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dilluns, 3 de maig del 2021

El miedo global

 El miedo global*




"Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.

Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen  miedo de ser atropellados.

La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.

Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas.

Las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.

Miedo a los ladrones, miedo a la policía, miedo a las puertas sin cerraduras, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.

Miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.

Miedo a la multitud, miedo a la soledad.

Miedo a lo que fue y a lo que puede ser. Miedo a morir, miedo a vivir..." (p.107)


*Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés,  Grabados de José Guadalupe Posada, Galeano bolsillo, siglo XXI, 2005


dimarts, 31 de desembre del 2019

Birmania-Singapur: Epílogo

Epílogo

¡He viajado a Júpiter y no he encontrado a nadie!

He viajado y he visto, pero ¿el viaje ha cambiado mi vida? Sería presuntuoso afirmar que un viaje cambia mi vida. No dudo que los inmigrantes que huyen de la guerra, la miseria, su viaje en patera, pueda cambiarles la vida. Demasiados muertos guarda el Mediterráneo, pero los que son capaces de llegar y tienen la suerte de poder quedarse, a estos es posible que les cambie la vida.








¿En qué ayuda un viaje a configurar nuestra experiencia de lo que somos?  Cada uno debería responder a esta pregunta. Mirar a la gente de otro país, con una biografía distinta a la tuya, con una experiencia diferente a la tuya, con una historia diferente, cuando cruzas la mirada, lo que ves en general, es lo mismo que aspiramos todos, un anhelo de vivir con dignidad. En Birmania he visto esas miradas que aspiran a lo que todos aspiramos, una vida mejor. Sus caras expresivas, sus sonrisas, ante un extranjero que visita su país, hacen que se abran futuros. Una niña que es capaz de decir con naturalidad que “vende bueno, bonito y barato” en castellano, es muestra de una inteligencia emocional formidable.  No debería estar vendiendo baratijas, sino en la escuela. Diversidad de estilos de vida, campo y ciudad, y nosotros los turistas paseándonos por medio país en busca de experiencias, midiendo las distancias entre ellos y nosotros.





Viajar es agotador, en clave turista, no hay tiempo para haraganear. Demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. No hemos podido entrar en la cotidianidad de esas personas con la que nos hemos cruzado. El idioma es un obstáculo. Es evidente que hay diferencias abismales entre el campo y la ciudad. Diferencias que las podemos entender desde nuestra perspectiva occidental. Hemos entrado en pagodas y templos, hemos contemplado a cientos de Budas. Hemos visto la devoción de la gente ¡Claro que hace pensar!

Hemos visto “el progreso” pero también la tradición. Fascina esa tradición que en occidente estamos perdiendo a marchas forzadas. El progreso se nota en las ciudades, muy parecidas a las nuestras, tráfico intenso, aglomeraciones. Todas las ciudades se parecen. La globalización equipara Yangon (Rangún) o Singapur o Barcelona. Cada una tiene su propia personalidad, pero la lógica de la globalización es que desaparezcan estas diferencias. 



¿A qué se dedica esa persona que cruza la calle? No lo podemos saber, no le hemos preguntado. El turismo crea trabajo, pero no necesariamente riqueza. La riqueza del país, está siempre en la gente. Singapur es rica, mientras que Birmania es pobre. ¿A qué se debe semejante desajuste? Birmania posee materias primas de las que carece Singapur. Prosperidad no supone distribución de la riqueza. El abismo entre ambas sociedades no se debe a la religión, ni al clima, ni a las materias primeras. El abismo se halla en la cultura política y económica. Es cierto que Singapur es una ciudad-estado, su capital principal es la gente. El capital humano. Si Birmania quiere prosperar deberá invertir en educación, sanidad, infraestructuras. Al lado del capital social, se requiere de una economía capaz de redistribuir la riqueza, no a unas élites –el ejército-, sino a toda la población. Combinar intervencionismo y economía de mercado, siendo el objetivo, algo que parecen haber olvidado nuestro gobernantes, el bienestar de los ciudadanos.

dissabte, 2 de setembre del 2017

S.Pellegrino el agua de los depredadores


(El problema es que toda esta gente es tan rica que aunque la sociedad se colapse a su alrededor, ellos seguirán allí)


Carles Capdevila.- Entendre el món amb onze pensadors contemporanis. R.Sennett (pàg.134). ed.Arcadia.

divendres, 13 de gener del 2017

Zygmunt Bauman: Alternativas (III)

¿Qué hacer? La salida de la crisis

Carles Capdevila pregunta: “Estem a prop d’una revolució? [¡Estamos cerca de una revolución?]. La respuesta es una síntesis del pensamiento de Bauman. “No ho crec. La societat d’avui dia està més avesada a la divisió, a la individualització i a la privatització. El més característic de l’era de les revolucions és que funcionava com una gran fàbrica de solidaritat (…). Era l’època d’aixacar-se junts, de l’interès comú i de la idea d’una bona societat, d’un model de bona societat. Era l’hora de fàbricaques de solidaritat i també d’utopies (…). La nostre  societat no és una fàbrica de solidaritat, és una fàbrica de desconfiança i competencia. A més, no tenim cap model de bona societat. (…) Ens cal trovar noves maneres de gestionar aquesta situación caótica” [No lo creo. La sociedad de hoy está más acostumbrada a la división, a la individualización y a  la privatización. Lo más característico de la era de las revoluciones es que funcionaban como una gran fábrica de solidaridad (...). Era la época de levantarse juntos, del interés común y de la idea de una buena sociedad, de un modelo de buena sociedad.  Era a la vez fábricas de solidaridad y también de utopías (...). Nuestra sociedad no es una fábrica de solidaridad, es una fábrica de desconfianza y competencia. Además, no tenemos ningún modelo de buena sociedad (...) Es necesario encontrar nueva maneras de gestionar esta situación caótica].



