dissabte, 14 d’agost del 2010

La eterna vejez

Fidel Castro cumple 84 años. Que las personas cumplan años es un buen síntoma. Lo malo es cuando quien cumple años es el dictador perpetuo de Cuba. De la Revolución a la Eternidad eso es lo que lo debe pensar Fidel Castro  y los suyos. Una dictadura totalitaria que muere lentamente por el peso de los esloganes y las mentiras. La falta de libertad hace que la autoridad moral se encarne en la disidencia. Las transformaciones vendrán, no desde el exterior, sino desde dentro. La única condición que hará posible el cambio es la muerte del dictador.

España le paso exactamente eso, hasta que Franco no murió no pudo iniciarse unos cambios que estaban potencialmente allí, pero que el régimen no quería ver. La sociedad había creado las condiciones para esa transformación, pero ésta no fue posible sino hasta la muerte y agonía del dictador. No dice mucho de nuestra sociedad. La guerra civil creó una grieta en la sociedad española de tal envergadura que Franco pudo instalarse tranquilamente en el poder con la aquiescencia de las democracias occidentales.




Lo que sucedió en España, muerte del dictador y transición española es más que probable que se pueda recrear en Cuba. El problema es que cuanto más tiempo dure la dictadura más dificultades en el proceso de transición. El modelo cubano no existe, fue un espejismo, debido a la confluencia de factores externos a Cuba. Cuba vivió de la subvención soviética. La aventura de los misiles rusos en Cuba (1962) fue una aventura que al decir de algunos, fue especialmente alentada por Castro, las contrapartidas fueron muy importantes, pero las sanciones estadounidenses -que aún se mantienen- fueron de muy largo alcance. Un régimen incapaz de entender nada utiliza la misma lógica que en 1962. De ahí lo anacrónico de su proceder. Un Fidel Castro enfermo, que vuelve aparecer como si nada hubiese pasado. La ola represiva de este último año deja la sensación de un régimen en descomposición, de una sociedad que ha visto desplomarse sus niveles de vida, una oligarquía burocrática que sigue su propio ritmo de vida, mediante el eslogán y la mentira para intentar ocultar lo que está a ojos vista.

Una sociedad civil amordazada que ve con resignación como el Viejo acumula años y ellos opresión. Un día morirá, la persona y el símbolo desaparecerán, seguramente él no lo crea, y después será el momento de la política. No será fácil, pero la sociedad cubana necesita despertar de este eterno letargo que es la dictadura castrista. El desmantelamiento del bloque soviético no se produjo desde fuera, sino desde dentro, la propia sociedad fue el primero en dejar caer una mentira que había sojuzgado a esas sociedades. La sociedad cubana hará lo mismo, porque necesita respirar en libertad y recobrar su propia dirección que inevitablemente lleva a la democracia.

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