debía estar junto a los árboles y nosotros estamos más alejados, junto a un pequeño lago artificial, sentados cómodamente.







Después nos hemos trasladado al siguiente espectáculo, junto al skyline de Singapur, en Marina Reservoir. Había mucha gente, la temperatura era muy agradable, las luces de los rascacielos nos decían que estábamos en el centro del mundo. Luz y sonido jugaban con los reflejos del agua al compás, entre otras de la  música de Ryuichi Sakamoto.  











Después de las sensaciones que hemos vivido, tocaba volver al hotel. Hemos cogido el autobús número 6 hasta Orchard Avd., al lado de McDonald. Hemos ido al hotel y hemos pedido algo de comer. Ahora son la 23h cuando acabo de escribir la crónica del día. Mañana será el último día de nuestra estancia en Singapur y por extensión en el sudoeste asiático. Será un día larguísimo que nos conducirá a casa.