Si en la etapa sólida –Bauman-, había un responsable, el estado-nación y sus gobernantes, en el actual mundo en el que nos movemos –sociedad líquida-, la pregunta pertinente es “Qui controla el món? [¿Quién controla el mundo?]”.

La respuesta de Bauman es contundente: “Ningú, ningú. Hi ha un divorci entre poder i política. El poder és la capacitat de fer coses, es limita al que un pot fer i un altre no. La política és la capacitat de decidir quines coses s’haurien de fer i quines s’haurien d’evitar. (…). No hem desenvolupat institucions polítiques de manera global, les que hi ha són a nivel d’estat nació. El poder es mou lliurament a través de totes les fronteres, però les polítiques no. I és hora de canviar això. Ningú sap on anem, estem simplement vagant de manera cega. No confiem en els polítics perquè ells no tenen cap pla, només reaccionen a la crisi” [Ninguno, ninguno. Hay un divorcio entre poder y política. El poder es la capacidad de hacer cosas, se limita al que uno puede hacer y otro no. La política es la capacidad de decidir qué cosas se habrían que hacer y cuáles se habrían de evitar. (...). No hemos desarrollado instituciones políticas de manera global, las que hay son a nivel de estado nación. El poder se mueve libremente a través de todas las fronteras, pero las políticas no. Es hora de cambiar esto. Ninguno sabe a dónde vamos, estamos simplemente vagando de manera ciega. No confiamos en los políticos porque ellos no tienen ningún plan, solamente reaccionan a la crisis"].

Como se dice actualmente, falta liderazgo, falta un plan, y en su sustitución asistimos al espectáculo lamentable de ver cómo nuestros gobiernos en nombre de no sé sabe qué, sacrifican el bienestar de sus ciudadanos en aras del mercado, el nuevo sujeto político del mundo líquido, del que nos habla Bauman.


Sin embargo, a diferencia de otros intelectuales, Bauman, no pierde la esperanza. “Però no he perdut l’esperança. (…). És el nostre element definitori. (…) Així que jo encara espero que la gent entre en raó. (…) La societat occidental sap que la nostre manera de viure no és sostenible. És simplement impossible de gestionar: el planeta no ho pot suportar (…)[Pero no he perdido la esperanza. (...).Es nuestro elemento definitorio. (...) Así que yo todavía espero que la gente entre en razón. La sociedad occidental sabe que nuestra manera de vivir no es sostenible. Es simplemente imposible de gestionar: el planeta no lo puede soportar (...) ].

diumenge, 26 de juny del 2011

Globalización terminal para los ciudadanos

Las sociedades siguen su tránsito a ninguna parte. La globalización se disliza hacia intereses cada vez más opacos e inconfesables. Los mercados están imponiendo su ley, frente a unos estados-nación incapaces de estructurar una respuesta que permita defender a la ciudadanía de sus efectos catastróficos.

En ese proceso de desestructuración generalizada por falta de un mecanismo político democrático que contrapese la dinámica depredatoria del capital financiero, el resultado están siendo un desmantelamiento a gran escala del estado del bienestar, al menos en los paises europeos. Ahora mismo, nuestro peor enemigo es el tiempo. Vamos contrarreloj para el desmantelamiento de mecanismos sociales que compensaban -mal que bien- la distribución de riqueza. En el presente hay una consigna básica, adiós a la solidaridad, adiós a la redistribución de la riqueza, adiós a la justicia.


El punto rojo indica cuál es la renta media del país, y la barra verde, la distribución de renta para los 10 déciles. De este modo, cuanto más larga sea la barra verde, más diferencia hay entre ricos y pobres. Y cuanto mayor sea la sección verde a la derecha de la barra, más acumulación de riqueza tendrá el 10% más rico.(\La Moqueta Verde Distribución de la riqueza en la OCDE.mht)

Nos dicen que los "países emergentes" no tienen crisis. China no tiene crisis, India no tiene crisis. Los únicos que la tenemos somos la vieja europa, debido precisamente al estado del bienestar. Por supuesto, quien lo dicen, son entidades financieras y sus redes globales. Ésta última crisis, ha demostrado la realidad de la globalización. Mientras que los mecanismos de toma de decisión política requieren de un largo proceso de deliberación, de negociación, de equilibrio de fuerzas, las decisiones de los mercados se toman instantáneamente en "tiempo real". Desde esta perspectiva, la política siempre va a remolque de las decisiones "a corto plazo" de la economía.

El escenario que nos preparan "nuestros" políticos es simplemente la aceptación acrítica de las imposiciones del mercado. Los efectos económicos tienen derivas insospechadas en la medida que las tomas de decisión se alejan de lo local a lo global para aterrizar posteriormente en lo local, como recortes en las prestaciones sociales, o la necesidad de cotización de las pensiones, o recortes en las prestaciones de subsidios.



Nuestra sociedad si no quiere padecer un proceso que nos conduzca a una parte importante de la población a la órbita del Cuarto Mundo, haría bien en organizarse desde lo local a lo global y vicerversa, para exigir a nuestros representantes, que en vez de aceptar las imposiciones de los mercados que nadie ha escogido, obliguen a respetar las reglas de juego que nos hemos impuesto, mediante una redistribución de la riqueza más equitativo y justo, todo lo demás no será más que fraude.