“Torra proposava “escoltar atentament” les reflexions de l’autor de Manual de desobediència civil, Paul Engler, quan deia a Vicent Partal: “Si els catalans voleu guanyar heu de polaritzar molt més, escalar molt més i acceptar alts nivells de sacrifici” [Si los catalanes queréis ganar habéis de polarizar mucho más, escalar mucho más y aceptar altos niveles de sacrificio]” (Ara.cat, Esther Vera, Entre el diàleg i el martirologi, 31/11/2019)
En los prolegómenos de un posible diálogo entre ERC y el PSOE para obtener del partido republicano la abstención, llama la atención que Quim Torra –President de la Generalitat-, haya tuiteado a las palabras de Paul Engler, “Unes reflexions que tot l’independentisme hauria d’escoltar atentament”.
Una de las decepciones, una más, es el papel vicario de Torra en la Generalitat. No puede ser el portavoz de Puigdemont de Bruselas. Los gobernantes deben asumir, si así lo estiman conveniente, aceptar lo que significa ejercer el cargo. El President de la Generalitat, Quim Torra, debería saber que cualquier afirmación, la que sea, tendrá una amplificación y una interpretación interesada. ¿Hemos de dar por buenas las palabras de Paul Engler? ¿No hay suficientes niveles de sacrificio con los presos políticos catalanes? Dice Torra que hay que reflexionar, es decir, está haciendo una metanarración. El problema es que con metanarraciones de sacrificio, después de la STS, parecen una prueba más de que no se entienden las cosas, que no se ha aprendido nada de todo lo sucedido. A los políticos se les debe exigir realismo, saber que terreno pisamos, distanciarse del ahora mismo, para tomar aliento, y aceptar que los objetivos finales, no pueden realizarse por el mero hecho de que los quiera, se requiere mucho más. Se requiere sumar y no restar. Buscar alianzas, buscar un camino más sosegado que pueda llegar a ser más eficaz que la actual parálisis en la que estamos inmersos.
¿Qué los interlocutores no son muy fiables? La experiencia histórica nos ayuda a no hacerse demasiadas ilusiones. La política no es una varita mágica. No hace milagros. Sin embargo, es capaz de hacer y cambiar las cosas. Faltan actores que la lleven a cabo, convicciones, pero también es necesario tener en cuenta las coyunturas. No somos Robinson Crusoe, en nuestra isla desierta. Tenemos que trabajar con otros, no es obligado aceptar acríticamente lo que nos demanden. Pero debemos saber que podemos hacer y lo que no. El problema es que nuestras motivaciones, como decía Nietzsche, es que siempre son demasiado humanas.
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